Tres, dos, uno y al lío. Ya estamos en campaña. Puede hacerse más largo que una maratón, pero contemplando el conjunto de una legislatura, apenas es un sprint. Las campañas son cada vez más encorsetadas, las encuestas dicen que apenas sirven para ganar votos, pero un paso en falso puede dar al traste con las opciones de un candidato.
Exceptuando situaciones desesperadas, la tentación de los partidos suele ser jugar ante todo a no perder. Pero aunque los discursos de la noche electoral puedan sugerir lo contrario, siempre hay unos que ganan y otros que pierden. Y siempre hay más juego de lo que parece a simple vista.
Marcar, marcar y marcar. Armar un buen discurso es necesario, pero no domina la campaña quien articula la mejor respuesta, sino quien logra hacer prevalecer sus preguntas. ¿De qué vamos a hablar en la campaña? ¿De la crisis de Osakidetza o de ETA? ¿De la Ley de Educación o de las dificultades de acceder a una vivienda? He ahí la lucha soterrada de las próximas dos semanas.
Porque aunque durante la campaña no se mueve mucho voto, una cantidad nada despreciable de gente deja su decisión para el último instante. Lograr que ese indeciso entre en el colegio electoral a elegir papeleta con el tema que a cada uno le interese en mente es una de las grandes disputas de la campaña. Y los resortes que cada partido tiene para poner los temas encima de la mesa no son iguales. «Una campaña que arranca con la irrupción de ETA». Así empezó ayer el Teleberri del mediodía. Marcar.
Dime dónde empiezas y te diré qué quieres
Los anacrónicos arranques de campaña, en los que un partido no puede oficialmente pedir el voto hasta la medianoche –porque todo el mundo sabe que los actos de precampaña no tienen nada que ver con las aspiraciones electorales–, tienen al menos la virtud de enseñar algunos de los objetivos de cada partido. Ni es casualidad que EH Bildu empezase ayer en Iruñea ni lo es que el PNV escogiese Gasteiz. La izquierda soberanista necesita que Joseba Asiron logre un buen resultado para hacerse valer en las endiabladas aritméticas que seguirán al 28M en la capital de Nafarroa. Las encuestas dicen que lo puede lograr, pero no todo dependerá del resultado que logre EH Bildu. ¿Qué pasará con PP y Vox en el consistorio? ¿Y con Geroa Bai? Las opciones de repetir mandato en la alcaldía de la capital histórica pasan también por las respuestas a estas preguntas.
En Gasteiz, el PNV tiene el reto de mantener una reñida alcaldía cambiando candidatura. El hecho de que PSOE y Elkarrekin escogiesen la capital alavesa para lanzar el txupinazo electoral también indica que depositan ahí buena parte de sus huevos. Con todo, el juego político real en el conjunto de la CAV se muestra más constreñido que en Nafarroa, algo que será interesante observar si influye en la participación. De momento, las encuestas dejan entrever una gran participación en las elecciones al Parlamento navarro, y algo menor en el caso de las Juntas Generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Encuestas, otro resorte que veremos activarse para marcar tendencias.
Gipuzkoa en el retrovisor
De momento, la pugna por Gipuzkoa, o al menos por la victoria electoral, queda en segundo plano. Pero todo indica que será la plaza más reñida, al menos en la CAV. También la más morbosa, porque la pugna es a dos, con un importante saco de votos en disputa entre ambos contendientes y un buen número de plazas secundarias pero cruciales, numérica y simbólicamente. El domingo, sin ir más lejos, EH Bildu y PNV se dan cita en Arrasate. Que la marcha empiece a ritmo de punk.