Iñaki  Iriondo
Cronista político

Jornada de elecciones trascendentales en la «aldea gala» de los vascones

Cuando se ha instalado la idea de un triunfo de la derecha extrema en el Estado, está claro que eso no va a ocurrir en Hego Euskal Herria. Lo que queda por discernir es si PNV o EH Bildu van a ser la fuerza vasca con más diputados y, lo que es más importante, lo que harán con esa fuerza en Madrid.

Acto de cierre de campaña de EH Bildu, en Donostia.
Acto de cierre de campaña de EH Bildu, en Donostia. (Jon URBE | FOKU)

«Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor». Pues bien, parafraseando a Uderzo y Goscinny, pareja de padres de Asterix y Obelix, podemos decir que, según han conseguido fijar en el imaginario colectivo, de vuelta prácticamente a 1939, la derecha extrema rojigualda está a punto de pintar de azul todo el mapa de circunscripciones del Estado español. ¿Toda? ¡No! Un pueblo llamado Euskal Herria, que cayó hace tiempo en la marmita del antifascismo, resiste, todavía y siempre, al imperio. También se espera que Catalunya resista.

Hoy por hoy no será en Euskal Herria donde PP y Vox podrán cimentar su reconquista frente a sanchistas, comunistas, independentistas y demás gentes de mal vivir. Las encuestas hablan de un tope de 2 de 18 diputados para Feijóo en la CAV, mientras que en Nafarroa se produce una situación paradójica de competencia entre los unionistas de UPN y los del PP, que a ver qué resultado acaba dando.

Un vistazo al Senado

Esa piel de toro (qué cosas hay que escribir a veces) teñida de azul puede tener una especial traslación en el Senado, donde en términos generales el partido que gana se lleva 3 escaños y el segundo 1. Para los demás no hay nada que rascar.

Y también se pronostica que Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa serán «aldea gala» en esto. Vayamos por orden alfabético. En Araba las encuestas parecen coincidir en que la primera fuerza será el PSE. Lo que pintaría de rojo este herrialde en los mapas convencionales. Y, por lo que cuentan quienes saben, las encuestas ya no publicables de los partidos que las siguen haciendo dicen que el segundo lugar será para EH Bildu. Eso hará que por primera vez la izquierda independentista contará con un senador por este territorio.

Muy grande tendría que ser el batacazo del PNV para que no ganara en Bizkaia y, por tanto, consiguiera el premio de los tres senadores. Las encuestas, en general, le dan el segundo puesto al PSE, pero en las pasadas elecciones a Juntas Generales del 28 de mayo EH Bildu le sacó una notable diferencia de un 9% al PSE y, en el sondeo de EiTB Focus, es la izquierda independentista la que tiene la segunda mayor intención directa de voto.

En Gipuzkoa se da por hecho que la primera fuerza será EH Bildu, lo que le daría también 3 senadores. Y el otro se lo jugarán entre PNV y PSE, según la encuesta que se mire.

(Iñigo URIZ/FOKU)

En el río revuelto de Nafarroa parece que el pescador que se llevará tres peces será el PSN y, por detrás, hay quien pronostica sorpresas, porque como UPN y PP andan a tortas entre ellos...

La pelea gorda

Aunque un Senado teñido de azul (como las camisas de la Falange) puede obstruir el trabajo legislativo si el gobierno tuviera otro color, la verdadera batalla está en el Congreso, que tiene la última palabra. Y es ahí donde en Euskal Herria lo que estará en juego hoy será o quién lidera el apoyo a una coalición progresista o quién estará al frente de la resistencia a la unión entre la derecha extrema y la extrema derecha.

Ahí la partida parece estar entre el PNV y EH Bildu. Y, para empezar, lo que habrá que delimitar es el terreno de juego. Entrevista a entrevista, como en la publicada el pasado jueves en estas páginas, el portavoz jeltzale en el Congreso (quien, por cierto, según mentideros políticos no quería repetir en el puesto y aspiraba a una plaza más tranquila tras las autonómicas, pero finalmente se vio atropellado por el adelanto electoral de Pedro Sánchez), Aitor Esteban, insiste en la posición privilegiada del PNV con un 35,14% de los votos. Pero se circunscribe a la CAV, pero si llevamos esa cuenta al conjunto de Hego Euskal Herria el PNV obtuvo el 26,18% de los votos y EH Bildu el 26,02%. El PSOE logró el 17,29% y si sumamos a la derecha de PP y UPN, se quedaron en el 15,21%.

