El trabajo de una militancia que todavía mantiene el arraigo con el pulso de la calle, la fidelidad de su electorado que no se ha dejado arrastrar por la marea mediática y un proyecto político que ha tenido el apoyo popular allí donde ha gobernado -lo que hablaría de su capacidad de gestión- han llevado a EH Bildu a la «noche mágica» de la que al inicio de la campaña habló y pronosticó Arnaldo Otegi.
Y los resultados finales de la izquierda independentista, que por lo comprobado ayer anticipaban encuestas como las realizadas por EiTB en los últimos días, pueden explicar el nerviosismo que en campaña ha demostrado el PNV. Porque pese a haber sido la primera fuerza en muchos territorios, los números jeltzales recuerdan, sin lugar a dudas, aquellas imágenes de la difunta Rita Barberá con su ya célebre «qué hostia, qué hostia».
El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, afirmó ayer que la alta abstención «ha empañado» sus resultados, «no es tanto que otros hayan subido, como que nosotros hemos bajado». Y pese al tono de autocrítica empleado, aduciendo que el PNV ha «tomado nota», hay que decir que esa afirmación no es cierta. Como ocurrió en las autonómicas de 2020 en la CAV, pese al aumento de la abstención, el voto de EH Bildu ha crecido también. De hecho, es el único partido que ha subido en votos en ese escenario.
El PNV deberá reflexionar sobre lo ocurrido en estos comicios, y que ya se anticipó en 2020, y mirar cuál va a ser su gestión de los resultados, ante todo a la hora de la constitución de los ayuntamientos y las diputaciones.
Y recordar lo que ha ocurrido cuando estos días han planteado la disyuntiva «o nosotros o el caos (EH Bildu» y como en la vieja viñeta de “Hermano Lobo” la respuesta ha sido la que ya es conocida.
Por lo demás, el PSOE ha mantenido si no el total de votos sí sus porcentajes y puede optar a la presidencia de Nafarroa, pero en la CAV tendrá que tentarse mucho la ropa.
El espació no abertzale a la izquierda del PSOE tiene también bastante en lo que pensar como oferta de futuro. Porque en lo que ayer se dibujó en las urnas puede estar el esbozo del porvenir.
Y eso ocurre en todo el país
El revolcón electoral de ayer se dio, además, en el conjunto del sur del país, en Araba, en Gipuzkoa, en Bizkaia y también en Nafarroa.
La izquierda independentista estuvo acariciando durante buena parte del recuento ser la primera fuerza en Iruñea, lo que para EH Bildu hubiera sido extraordinario. Pero los resultados interpelan ahora a otras fuerzas y, sobre todo, al PSN, que tendrá que tomar importantes decisiones en Nafarroa, donde el suelo se le ha movido bajo los pies seguramente más de lo previsto.
Por último, ayer volvió a quedar claro que las encuestas son lo que son: unos dicen que la fotografía estática de un momento concreto y otros, que una forma de intentar condicionar el resultado final. Sea como sea, es evidente que ningún sondeo previó las subidas de unos y el tortazo de otros, también en Bizkaia.