La OTAN, entre las exigencias de Ucrania y las líneas rojas de Rusia
Un día después de que el secretario general de la OTAN visitara por primera vez Kiev, los aliados y otros países alineados con Ucrania se reúnen en la base militar estadounidense de Ramstein entre exigencias del país invadido de más armas, incluidos cazas, para su anunciada ofensiva.
Maestro de orquesta en la cita periódica que reúne desde hace un año a representantes de una cincuentena de países en la base estadounidense de Ramstein, en el sur de Alemania, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, ha prometido que «todos juntos nos aseguraremos de que Ucrania tenga todo lo que necesita para vivir en libertad», insistiendo en que el apoyo occidental a Kiev sigue «fuerte».
El jefe del Pentágono ha asegurado que la cuestión de las «municiones y herramientas de defensa aérea» estará en el centro de los debates.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha subrayado la importancia de la logística en la guerra en Ucrania. «Quizá suene un poco más aburrido, pero esto es ahora una guerra de desgaste, y una guerra de desgaste se convierte en una guerra de logística», ha señalado, para añadir que «creo que a veces subestimamos toda la logística necesaria solo para disponer de carros de combate operativos».
Pero Kiev quiere más, como recordó ayer el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a Stoltenberg en su primera visita a Ucrania.
Kiev recibió a finales de marzo tanques alemanes y británicos y acaban de llegar los primeros misiles-antimisiles Patriot –de madrugada la capital ucraniana ha sido objetivo de otro ataque con drones, la mayoría interceptados–. Y está recibiendo munición y artillería, aunque «insuficiente», según afirma.
Cazas, misiles de largo alcance y adhesión
Pero exige aviones de combate, sobre todo occidentales (F-16), y sistemas de misiles de largo alcance para «golpear la retaguardia rusa tras la línea del frente».
Zelenski instó a Stoltenberg a ayudarle a superar la reticencia de algunos aliados. Lo cierto es que, entre stocks insuficientes, problemas logísticos y miedo a una escalada militar con Rusia, estadounidenses y europeos se mantienen prudentes.
Los alemanes son los más renuentes a ceder cazas. Polonia y Eslovaquia han comenzado a suministrar a Ucrania cazas Mig-29 de fabricación soviética a cambio de recibir cazas occidentales.
El ministro danés de Defensa anunció que la decisión podría tomarse en verano.
Stoltenberg espera, eso sí, que los aliados «acepten un plan plurianual para ayudar a Ucrania a pasar de las normas de equipamiento de la era soviética a las normas y doctrinas de la OTAN para asegurar una interoperatividad total».
Una referencia temporal que coincide con la renuencia de los aliados a poner fecha a un hipotético ingreso de Ucrania en la OTAN, que Kiev quiere ya y que Rusia considera una línea roja cuyo traspaso podría provocar una escalada del conflicto. Stoltenberg rehuyó la polémica con un silogismo: «El objetivo principal es que Ucrania gane. Si no, no tendrá ningún sentido hablar de adhesión».