El 28M en el Estado: giro a la derecha, posibles cambios y mucha incertidumbre
Solo tres de los 12 gobiernos autonómicos que deben renovarse presentan certeza sobre su continuidad. El voto al PP crece pero lejos de un fenómeno como 2011, por lo que la aritmética de escaños podría aguar la noche a Feijóo. Podemos, IU y ecologistas, en récord de alianza electoral.
El cierre de listas de este 24 de abril termina de dar certezas de las candidaturas y alianzas para definir el poder autonómico en 12 de las 17 regiones del Estado español. Todas deben renovar ejecutivos menos la CAV, Catalunya, Andalucía, Galiza y Castilla y León.
El escenario en el que ocurrirá esta redefinición del mapa político es muy diferente al de 2019. No solo porque tres de los cinco grandes partidos estatales tienen otros líderes sino que en el medio ha habido un trauma social y económico como la pandemia y luego la guerra en Ucrania, con sus efectos inflacionarios.
Otro factor clave es la convulsión que viene sufriendo la izquierda española por la decisión de Yolanda Díaz de irrumpir con una nueva plataforma de cara a las generales trascendiendo Unidas Podemos. El rifirrafe mediático entre la cúpula morada y Díaz y sus aliados atenta contra la movilización de un electorado que si quiere mantener gobiernos progresistas debe ir a votar más que nunca.
Y esto es así sencillamente porque todas las encuestas muestran un crecimiento del Partido Popular gracias a la implosión de Ciudadanos y su brutal pérdida de votos con respecto a mayo de 2019. A pesar de ciertos intentos del PSOE por seducir a un electorado más de centro, los trabajos demoscópicos muestran que la gran mayoría de los sufragios que otrora fueron naranjas ahora serán azules, y en menos proporción, para Vox y en mucha menor para los socialistas.
Que el PP mejore su performance no significa que vaya a gobernar las autonomías, por lo que en Génova tratan de contener el entusiasmo
Sin embargo, que el PP mejore su performance no significa que vaya a gobernar las autonomías. El bipartidismo al sur del Ebro ha muerto ya hace años y hay una compleja aritmética parlamentaria que puede dejar al PP como fuerza más votada pero sin mayorías suficientes. Por ello desde Génova mismo tratan de contener el entusiasmo para que las expectativas altas no sean un bumerán.
Poca certeza, muchos enigmas
En términos generales, los partidos que concurrieron hace cuatro años a las urnas volverán a estar presentes. Hay dos elementos nuevos que pueden implicar cambios en el reparto de votos: el primero es el récord histórico de alianzas electorales entre Podemos, Izquierda Unida y los ecologistas. En 10 de las 12 comunidades autónomas concurren en la misma papeleta, y las excepciones son Asturies y Aragón.
El Principado es tal vez el sitio en donde el enfrentamiento entre Podemos e IU es más pronunciado e irrenconciliable, además de que los morados tienen un conflicto interno con la ganadora de las primarias. En Aragón, en tanto, Podemos estará aliado con Alianza Verde, la escisión de Equo, y también es otro sitio emblemático de sus peleas internas.
Pero en las diez regiones restantes se han alcanzado acuerdos de forma armoniosa, destacan desde ambos partidos y como ejemplo contrario a la disputa mediática que hay por el meteorito Sumar.
El otro elemento nuevo es la aparición de la plataforma España Vaciada, en sus diferentes versiones y marcas electorales pero que funciona en forma coaligada. En algunas diputaciones provinciales y en elecciones de gobiernos autonómicos como Aragón (con la marca Aragón Existe y Teruel Existe) y en Castilla-La Mancha (con Cuenca Ahora, especialmente).
Para recordar a los despistados: salvo Madrid y Murcia, todas las autonomías en disputa están gobernadas por el PSOE y muchas en alianza con Podemos y con soberanistas (con Compromís en el País Valencià y con Més en Illes Balears), o en alianza subsidiaria con regionalistas, como es Cantabria. Andalucía, Galiza y Castilla y León, con ejecutivos conservadores, no entran en el juego por lo que los ojos mediáticos estarán más puestos en lo que logre mantener, o perder, la izquierda.
«Se presenta una combinación de factores. Tenemos la movilización del bloque conservador, una mayor abstención en el electorado de izquierda y la casi desaparición de Cs. Esto hace que los resultados en las encuestas estén más favorables para el PP y Vox», explica en conversación con GARA el codirector de la consultora y encuestadora Electomanía, Miguel Díaz López.
Miguel Díaz López pide atención al «tercer bloque», con soberanistas, regionalistas y la España Vaciada, que puede impactar en la formación de algunos gobiernos
También señala que la división ahora en dos y no en tres de las derechas en muchas circunscripciones puede ayudarle en el reparto de escaños. «Vemos un escenario más parecido al de 2011, no tan abrupto como la victoria aquella, pero sí en esa línea. Y otro factor a tener en cuenta que marcará la clave es el tercer bloque, el llamado 'otros', que son los regionalistas, soberanistas, especialmente los nuevos, que son la España Vaciada, que impactará en la formación de algunos gobiernos», añade.
