Ximun Larre

El quinto colegio de Seaska está listo para abrir sus puertas en Senpere

Más de 80 alumnos y alumnas arrancan este lunes su año escolar en el nuevo centro de secundaria que Seaska abre en Senpere. Es su quinto colegio para el rango de 11-12 a 14-15 años, tras los de Baiona, Kanbo, Lartzabale y Ziburu.  

Padres y madres se afanan para tener listo a tiempo el centro de Seaska en Senpere.
Padres y madres se afanan para tener listo a tiempo el centro de Seaska en Senpere. (GUILLAUME FAVEAU)

Frente a la avalancha de coches que circulan por la carretera D-918, padres y madres se afanan en terminar la valla que cierra el perímetro. Faltan pocas horas para el inicio del curso escolar. Kattalin Elizalde, quinto centro de secundaria de Seaska –la etapa de 'colegio' abarca desde los 11-12 hasta los 14-15 años–, está a punto de abrir sus puertas este lunes para el inicio del año escolar.

Siete meses es el tiempo que ha hecho falta para levantarlo. Aunque desde la carretera es difícil darse cuenta del avance de las obras, el cronograma ha sido respetado. Al frente de los padres y mares, Beñat Bidegain no oculta su satisfacción. «Es bastante increíble ver cómo se ha desarrollado el trabajo en este período de tiempo. Lo primero que me dicen cuando llegan es ‘ah, ¿pero ya está listo?’ Los electos con los que me cruzo en en mi trabajo me preguntan lo mismo».

El entusiasmo es el común denominador y los grupos de trabajo se van organizando a lo largo del día. Todos colaboran, con la sensación de escribir un nuevo capítulo en la historia de Seaska.

«A menudo hablamos de esto entre nosotros, cuando miramos el desarrollo de Seaska desde fuera, es bastante impresionante, con algunos lados buenos y otros que son ciertamente más difíciles. Todo el trabajo realizado durante décadas por las familias y quienes trabajan en Seaska, sigue dando frutos. Se estimula una dinámica en torno a un municipio que hoy tiene 8.000 habitantes, y cuyos habitantes evidentemente no son vascoparlantes, y que incluye a mucha gente de fuera».

A pocos pasos, en lo que pronto se convertirá en un refugio para las horas al aire libre o la práctica de deportes, los trabajadores siguen ocupados. Las barreras marcan el límite con la parte del instituto que aún no está terminada. La apertura se hará de forma paulatina, detalla Iñaki Lekuona, director del establecimiento.

«La primera fase, al inicio del año escolar, prevé la apertura de cuatro clases, dos de quinto y dos de sexto, parte de los locales administrativos y un comedor. Para Todos los Santos se abrirán nuevas aulas, como clases técnicas, laboratorios, etc. A continuación se abrirán el gran patio y el pabellón de deportes, el CDI y el resto de locales administrativos. Finalmente, la cocina estará disponible en enero».

Hasta 160 estudiantes

En cuanto a los alumnos y alumnas, se esperan 82 para este inicio de curso escolar. Al final deberían rondar los 160, tras la apertura de clases de cuarto grado el próximo año y de tercer grado dentro de dos años. «Aún tenemos plazas para más adelante si es necesario. En cualquier caso, es una magnífica herramienta para el euskara», añade Lekuona.

Los estudiantes ya cuentan con un hermoso espacio al aire libre, invisible desde la carretera. Detrás del colegio hay un maizal cerca del cual se puede ver el bosque que linda con el lago de Senpere, muy cerca. Un lugar simbólico en la historia de Seaska, sede anual de Herri Urrats.

En cuanto al nombre, la elección recayó en el de una mujer, Kattalin Elizalde, de la que poco se sabe de su historia personal. «Conocer la vida de una mujer que vivió en Senpere ​​​​a principios del siglo XVII es evidentemente muy difícil por los documentos de la época. Simplemente sabemos que huyó para ir al País Vasco Sur por los procesos por brujería, gracias a un archivo que se encuentra en Madrid», explica Lekuona.