(Marisol RAMIREZ/FOKU)

En pocas horas podremos comprobar en qué se traducen hoy estas cifras. En principio, se observa que las formaciones que se definen como abertzales suman a más de la mitad del electorado, mientras que las que se disputan esa especie de turnismo en la Moncloa están muy por detrás en estas tierras.

¿Qué hará cada cual con sus apoyos?

Lo que quedará también por ver en adelante es qué hara cada una de las fuerzas con su voto. Bueno, EH Bildu ha dejado claro que si hay posibilidades de un gobierno de progreso lo va a apoyar, solo sea por parar los pies al fascismo que amenaza con caernos encima.

Pero, lo quieran o no, sobre el posicionamiento final del PNV hay algunas dudas. No en el caso de que si quien se presenta a la investidura es Pedro Sánchez y su elección depende del voto jeltzale, porque acabará apoyándolo, por mucho que vista la negociación de condiciones y garantías. Lo que está en cuestión es qué hará Sabin Etxea si quien opta a la Presidencia es Alberto Núñez Feijóo. De momento, los jeltzales están salvando la pregunta respondiendo que el líder del PP se ha echado ya en manos de Vox, que ha traspasado para ello todas las rayas rojas y que, por tanto, ellos con ese partido no van «ni a heredar».

Pero está sin resolver la ecuación de qué ocurrirá si la combinación de escaños permitiera una investidura de Feijóo sin el voto expreso de los de Abascal y con alguna fórmula de apoyo del PNV. Esos dados están todavía por lanzar, pero hay precedentes de pactos con el Aznar más facha y el Rajoy del 155.

El elefante en la habitación

Sobre las relaciones del PNV con el PP, la habitación está ocupada por el elefante de los de Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez dando la Diputación de Gipuzkoa a Eider Mendoza, que consiguió 17 escaños frente a los 22 de Maddalen Iriarte. También está en la retina el beso de agradecimiento de la nueva alcaldesa de Durango a Carlos Díaz, edil del PP aupado por Vox, que con su voto le dio la makila y que en 1997 fue fotografiado atacando la herriko de Santutxu con clientes en su interior tras la muerte de Miguel Ángel Blanco. Y tampoco se puede olvidar lo hecho por el ABB y el EBB en Bastida, dejando gobernar al PP, lo que produjo «impotencia y asco» a su propia candidatura en el municipio alavés, cuyos miembros han huido del partido.

(Aritz LOIOLA/FOKU)

Una y otra vez, incluso en debates televisados en los que el caso no había sido puesto sobre la mesa, el PNV ha insistido en que no firmó ningún tipo de acuerdo con el PP. Pero sus candidatas –como también Maider Etxebarria, del PSE, en Gasteiz– sabían cuáles eran las condiciones cuando decidieron optar al cargo. De hecho, tras ser elegida, la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, declaró públicamente que «al gobierno se llega con votos, pero también con la capacidad de llegar a acuerdos».

La voz de Euskadi, la agenda vasca y para cuándo Maltzaga

El PNV se publicita en estas elecciones con el lema ‘la voz de Euskadi’, como si la CAV  fuera una unidad de destino en lo universal y no hubiera, por ejemplo, contradicciones de clase o intereses contrapuestos. En estos días hemos visto que mientras el desmantelamiento de la central nuclear de Garoña lo pagará Nuclenor, el mantenimiento de las ruinas de Lemoiz las tiene que costear el contribuyente, porque con la intervención reivindicada de Aitor Esteban («sabemos movernos por los ministerios») y la firma de Arantxa Tapia, Iberdrola se ahorró todo eso. Habrá quien se pregunte: ¿la voz de Euskadi o la voz de Iberdrola?

En cuanto a la agenda vasca de la que también se apropia el PNV, en los últimos debates Patxi López ha tratado de hacer ver que los avances para asalariados y pensionistas vascos también son «agenda vasca», aunque más propiamente habría que hablar de «agenda social» para el Estado español, que también puede estar bien, pero no es lo mismo.

Y ante lo que venga por delante, sea como vanguardia de una agenda de progreso o como primera línea de la resistencia antifascista, estaría bien que los partidos que creen en Euskal Herria retomaran la metáfora de Telesforo de Monzón sobre Maltzaga para caminar juntos en la concreción de unos mínimos de reconocimiento nacional, político y social, para no estar siempre pendientes de lo que votan más allá del Ebro.

A la espera de todo, volvamos al titular: Jornada de elecciones trascendentales’. Cabe confiar en que este pueblo actúe en consecuencia.