Según Díaz, hay solo tres casos en los que prácticamente es imposible que haya cambios de gobiernos: Madrid, Murcia y Asturies. En el primer caso, se mantiene intacto el fenómeno político de Isabel Díaz Ayuso. El promedio de encuestas la ubican en el peor escenario a dos escaños de la mayoría absoluta. Si entrara Unidas Podemos a la Asamblea, el reparto la dejaría sin mayoría absoluta. Si los morados no superan el umbral del 5%, esa mayoría es casi un hecho.
El destino, curiosamente, hace un guiño a favor a Ayuso: este año se eligen 135 escaños y no 136, porque se basa en el último censo electoral, y Madrid ha perdido residentes con respecto al de 2021. Por tanto, que haya un asiento menos le permite a la líder del PP acariciar más de cerca la mayoría. Un dato para tampoco olvidar: Vox ha cambiado la estrategia y dijo que si sus votos son necesarios para la investidura exigirá, esta vez sí, entrar al Ejecutivo.
En Murcia se consolida la mayoría conservadora entre PP y Vox y Asturies seguirá teniendo al socialista Adrián Barbón al frente, aunque resta saber si necesitará otra vez los votos de IU. En el Principado la derecha va dividida en tres, con el PP, un Vox más radicalizado desde los intentos de cooficialidad del asturianu y con Foro Asturias girando a la derecha moderada, con un sector más identitario.
Otro elemento a tener en cuenta es cómo resiste Unidas Podemos. Su crecimiento o decrecimiento impactará en la conformación de gobiernos. Por ejemplo, Díaz informa de que los socialistas seguramente puedan seguir al frente de la Junta de Extremadura gracias a que los morados subirían en escaños y eso amortiguaría el crecimiento del PP por la caída de Cs.
Algo similar puede ocurrir en la compleja Canarias. Allí, tras muchos años de gobierno de Coalición Canaria, desde 2019 gobierna el PSOE en sociedad con Podemos, Nueva Canarias y los regionalistas de la isla de la Gomera. Pero las escisiones rediseñan el mapa del archipiélago africano: la irrupción de Proyecto Drago (de Alberto Rodríguez, ex Podemos) divide más el voto de la izquierda; a su vez, Coalición Canaria se ha partido en tres y dos de sus formaciones componentes tendrán papeleta propia: el Partido Nacionalista Canario y Unidos por Gran Canaria. Esta fragmentación puede ayudar al PSOE a revalidar.
En La Rioja, el PSOE corre peligro porque las sondeos dan un crecimiento al PP pero una escisión del mismo le perjudicaría: conservadores han montado un nuevo partido llamado Por La Rioja. A ello se suma que habrá otra lista regionalista de la España Vaciada, de corte más progresista. Esta vez Podemos e IU irán juntos, por lo que el seguro triunfo del PP puede no implicar una formación de mayoría.
Algo más al norte, en Cantabria, no hay dudas del triunfo del regionalismo de Revilla y solo queda saber si contará nuevamente con los apoyos del PSOE o acudirá al PP.
En Castilla-La Mancha es posible un vuelco electoral y en este caso también dependerá de si resiste Podemos y consigue escaño. La reforma hecha por Dolores Cospedal, que García-Page prometió modificar y no hizo, ahora se le volverá en contra: la reducción de escaños hace que, de facto, haya un suelo electoral del 10% y solo entrarían al Parlamento el PP, ganando, el PSOE y Vox. «Page causa menos rechazo que el PSOE y eso le puede jugar a favor sobre el final de la campaña para lograr mayoría absoluta, porque UP no llegaría a entrar», dice Díaz.
La gran duda se llama País Valencià
Hay dos sitios al sur del Ebro en los que el PSOE gobierna con Podemos y soberanistas: uno es Illes Balears y el otro es el País Valencià. En el primer caso, es uno de las pocas regiones en donde Cs resiste un poco más y a la vez las encuestas muestran un reforzamiento de los soberanistas de Més per Mallorca. El ascenso del PP en los sondeos es nítido y la llave del Govern la podría acabar teniendo el PI, una especie de Convergència mallorquí, liberal en lo económico pero que defiende la identidad nacional balear. Otro escenario abierto.
Pero con Madrid no dejando dudas, de las comunidades grandes es evidentemente el País Valencià el mayor anhelo del PP para reconquistarla, tras dos legislaturas del PSPV de Ximo Puig gobernando con Compromís y Podem. «Puig es una figura con buena valoración pero en escaños el escenario apunta mejor para las derechas. Con que Vox no se hunda, el PP lo tiene más fácil porque recibe en masa los votos de Cs», afirma Díaz.
Los sondeos muestran una caída de Compromís, que ya no lleva a Mónica Oltra como candidata sino a Joan Baldoví, y Podem estaría al borde de quedarse fuera de un asiento en Les Corts al no superar el piso del 5%. El País Valencià, centro de poder del PP junto a Madrid en tiempos de Aznar, tiene cinco millones de habitantes y es una corriente fuerte de votos para el PP en las generales. Muchos analistas creen que si los conservadores logran arrebatarle la Generalitat al PSOE, Feijóo tendrá parte del camino hecho de cara a su debut en las generales de fin de año.
Empieza la cuenta regresiva para el rediseño del poder en el Estado español.