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Aseguran que fue un misil francés el causante del «accidente aéreo» de Ustica

El avión que se estrelló en el mar en la isla italiana de Ustica (sur) en 1980, con 81 personas a bordo, fue derribado por un misil francés con el que se pretendía matar al fallecido autócrata libio Muammar al Gadafi, ha asegurado el ex primer ministro italiano Giuliano Amato.

Inagen de archivo de los restos del avión siniestrado en 1980.
Inagen de archivo de los restos del avión siniestrado en 1980. (GARA)

«La versión más creíble es la de la responsabilidad de la Fuerza Aérea francesa, con la complicidad de los estadounidenses y de quienes participaron en la guerra aérea en nuestros cielos en el derribo del DC-9 de la compañía Itavia la noche de aquel 27 de junio», asegura el ex primer ministro italiano Giuliano Amato en una entrevista que publica este sábado el diario 'Repubblica'.

«La hipótesis más acreditada es que ese misil fue lanzado por un caza francés desde un portaaviones frente a la costa sur de Corsica o desde la base militar de Solenzara, que estaba muy ocupada esa noche», añade.

La tragedia de Ustica, uno de los mayores enigmas de la aviación italiana, sigue envuelta en el misterio más de cuatro décadas después, pues, aunque las investigaciones posteriores apuntaron a que fue abatido, nunca se desvelaron las razones.

El Tribunal de Apelación de Palermo determinó en abril de 2015 que fue un misil el que derribó el aparato.

Gadafi y el contexto geopolítico

«El plan era despellejar a Gadafi, que volaba en un MIG de su fuerza aérea. Y el plan era simular un ejercicio de la OTAN, con muchos aviones en acción, en el curso del cual se dispararía un misil contra el líder libio: el ejercicio era un montaje que permitiría hacer pasar el ataque por un 'accidente involuntario'», añade el dos veces jefe de Gobierno y expresidente del Tribunal Constitucional.

Sin embargo, las cosas sucedieron de forma diferente, ya que «Gadafi fue advertido del peligro (por el fallecido líder socialista italiano Bettino Craxi –desvela Amato– y no subió a su avión. Y el misil lanzado contra el MIG libio acabó impactando en el Itavia DC9 que se hundió con ochenta y un inocentes dentro».

Como recordaba Daria Lucca en un artículo en 'Sin Permiso' en julio de 2020, «el Mediterráneo era el nuevo frente del choque entre los bloques. Egipto acababa de abandonar el campo soviético y se había adherido al norteamericano. Una de las razones de este cambio era su turbulento vecino, demasiado fuerte, Gadafi, de quien temía Egipto un ataque. Los EEUU no podían esperar a deshacerse de él; algo semejante le sucedía a Francia, por varias razones (de las que no era la menor el choque sobre el Chad), igual pasaba con el Reino Unido, cuya embajada en Trípoli acababa de ser pasto de las llamas».

«En resumen, cuatro países y la mitad de uno (tratándose de Italia) habrían estado encantados de verle muerto. Pero la otra mitad de Italia, no», proseguía Lucca en su análisis «Ustica: La historia de una matanza negada durante 40 años»  

Las familias piden justicia

La presidenta de la asociación de los familiares de las víctimas, Daria Bonfietti, asegura que las palabras de Amato «son muy importantes y una correcta reconstrucción de todo lo que hay en los documentos, que sabemos desde hace años".

Ahora «espero algo de Francia y que el Gobierno italiano actúe para hacerse responder. No está bien que nuestros aliados nos traten así», agrega.

Amato, un prestigioso político y jurista con una larga trayectoria cuyo nombre ha sido barajado para ocupar la presidencia de la República italiana, lamenta en la entrevista que Francia y la OTAN no hayan «arrojado luz» sobre lo sucedido: «un crimen por razones de Estado».

«Después de cuarenta años, las víctimas inocentes de Ustica no han recibido justicia. ¿Por qué seguir ocultando la verdad? Ha llegado el momento de arrojar luz sobre un terrible secreto de Estado -o mejor dicho- un secreto de Estados. El presidente francés (Emmanuel) Macron (...) podría hacerlo. Y la OTAN, que ha ocultado tenazmente lo ocurrido en los cielos italianos todos estos años, podría hacerlo".

El también ex ministro de Interior, Economía y Reformas Institucionales considera que ha llegado el momento de que «quien sepa hable: tendría mucho mérito para las familias de las víctimas y para la Historia».

«Me pregunto por qué un joven presidente como Macron, ajeno también a la tragedia de Ustica, no quiere eliminar la vergüenza que pesa sobre Francia. Y solo puede eliminarla de dos maneras: demostrando que esa tesis carece de fundamento o, una vez comprobada su validez, ofreciendo una profunda disculpa a Italia y a las familias de las víctimas en nombre de su Gobierno. El silencio prolongado no me parece una solución», sentencia.