Mientras el Pentágono consideró que la filtración de documentos clasificados, relacionados en particular con la guerra en Ucrania, supone «un grave riesgo para la seguridad nacional de EEUU», Kiev ha tenido que modificar parte de los planes de la contraofensiva que está planificando, según admitió la Presidencia ucraniana.
La filtración, revelada por el “New York Times”, concierne a valoraciones de la Inteligencia estadounidense que exponen debilidades en el armamento, la defensa aérea y el tamaño y la preparación de las tropas ucranianas justo cuando Kiev prepara su contraofensiva. Entre ellos, un documento apunta que «la batalla por la región de Donbass probablemente se dirija hacia un punto muerto a lo largo de 2023». Según el diario, podrían resultar muy útiles para Moscú al ofrecer pistas de hasta qué punto la Inteligencia estadounidense ha penetrado en partes del aparato militar ruso.
Aliados de EEUU han pedido a Washington que comparta su «evaluación de daños» mientras el Departamento de Justicia intenta identificar el origen de las filtraciones y la validez de los documentos. La Presidencia ucraniana afirmó en un principio que «no son auténticos», «no tienen nada que ver con los planes reales de Ucrania» y se basan en «una gran cantidad de información ficticia» difundida por Rusia, pero el “Washington Post” indicó que si bien algunos parecen haber sido manipulados, la mayoría corresponden a informes reales de la CIA que circulan en la Casa Blanca, el Pentágono o el Departamento de Estado.
Además, algunos contienen información relativa a aliados a los que Washington habría espiado. Uno de ellos, por ejemplo, destaca las discusiones gubernamentales en Corea del Sur sobre la posibilidad de suministrar proyectiles de artillería estadounidense a Ucrania y las presiones de EEUU al respecto. También se recoge información sobre el grupo de mercenarios Wagner o la posibilidad de apoyarse en Israel para proporcionar ayuda letal a Ucrania.
El Kremlin consideró que los documentos son «bastante interesantes» y destacó que no puede descartarse que EEUU haya estado espiando al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, como ya hizo con otros líderes europeos.
Kiev necesita la llegada de grandes cantidades de munición de sus aliados occidentales para iniciar la contraofensiva. El jefe del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, aseguró que Ucrania ha reunido a «más de 200.000 efectivos» y el portavoz militar ucraniano Oleksiy Dmytrashkivskyi aseguró a su vez que Rusia ha concentrado 113 grupos tácticos de batallones en dirección a Zaporiyia, en el sureste, y 206 en la de Donetsk. Mientras, los combates siguen en el centro de Bajmut, convertido en una «picadora de carne», en palabras del gobernador de la República Popular de Donetsk, Denis Pushilin.
Ejercicio de «disuasión nuclear»
El Mando Estratégico de EEUU inicia hoy el 23º ejercicio de disuasión nuclear Global Thunder, que incluye una selección de objetivos y un aumento de vuelos de bombarderos e involucra a aliados como Gran Bretaña. «El propósito del GT23 es mejorar la preparación nuclear y garantizar una fuerza de disuasión estratégica segura y confiable. Este es un ejercicio anual y no responde a acciones de ninguna nación u otros actores», indicó el Mando Estratégico de EEUU.
El ejercicio coincide con la escalada de tensiones con China en la región del Pacífico. De hecho, el Ejército de China finalizó ayer «con éxito» sus ejercicios en torno a Taiwán con los que respondió a la visita de la presidenta taiwanesa a EEUU. A la vez, el secretario de Estado, Antony Blinken, visitará el fin de semana Vietnam y Japón tras entrevistarse hoy en Washington con su homólogo filipino.