Ane  Urkiri
NAIZeko zuzendaria / Directora de NAIZ
DESDE LA GRADA

Que las lágrimas de Mariane Fernandes sirvan de guía para poner en valor todo lo cosechado

La derrota del Bera Bera frente al Elche en semifinales de la liga fue un golpe duro, nadie lo puede negar. Las lágrimas de una desconsolada Mariane Fernandes deben ser el primer paso para poner en valor lo conseguido, que no es poco: 20 títulos en la última década. 

Alexandra Do Nascimento abraza a una desconsolada Mariane Fernandes.
Alexandra Do Nascimento abraza a una desconsolada Mariane Fernandes. (Jon URBE | FOKU)

Fue la imagen del post-partido: una desconsolada Mariane Fernandes (Niteroi, Rio de Janeiro, 1996) abrazada por su compatriota y rival Alexandra Do Nascimento (Limeira, Sao Paulo, 1981), campeona del mundo en 2013 y mejor jugadora del mundo en 2012. Lágrimas de frustración, de desesperación, de derrota... Unas lágrimas que bien reflejan el sentimiento generalizado del Bera Bera y de la afición: la derrota frente al Elche fue un golpe duro, y nadie puede negarlo. 

Sin embargo, esas lágrimas deben ser el primer paso para poner en valor todo lo conseguido por el equipo donostiarra, que no es poco. De poco sirve decir esto el día después de ver truncado el objetivo de la temporada, en la que la regularidad mostrada durante la primera fase les hacía ser favoritas hacia su novena liga, a volver a conseguir el triplete, un triplete que se consiguió por primera vez hace una década y el cual no se ha podido repetir desde el curso 2015-2016. 

Una hazaña complicada y la que, año a año, toma más valor. Bera Bera suma 20 títulos en la última década . Ha ganado ocho ligas en 10 años y ahora parece que el no repetir el título liguero es un fracaso absoluto. Hay varias formas de interpretar las lágrimas de la brasileña pero hablar de fracaso no debe tener cabida. 

Hacía 4 años que el Bera Bera no conseguía levantar el trofeo de la Copa, así como el de la Supercopa. Se consiguió esta temporada; se rompió la maldición este curso. En la final de Supercopa de 2019 disputada en Eibar, las lágrimas de Mariane Fernandes volvieron a encoger los corazones de los aficionados al que Bera Bera les tenía mal acostumbrados con tanto éxito. Un éxito que nadie les ha regalado, porque en el deporte nadie regala nada. A partir de esas lágrimas, Fernandes fue labrando su camino en el equipo donostiarra al que acababa de llegar: el crecimiento ha sido mutuo. 

Mariane Fernandes después de perder la Supercopa en 2019. (Aritz LOIOLA/FOKU)

Las lágrimas de Mariane Fernandes son de no alcanzar el sueño después de tanto trabajo, de tanto esfuerzo. Porque para construir un equipo ganador deben darse distintas circunstancias pero la base siempre será el trabajo. 

Las lágrimas de ayer son las mismas que hace cuatro años: son lágrimas de autoexigencia, de querer y no poder, de tanta presión, la tan famosa presión del campeón que puede encorsetar a un equipo, a que aparezcan las dudas cuando se falla una jugada. Se zafaron de ese corsé en Copa y todo fluyó: la portería, la defensa y el ataque. 

Ayer, en cambio, todas las jugadoras del Bera Bera estuvieron muy lejos de su mejor nivel, las sonrisas que se vislumbraron en la segunda parte del partido del viernes ni se asomaron en el partido decisivo. No hubo fluidez, ni sonrisas, el corsé del campeón volvió a hacer mella. Y el deporte va muy ligado a los sentimientos, bien lo sabe Mariane Fernandes: cuando sonríe la de Río de Janeiro, sonríe Bera Bera. 

«Disfrutar en la cancha» es su lema, incidió en ello en la previa del torneo copero y lo volvió a remarcar en Instagram antes de este partido decisivo pero el buen hacer del Elche impidió que la brasileña –y Bera Bera, en general– disfrutara. Y así es cómo llegaron a brotar las lágrimas en Mariane Fernandes, fruto de la desesperación, consciente de no haber alcanzado su máxima en la vida y en la cancha: disfrutar. 

Unas lágrimas que deben guiar al Bera Bera para poner en valor todo lo conseguido, todas las hazañas cosechadas a base de trabajo, y como no, a base de disfrutar. A partir de las lágrimas de 2019, Bera Bera ha ganado tres ligas, una Copa y una Supercopa, y esta temporada ha sido el mejor en la liga regular por mucha diferencia; ha agrandado su poderío. 

Que esta derrota no empañe la década gloriosa del equipo donostiarra. Que estas lágrimas sirvan para seguir labrando el crecimiento del equipo, levantando un título o no; disfrutando y haciendo disfrutar a la afición que respondió de diez en los partidos importantes, y eso también es un triunfo para el club. "Indar urdina" sale muy fortalecido. Y bien sabemos que la vida también se construye a base de estos triunfos menos grandes pero no menos importantes, son los triunfos vitales.