MIAMI HEAT 99 (3) - BOSTON CELTICS 116 (1)
Aquel viejo anuncio de refrescos llevado a cabo por los internos que participaban en «Radio La Colifata», la conocida emisora de los internos y ex internos del hospital Borda de Buenos Aires, corregía la frase que decía aquello de «¡el mundo está loco!», con un bello e inextricable «el ser humano es extraordinario». El poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer se empecinaba en escribir que «mientras haya un misterio para el hombre, / ¡habrá poesía!»
Y por eso, y porque la lógica y la certidumbre a veces palidecen ante lo que sucede, merece la pena esperar un poco más de los Boston Celtics, que cuando nadie, quizá ni ellos mismos, se lo esperaban , han sido capaces de ganar en Miami, por lo que evitan la «barrida». Pero lo que es más importante, el modo en el que ha ocurrido esta reacción, todo apunta a que la serie no se ha alargado, sino que empieza a cobrar vida.
Más doloroso aún que caer en el TD Garden de Boston fue para los Celtics la imagen ofrecida en el tercer partido de la Final de la Conferencia Este ante los Miami Heat. Aquella «rebelión de los olvidados» que llevó a los de Erik Spoelstra a sacar los colores a los «Orgullosos Verdes», a los que derrotaron por 128-102, con un grupo de jugadores no elegidos en el draft en su momento dejando en evidencia a una de las mejores franquicias de la NBA. «Ha sido una vergüenza. No sé ni por dónde empezar», admitía Jaylen Brown tras el sopapo del tercer partido.
El «sweep» ha sobrevolado este cuarto partido, sobre todo cuando en el tercer cuarto los Heat se han adelantado 61-52. Pero a veces pasa lo inesperado; de pronto, los Celtics han hecho «click» en su mentalidad, y han pasado de jugar como un equipo desesperado a hacerlo como campeones; de pronto Miami Heat se ha dado cuenta de lo alto que ha llegado y le ha entrado el vértigo. Y el resultado ha sido un parcial de 0-18 que ha cambiado de un plumazo el partido, las caras de los jugadores y quién sabe si la eliminatoria.
Con 33 puntos, 11 rebotes y 7 asistencias, Jayson Tatum ha vuelto a recordar que, como él mismo dijera tras decidir en el desempate su eliminatoria ante Philadelphia, el alero es «uno de los mejores jugadores del mundo». Pero no ha sido solo eso, o que otros cinco compañeros han sido capaces de anotar 11 o más puntos. Boston de pronto ha recuperado la armonía de su grupo, ha empezado a jugar como en la Fase Regular en la que acabaron segundos del Este con 57 victorias, solo una menos que Milwaukee –y cuatro más que Denver, que espera en la Final–.
Poco ha importado que Jimmy Butler, autor de 29 puntos, y Kyle Lowry hayan reaccionado, al punto de arrimarse 83-88 en el marcador. Tatum se ha hecho con el control del partido y de su mano los de muy discutido técnico Joe Mazzulla, se han vuelto a escapar hasta colocar un 89-107 ante el que Miami se ha tenido que rendir hasta el 99-116 final.
El milagro de «Big Papi»
Nunca en la historia de la NBA ha levantado nadie un 0-3 –ni un 3-0– adverso. El balance de 0-150 es demoledor. Por ende, idear que este 1-3 va a ser el preludio de una voltereta nunca antes vista en casi un siglo del mejor baloncesto del planeta es soltar una barbaridad tremebunda. ¿Pero y si sí?
«No nos podemos relajar, tenemos que mantener el mismo nivel de intensidad, concentración, en el próximo partido», ha advertido el técnico de los Celtics, Joe Mazzulla. Su nombre, y casi su cabeza, ha estado en la picota tras el desastre de los Celtics en el tercer partido y ahora, aunque nadie recuerde su nombre como impulsor del decisivo parcial de 0-18, precisaría un milagro –en forma de anillo– para mantener su puesto el próximo curso.
Pero la mecha ya ha prendido, el TD Garden de Boston se presta a convertirse en un factor en el quinto encuentro de la serie y, si fuera el caso, hasta en el séptimo. De pronto Miami se empezará a ver con la obligación de ganar, algo impensable y ridículo teniendo en cuenta que los Heat han llegado a la postemporada subiéndose en marcha al último vagón del play-in y que nadie daba un real por ellos en estos play-offs, empezando en su duelo ante los Bucks.
Y luego ha llegado el precedente. En efecto, nadie en la historia de la NBA ha levantado un 3-0 adverso, pero sí en las Series Mundiales de Béisbol, cuando en el año de gracia de 2004 los Red Socks de Boston levantaron un 3-0 contra los New York Yankees. Con el dominicano David «Big Papi» Ortiz como estandarte, consiguieron establecer ese precedente al que los «Orgullosos Verdes» –con un veterano dominicano en sus filas como es Al Horford– se aferran como un clavo ardiendo.
A fin de cuentas, Boston ya echó por la borda sus opciones de alcanzar la Final ante los Nuggets, y ya solo puede apelar a la épica, al «Celtic Pride» y a que es Miami y no ellos quien tiene que certificar su victoria. Y porque el ser humano es extraordinario y los misterio de la mente humana siguen aún por desentrañarse, absolutamente todo es posible todavía.