Cada vez que tiene un micrófono delante, Elma Saiz aprovecha para decir que no hará alcaldesa a Cristina Ibarrola (UPN) ni a Joseba Asiron (EH Bildu). Así comenzó su intervención en el debate de candidatos al Ayuntamiento de Iruñea en Navarra Televisión a pesar de que la moderadora, Sara Rodríguez Aliaga, le había preguntado por urbanismo y movilidad. También lo dejó caer en la entrevista que concedió a NAIZ.

Saiz intenta colocarse en una falsa equidistancia, en un centro político en el que los demás partidos no tienen otra opción que apoyarle para evitar que gobierne la derecha. Ha formado parte del Gobierno de María Chivite, que ha vendido esta idea. Pero en el Ayuntamiento de Iruñea, estas manifestaciones suponen situarse fuera de la dinámica de cambio que permite la articulación de mayorías amplias, también llamadas «progresistas».

El PSN se quedó fuera del cambio en 2015 en Iruñea, básicamente porque sus votos no eran necesarios para alcanzar la cifra de catorce concejales. En 2019 permitió que la derecha gobernase y le aprobó a Enrique Maya sus primeros presupuestos. Luego se enfadaron porque Navarra Suma no cumplió lo prometido y en la mayor parte de la legislatura el PSN se ha alineado con el resto de la oposición (EH Bildu y Geroa Bai) para marcar al equipo de gobierno de Maya. Este es el balance del PSN en el Ayuntamiento de Iruñea a la hora de articular mayorías progresistas en los últimos ocho años, que tampoco es para echar cohetes.

La posición de Saiz supone colocar al PSN fuera del consenso de que todos los grupos son necesarios, tanto en el Gobierno navarro como en los ayuntamientos navarros, para bloquear el paso a la derecha. También en Madrid, por cierto. Dicho de otra manera, el PSN, si la candidata mantiene esa posición, no es un voto útil para que en Iruñea no gobierne la derecha. Votar a Saiz es reforzar la posición de Ibarrola.

De momento, estamos en la fase de las cuentas de la lechera. Todo lo que se prevé puede ser papel mojado la misma noche electoral. Los resultados marcarán quién gobernará y con qué apoyos. Hasta ese día, estamos en el ámbito de las elucubraciones.

Una vía para acceder a la Alcaldía es ser la fuerza más votada. EH Bildu se ha marcado esto como objetivo máximo, pero, sinceramente, aunque es posible es complicado pese a la disgregación de la coalición Navarra Suma en tres candidaturas. Si UPN queda por encima de EH Bildu, la vía para que Asiron sea alcalde es conseguir el apoyo de catorce concejales, una cifra que incluso se podría lograr sin el concurso del PSN. ¿Es posible un escenario en el que EH Bildu tenga ocho concejales y entre Geroa Bai y Contigo-Zurekin sumen seis (tres y tres, cuatro y dos, dos y cuatro)? Sí, es posible.

Hay que tener en cuenta que en 2019 el espacio que conforma Contigo-Zurekin estaba dividido en tres candidaturas y ahora concurre en una sola. Justo lo contrario que sucede con la derecha españolista.

Es cierto que hablamos de un bloque similar, con vasos comunicantes, en el que lo que suba EH Bildu se pueda deber a un trasvase de votos de Geroa Bai. O viceversa.

El PSN ha dejado de ser un voto útil para el cambio en Iruñea. Quien, por lo que sea, quiera cambio en Iruñea y no desea a votar a Joseba Asiron, tiene las opciones de Koldo Martínez (Geroa Bai) y Txema Mauleón (Contigo-Zurekin). Reforzar este bloque es reforzar las opciones de cambio. Incluso si no se logran los catorce concejales y se quedan en trece, o en doce, ¿será el PSN capaz de empecinarse y rechazar permitir el acceso a la Alcaldía de un acuerdo así de amplio?

Lamentablemente, la respuesta es que sí. Ya lo ha hecho. Pero no estaría de más ponérselo difícil.