Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

‘Killers of the Flower Moon’, cuando la codicia blanca masacró a la nación Osage

El próximo 6 de octubre se estrenará la nueva producción de Martin Scorsese ‘Killers of the Flower Moon’. Protagonizada por Leonardo Di Caprio y Robert de Niro, la trama se basa en la tragedia real espoleada por magnates blancos y que se desató en territorio de los nativos Osage a partir de 1920.

La nueva película del prestigioso cineasta Martin Scorsese, ‘Killers of the Flower Moon’, tiene prevista su llegada a las salas de cine el próximo 6 de octubre. Basada en una historia real, la película –cuyo metraje suma 206 minutos– cuenta con un lujoso reparto que incluye Leonardo DiCaprio, Lily Gladstone, Robert De Niro, Jesse Plemons, John Lithgow y Brendan Fraser, entre otros.

Sobre este su nuevo proyecto, el firmante de obras maestras como ‘Toro salvaje’ explicó que «cuando me presentaron el guion entendí rápidamente que para acercarse a lo que ocurrió con la tribu Osage había que hacerlo con mucho respeto».

Se trata de una adaptación del libro de David Grann ‘Los asesinos de la luna de las flores: Los crímenes en la nación Osage y el nacimiento del FBI’ que narra una serie de terribles asesinatos investigados por el FBI y que se perpetraron a inicios de los años 20 en esta región de Oklahoma, por el control del petróleo de la zona.

El poderoso y temible potentado William Hale –encarnado en el filme por De Niro– utilizó métodos mafiosos en su mecánica de múltiples asesinatos de miembros de ese pueblo e implicó en ello a su sobrino Ernst –DiCaprio–, casado con Molly –Lily Gladstone–, una de las herederas.

Para preparar la película, Scorsese se reunió con diferentes representantes de los Osage de quienes aprendió «sus valores de respeto y de amor y su profunda conexión con la tierra que, más allá de cuestiones políticas, les hace tener una verdadera comprensión de cómo saber vivir en esta tierra».

Por su parte, De Niro precisó que Scorsese y DiCaprio «querían un ángulo diferente, no que los buenos vinieran a salvar a las víctimas, eso algo que ya hemos hecho en otras películas. Lo que hace Scorsese es extraordinario. Hace salir el lado humano de los personajes más siniestros y crueles, subraya lo que hay de humano en cada uno. Es un homenaje y recordatorio de la tragedia real».

La codicia blanca y la cacería de los 'millonarios rojos'

A comienzos del siglo pasado tuvo lugar un episodio tan trágico como singular, los miembros de la nación indígena Osage se convirtieron en las personas más ricas del planeta y en objetivo de una cacería implacable.

Este caso se convirtió en uno de los primeros que investigó el FBI y el escritor David Grann se basó en esta historia para desarrollar ‘Los Asesinos de la flor de la Luna: las muertes de los osage y el nacimiento del FBI’.

En una entrevista ofrecida a BBC, Grann recordó que «la nación osage, igual que muchos otros pueblos indígenas de Estados Unidos, fueron expulsados de su tierra hacia una parte del noreste de Oklahoma. Se pensaba que esa tierra no tenía ningún valor. Era rocosa e infértil. Pero entonces bajo su reserva descubrieron unos de los depósitos de petróleo más grandes del país».

En su narración el escritor recordó que los osage rompieron entonces con todos los estereotipos que se tenían de las naciones indígenas. Los periódicos de la época hablan de la exorbitante riqueza de quienes llamaban ‘los millonarios rojos’, que vivían en mansiones, vestían con pieles y joyas costosas y empleaban a sirvientes blancos.

En palabras de Grann «algunos pensaron que los indígenas, que eran considerados ‘primitivos’ y ‘salvajes’, no debían tener todo ese dinero y poder. Pronto empezaron a desaparecer misteriosamente o a morir asesinados, uno tras otro». A comienzos de los años veinte, decenas de osage habían sido asesinados.

Durante su investigación, Grann encontró que estos hechos no habían podido ocurrir sin la colaboración de las autoridades o al menos sin que estas ‘no mirasen hacia otro lado’ y descubrió que se había establecido toda una organización que conspiraba para obtener millones de dólares de los osage mediante la coacción y el asesinato.

El autor aseguró que «se trataba de una conspiración en la que participaron médicos ayudando a envenenar a los osage, empleados de funerarias que cubrían los asesinatos, periodistas que se rehusaron a escribir sobre las muertes, agentes de la ley y orden que fueron directamente cómplices en las muertes o indiferentes a ellas porque se trataba de indígenas y al sistema no le importaba».

En este escenario irrumpió un por entonces joven y desconocido J. Edgar Hoover, quien dirigía una oficina que Grann describe como una «rama oscura del Departamento de Justicia llamada Buró de Investigaciones». Supuso el primer caso importante del que llegaría a ser no solo el director del FBI, sino uno de los personajes más poderosos e influyentes de la trastienda norteamericana.

Hoover se empleó a fondo y sus agentes se infiltraron en la región. De esta manera se descubrió una de las mayores conspiraciones de la historia de Estados Unidos y a quien la orquestó, William Hale.

En palabras de Grann «William Hale llegó a este lugar como un hombre que no tenía pasado: nadie sabía de dónde venía, estaba vestido con harapos, viajaba a caballo y no tenía dinero. Pero poco a poco se fue volviendo cada vez más poderoso, acumulando tierras y ganado, y pronto llegó a controlar todo el territorio hasta llegar a ser conocido como ‘el rey de las colinas de osage’. Era un hombre con una faceta benévola, que parecía un maestro de escuela y que hacía que todos confiaran en él. Se le veía como un verdadero amigo de los osage».

Tras su fachada de ‘Doctor Jekyll’, Hale ocultaba celosamente su rictus diabólico de ‘Mr. Hyde’. Había engañado, intimidado, mentido y robado a los osage. Y con su creciente avaricia, también los había asesinado.

Fue declarado culpable de asesinato junto a varios cómplices directos, condenado y enviado a la cárcel. Pero finalmente fue indultado porque, según David Grann, «fue un favor que le hicieron sus amigos en la política. Se decía que Hale controlaba a todos en la comunidad, desde el alguacil local, hasta los alcaldes y la oficina del gobernador».