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Fallece Milan Kundera, el autor de ‘La insoportable levedad del ser’

El escritor checo-francés Milan Kundera ha fallecido en París a los 94 años. Autor de fama mundial por obras como ‘La insoportable levedad del ser’, su vida y obra transitaron entre el triunfo internacional y las renuncias personales a su país y su lengua.

En 2010, en París, en una de las pocas fotografías recientes de Milan Kundera. Fue siempre un escritor hermético.
En 2010, en París, en una de las pocas fotografías recientes de Milan Kundera. Fue siempre un escritor hermético. (Miguel MEDINA | AFP)

Milan Kundera, una de las más grandes voces de la literatura mundial, murió el martes por la tarde a los 94 años en París, según ha anunciado este miércoles a la AFP la editora Gallimard. El autor de ‘La broma’ (1965) y ‘La insoportable levedad del ser’ (1984) falleció a causa de «de una una larga enfermedad», ha añadido Anna Mrazova, portavoz de la Biblioteca Milan Kundera, ubicada en su ciudad natal de Brno.

Milan Kundera (Brno, Checoslovaquia, 1929) se había convertido en los últimos 30 años en un autor casi invisible, un asceta silencioso recluido en su céntrico piso de París, donde vivía con su mujer Vera, en alguien que rehuye a los periodistas y las declaraciones públicas. Los últimos años había sido víctima de macabros bulos en las redes sociales donde se anunciaba su muerte antes de la hora.

Pintor sarcástico de la condición humana, desde sus primeras novelas, el humor, la ironía y la reflexión sobre la memoria, el paso del tiempo, el exilio y la frágil condición humana han sido sus señas de identidad. Abandonó su idioma natal cuando se exilió en el Estado francés, aunque luego lo recuperó en 1981, y es uno de los grandes escritores en lengua francesa más influyentes del mundo. Fue el escritor checo más popular desde Franz Kafka y, pese a ello, tuvo una difícil relación con su país natal, hasta el punto de escribir en francés y negarse a revisar las traducciones al checo de sus obras.

Disidencia y exilio

En checo, Milan Kundera publicó dos novelas, ‘La broma’ (1965, especialmente elogiada por el poeta francés Aragon) y ‘El libro de los amores ridículos’ (1968). Comunista, durante el proceso aperturista de la Primavera de Praga en 1968 se perfiló como uno de los representantes de la oposición cultural al régimen estalinista, lo que pagó con su expulsión del Partido Comunista y la prohibición de publicar.

La sátira política del comunismo estalinista que retrató en ‘La broma’ le había valido el reconocimiento con el Premio de la Unión de Escritores Checos, pero con la reinstauración de un Gobierno afín a la URSS tuvo problemas como escritor. Kundera se exilió en el Estado francés en 1975 junto a su mujer Vera, presentadora de televisión checa.

Naturalizado en francés, luego eligió el francés como su idioma de creación, para marcar la ruptura con su país natal que perdió su nacionalidad en 1979 y luego se la devolvió en 2019.

Mujer y sexo

En 1984, aparece la que algunos lo consideran su obra maestra, ‘La insoportable levedad del ser’, formidable novela de amor y una oda a la libertad que, a pesar de todo, con el tiempo ha recibido críticas por su visión tan masculina del sexo femenino. Es una novela que ha marcado a varias generaciones con sus reflexiones sobre el amor y el eterno retorno, ha sido su mayor éxito comercial, aunque solo se publicó en 2006 en República Checa.

En euskara se publicó en 2009, bajo el título ‘Izatearen arintasun jasanezina’ (Karlos Cid Abasolo; Elkar y Alberdania).

Desde 1980 recibió numerosos premios, desde el Médicis, por la mejor novela extranjera publicada en el Estado francés, el Commonwealth de EEUU, el Europa o el Jerusalén, además, su nombre ha sonado en varias ocasiones para el Nobel.

Su pasado comunista y su disidencia le ha perseguido con alguna polémica, como si fuera el personaje de alguna de sus propias novelas. En 2008 el Instituto checo para el Estudio de los Regímenes Totalitarios le acusó de delatar en 1950 a un espía que acabó durante 14 años en prisión. El escritor rompió entonces su silencio, con un comunicado, para calificar las acusaciones de «puras mentiras».