La cineasta Estibaliz Urresola espera que su película ‘20.000 especies de abejas’, que se estrena este viernes en cines y abre la XX edición del Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia con entradas para la sesión agotadas, aporte en el camino de «aceptar que la diversidad es un valor enriquecedor» que «solo suma» y seguir así «caminando juntas».
Urresola ha presentado su película este jueves en rueda de prensa y en el marco del certamen donostiarra, junto a la productora de la misma, Lara Izagirre, y el director del Festival de Cine y Derechos Humanos donostiarra, Josemi Beltrán, que ha recordado que durante la gala inaugural de esta XX edición, que se desarrollará hasta el día 28 y en la que se proyectará ‘20.000 especies de abejas’, se entregará el premio especial de este año a la cineasta y escritora chilena Carmen Castillo.
Según ha explicado Urresola, el germen de este filme está en el suicidio en 2018 del joven de 16 años transexual en espera de tratamiento hormonal Ekai Lersundi en Ondarroa, que «nos conmocionó a todos» y en la «súper conmovedora» carta que dejó y en la que posteriormente escribió su padre, Elaxar Lersundi.
La directora ha destacado las «muchas dificultades» que encontró en su camino Ekai, pese a que contaba con el apoyo de su familia y su entorno, y quiso «visibilizar» esa realidad de los niños trans que ha destacado «no tiene nada que ver hoy con la de 2018». «Ni en mis mejores pronósticos creería que el estreno de la película iba a coincidir con la aprobación de una Ley Trans», ha confesado.
Urresola ha destacado que sintió la «necesidad» de acercarse a la asociación de ayuda, formación y asesoramiento a las familias de menores transexuales Naizen y «su proceso de acompañamiento a estas familias». Además, ha asegurado que esas mismas familias tuvieron «la generosidad» de hacerle «partícipe de las transformaciones que habían vivido en sus relaciones» y sus relatos «fueron dando lugar a los borradores de guion».
Además, ha señalado que «las familias están muy agradecidas porque este material les va a permitir ir más lejos de lo que ya han llegado gracias a su esfuerzo inconmensurable» y ha esperado que ‘20.000 especies de abejas’ pueda ser «un elemento más en el camino de aceptar que la diversidad es un valor enriquecedor» y que «solo suma».
Preguntada por las dificultades que pudo encontrar a la hora de materializar este proyecto, la cineasta ha reconocido que ha sido «un reto muy fuerte», ya que «entrañaba muchos desafíos».
De este modo, por un lado ha subrayado que a la hora de enfocar el guion tuvo en cuenta que las familias le habían explicado que «el tránsito lo habían hecho, no sus hijos, sino los demás», y, por tanto, no quiso centrarse en un único personaje, el de Aitor-Cocó-Lucía interpretado por Sofía Otero, sino en la relación entre este y el de su madre, interpretada por Patricia López Arnaiz, la transformación de su relación y el viaje de «deconstrucción y autodescubrimiento» de estos dos personajes.
Película «muy coral»
En este sentido, ha subrayado la dificultad técnica que conllevó «mostrar esas dos caras de un único personaje que es en sí esa relación». También ha señalado que esta es una película «muy coral», lo que le llevó a tener que «estar lidiando con muchos personajes» en cada escena, además del trabajo con niños. Por otro lado, ha indicado que, aunque, en un principio «parecía una amenaza posponer» el rodaje de su anterior trabajo, el cortometraje ‘Cuerdas’, por la pandemia, supuso «un aprendizaje brutal» para afrontar el filme.
También ha explicado que la fase de ensayos fue «fundamental» a la hora de construir la familia y sus vínculos, algo que «no puedes falsear», al tiempo que ha detallado el trabajo con Otero, que no quería que aprendiera las líneas de texto sino que «entendiera su personaje y las relaciones con el resto de personajes». «Ella dibujaba lo que le iba contando y tuvimos un mapa longuísimo de sus dibujos que era el guion de la película», ha recordado.
Por su parte, Izagirre ha puesto en valor el «muchísimo compromiso» de los «grandísimos profesionales y buena gente» que han formado parte de este proyecto, que «no han tenido miedo a darlo todo».
Premio a Otero
Sobre la entrega del Oso de Plata del 73 Festival de Berlín a Otero, de tan solo diez años, Urresola ha reflexionado sobre el hecho de que a veces «infantilizamos a los niños y no les damos el valor ni reconocemos la profundidad de su trabajo» interpretativo.
En este sentido, ha destacado que Otero «ha crecido de manera brutal como actriz» en el rodaje de ‘20.000 especies de abejas’, porque actuar «no es jugar solamente» para los niños y niñas actores y ha hecho «un trabajo impecable».
«Poner en duda la legitimidad de dar premios a los niños nos hace reflexionar sobre que tienen el mismo aparato síquico» que los adultos y sus «reflexiones y sentimientos son los mismos que puede tener un adulto solo que lo expresan de forma diferente» con las herramientas que tienen.