Nuevo toque de atención del Gobierno español. Su ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, ha advertido este miércoles que, si la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no toma medidas por el beso en la boca que su presidente, Luis Rubiales, dio a la jugadora de la selección femenina Jenni Hermoso tras la final del Mundial, lo hará el Consejo Superior de Deportes (CSD).
«Han de tomar decisiones. Si no las toma la Federación, lo hará el CSD», ha dicho a Efe el ministro desde la India, donde se encuentra esta semana para asistir a la reunión ministerial de Cultura del G20.
El aviso de Iceta llega un día después de que la RFEF anunciara la convocatoria con carácter de urgencia, este viernes, de una Asamblea General Extraordinaria para tratar este asunto.
Este encuentro podría ser el marco idóneo para que Rubiales diese el paso que se le exige, aunque en diversos medios se apunta a que podría encastillarse con el indudable poder que tiene en esa asamblea y entre sus representantes territoriales. Por eso se apunta como hipótesis que pida disculpas más consistentes que las realizadas hasta ahora.
Sin embargo, llegará aún más desgastado. Hoy mismo se ha pronunciado Jenni Hermoso, para decir exactamente: «Mi sindicato FUTPRO, en coordinación con mi agencia TMJ, se están encargando de defender mis intereses y ser los interlocutores sobre este asunto».
Estas palabras están recogidas en un comunicado difundido por FUTPRO, en el que se deja en muy mal lugar al presidente de la RFEF.
«Desde FUTPRO expresamos nuestra firme y rotunda condena ante conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres», dice la nota, para a continuación pedir a la Real Federación Española de Fútbol que «implemente los protocolos necesarios, vele por los derechos de nuestras jugadoras y adopte medidas ejemplares».
Rosario de razones para la dimisión
En cualquier otra instancia, el homólogo en el cargo de Rubiales ya hubiese dimitido. Primero, beso en la boca sin consentimiento a una campeona del mundo durante la entrega de premios. Después, llamó idiotas a quienes le criticaron por su mal comportamiento. A continuación, pidió disculpas de una manera muy particular (no es que «ninguno de los dos» –ni él ni la jugadora– hubiesen hecho nada malo, es que «fuera» de la Federación se entendió mal). Justo después se conocieron nuevas imágenes en las que Rubiales celebraba la victoria en el palco de autoridades agarrándose el paquete. Y, por si todo ello no fuera suficiente, en los últimos días se ha sabido que presionó a la jugadora, sin lograrlo, para que apareciera con él en el vídeo de ‘disculpas’, así como que la federación realmente se inventó las declaraciones de Jenni Hermoso en las que quitaba hierro al incidente.
Han aparecido además otras noticias, como la denuncia de una antigua empleada a la que, según su relato, Rubiales humillaba con comentarios machistas, o investigaciones judiciales sobre malas prácticas. En concreto, un viaje a EEUU de carácter muy dudoso financiado por la federación.
Aun así, Rubiales no ha hecho ni el mínimo gesto de dimitir, solo ha intentado maniobrar para evitarlo, pese a que las demandas desde diferentes instancias han sido muy elocuentes. Hasta PSOE y PP están de acuerdo en ello, y el presidente Sánchez no pudo ser más claro: «Creo que lo que vimos fue un gesto inaceptable, que las disculpas de Rubiales no son suficientes, hasta incluso no son adecuadas, tiene que continuar dando pasos para aclarar lo que vimos».
Con cuentagotas
Aunque la presión debiera resultar insoportable, llama la atención que las principales instancias del fútbol, como por ejemplo los club, no han dicho ni esta boca es mía, salvo algunas excepciones. En el caso de los equipos, solo el presidente del Getafe, Ángel Torres, ha demando que Rubiales no siga «ni un minuto más de presidente».
Entre las voces que sí se han alzado está la de La Liga Profesional de Fútbol Femenino (Liga F), que ha anunciado hoy la presentación de una denuncia ante el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos, solicitando la inhabilitación de Rubiales.
«Una de las mayores gestas de la historia del deporte español se vio ensuciada por el bochornoso comportamiento del máximo representante del fútbol español que, una vez más, y guiado por su continuo y habitual afán de protagonismo, demostró no estar a la altura del cargo que ostenta», dice su nota.
Aún faltan muchas voces. No es la primera vez que el mundo de fútbol mantiene silencio, tapa o incluso excusa actitudes y actuaciones execrables de sus miembros más destacados.