Ciudadanos es un barco que se hunde sin remedio, y es la hora de abandonarlo. Algunos saltarán a una nueva nave con el objetivo de seguir nevgando en el océano de la política, pero otros se bajan a tierra. Es el caso de la que fuera su líder, Inés Arrimadas, que ha anunciado este jueves que abandona la política a pesar de haber tenido ofertas para integrarse en las listas del Partido Popular en las próximas elecciones estatales del 23 de julio.
La jerezana comenzó su trayectoria política cuando se afilió a Ciudadanos mientras residía en Barcelona por motivos laborales. En 2011 fue nombrada secretaria de Juventud, y un año más tarde ya era diputada en el Parlament de Catalunya.
En 2015 fue designada portavoz del grupo parlamentario y posteriormente candidata a la Generalitat. El partido creado por Albert Rivera obtuvo 25 escaños y se convirtió en el principal grupo de la oposición. La luz de Arrimadas seguía brillando y en 2017 tocó techó al convertirse en la candidata más votada a la Presidencia catalana, con 26 escaños, aunque superada por la suma del independentismo.
Dos año más tarde dio el salto a Madrid, al ser elegida diputada por Barcelona. Pero la montaña rusa estaba a punto de enfilar la cuesta abajo. A finales de ese 2019 se marchó Rivera, y Arrimadas quedó como presidenta y portavoz del grupo parlamentario naranja. En marzo de 2020 se impuso con claridad en los comicios internos para presidir el partido, pero ya no pudo remontar el vuelo.
Las crisis y los malos resultados se fueron sucediendo, hasta que a principios de este año se hizo a un lado en favor de la lista encabezada por Patricia Guasp y Adrián Vázquez, que contaron con su apoyo frente a Edmundo Bal. Los resultados del pasado domingo han sido la puntilla para Arrimadas, con cuya marcha certifica la defunción de Ciudadanos, que ya ha anunciado que no se presentará a las elecciones del 23 de julio.