«¡¿Cómo puede ser, señor Espinosa de los Monteros, que no conozca a ningún español real?!», le decía en tono alto la vicepresidenta Nadia Calviño al portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, el año pasado en uno de sus combates en el hemiciclo del Congreso durante los plenos de control. Fue quizás el video del Congreso más viralizado del año, con millones de visualizaciones en redes sociales. Un zasca que la izquierda ovacionó de pie y con el que hasta Santiago Abascal no pudo evitar sonreír. Ya no podrá volver a ocurrir.
Es que el abogado y cofundador de Vox, el ariete de la derecha radical contra Calviño en el Congreso, ha anunciado esta mañana que no será más diputado por Vox y que dejará la dirección del partido ultra. Supo ser la cara más visible de la formación después de Abascal, ha sido el coordinador del grupo parlamentario (que fue nada más ni nada menos que el tercero en cantidad de escaños en esta legislatura) y el segundo hombre fuerte en los medios.
«Les anuncio a todos que voy a renunciar a mi acta de diputado por motivos personales y familiares. Mis padres ya no son tan jóvenes, mis hijos aún no son tan mayores, y he meditado el momento vital en el que me encuentro», ha dicho este mediodía en la sala de prensa del Congreso. Acto seguido, y con la voz algo entrecortada, ha afirmado que «el honor» de su vida ha sido «formar parte» del Parlamento.
No podía evitar hacer gala de su nacionalismo español y ha compartido a los medios que el «punto culminante» fue haber ido «a festejar la fiesta nacional, el 12 de octubre, con Su Majestad el Rey». Además, ha agradecido a «todos los ciudadanos que han votado a Vox» y a quienes le han manifestado su apoyo en la calle, así como la «magnífica labor de los profesionales» que han colaborado con él en su labor parlamentaria.
«Todo ha merecido la pena porque España merece la pena», se ha despedido Espinosa de los Monteros
«Ahora, pese a todo, Vox está plenamente consolidado como el tercer partido de España», ha considerado. Y ha admitido que la relación con los periodistas «no ha sido fácil» y que espera que de ahora en adelante los medios «empiecen a tratar (a Vox) de una manera un poco más natural».
Ha concluido dejando en claro: «Me quedo en Vox, permanezco en Vox como afiliado de base y siempre a su disposición y de sus dirigentes para cualquier cosa que necesiten de mí. Todo ha merecido la pena porque España merece la pena».
Un camino desde los orígenes
Marido de Rocío Monasterio, Espinosa es amigo personal de Abascal desde los tiempos en que trabajaban en DENAES, la Fundación para la Defensa de la Nación Española, en el barrio madrileño de Salamanca en 2012. Participó de la fundación de Vox, fue clave en las dos convenciones realizadas en Vistalegre y en estructurar el grupo parlamentario y era la cara visible de los ultraliberales del partido (nacionalistas jacobinos españoles en lo político, conservadores en lo social y neoliberales en lo económico).
Su salida es también el final del histórico contrapeso con la familia falangista dentro de Vox, que ha logrado imponer su dominio de la mano del europarlamentario Jorge Buxadé, quien no oculta en sus redes sociales elogios al presidente del Gobierno húngaro, Viktor Orban.
Hasta ahora los dos grupos ejercían un equilibrio que ahora ya no es tal. Abascal ha decidido dar un giro a favor del ultracatolicismo y Buxadé, en los hechos el número dos del partido, se había ocupado ya de limpiar de las listas a muchos liberales cercanos a Espinosa, como Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso.
¿Quiénes están al mando de la filial de derecha radical populista española entonces? Pues la cúpula sigue en manos de Abascal y sus dos operadores políticos principales: Kiko Méndez-Monasterio y Enrique Cabanas, de máxima confianza del presidente de la formación. Han ascendido en influencia en los últimos meses el líder de Vox Catalunya, Ignacio Garriga (es secretario general), el mencionado Buxadé y el jefe del área de comunicación estratégica, Manuel Mariscal.
Abascal sigue al mando pero se señala la subyaciente influencia del grupo ultracatólico (secta para muchos) El Yunque
Pero lo que muchos señalan es la omnipresente pero subyacente influencia en las decisiones del partido del grupo ultracatólico (considerado secta por muchos) llamado El Yunque, una organización transnacional con raíces en México que constituye en sí mismo un fuerte lobby reaccionario.
Espinosa también ha tenido en su camino político varios puntos oscuros. En la primavera, medios madrileños dieron a conocer que la Agencia Tributaria había descubierto que el portavoz parlamentario y su esposa y candidata a la presidencia de la comunidad de Madrid habían declarado un trabajo «simulado» para defraudar a la Hacienda pública, según había concluido tras la inspección fiscal de su estudio de arquitectura.
Y hace año y medio, la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo confirmó la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid que en 2019 obligó a Espinosa al pago de más de 63.000 euros que debía a la empresa que llevó a cabo las reformas de su casa familiar (el portavoz parlamentario había declarado una sociedad suya en concurso de acreedores para no abonar esa suma).
Repercusiones
El número uno de Vox en la ciudad de Madrid y vicepresidente del partido, Javier Ortega Smith (cesado como secretario general tras el escándalo de la salida de Olona) ha respaldado este martes a Espinosa, a quien ha llamado «compañero y amigo». «Aunque algunos no han sabido reconocértelo, la inmensa mayoría tenemos una impagable deuda de patriotismo contigo», ha señalado en su cuenta oficial de Twitter.
Por su parte, Olona también se ha pronunciado en redes sociales: «El silencio que he mantenido por mí no lo mantendré si el acoso lo sufre él. Porque en la salida todo son buenas palabras. El acoso organizado llega después. Recordadlo cuando estéis descorchando la botella: 19».
La exportavoz se refiere con ese número a la cantidad de escaños que ha perdido Vox en las elecciones del 23 de julio pasado (52 obtuvo en 2019). Amenazante, Olona da a entender que saldrá a defender a Espinosa en caso de que él padezca el «acoso» mediático y virtual que ella dice haber sufrido tras su renuncia por motivos de salud (y políticos, que explicitó tiempo después).
César Calderón Avellaneda: «La salida de Iván escora a Vox definitivamente hacia la derecha medieval»
Presto a comenzar su nueva vida y trabajo en la actividad privada, Espinosa ya ha cambiado el perfil de su cuenta de Twitter. Borrando toda rémora sobre su labor política y su cargo en el Congreso, ha dejado como descripción de su perfil solamente la frase «lo mejor está por venir».
Quizás la mejor primera definición en caliente que se puede encontrar de este momento del partido de extrema derecha la ha dado el encuestador y consultor estrella del conservadurismo español César Calderón Avellaneda, que ha dicho a sus decenas de miles de seguidores en redes: «Con Olona se fue la sonrisa de Vox, con Sánchez del Real todo el músculo tecnopolítico y ahora con Espinosa se marcha su mejor cabeza estratégica y su mejor parlamentario. A Buxadé solo le queda cargarse a Abascal y ya tendrá todo el partido para él. La salida de Iván escora a Vox definitivamente hacia la derecha medieval».