Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna

Defender el balón parado se ha convertido en un problema para Osasuna en este inicio liguero

Osasuna no está siendo en este comienzo liguero tan sólido a la hora de defender a balón parado como en la anterior campaña. Los dos goles encajados en Getafe tras sendos corners así lo corroboran.

Koundé le marcó el primer gol de estrategia a Osasuna de la presente temporada.
Koundé le marcó el primer gol de estrategia a Osasuna de la presente temporada. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Una vez más, Osasuna volvió a salir mal parado de su visita al Coliseum Alfonso Pérez, recinto en el que la escuadra navarra no vence desde finales de marzo de 2008 y en el que ha encajado ocho derrotas en sus últimas doce visitas.

Acabando así con su buena racha foránea –los rojillos habían vencido en Balaídos y Mestalla–, en esta ocasión ni siquiera le sirvió anotar dos goles a domicilio, algo que generalmente suele traducirse en la suma de algún punto.

Buena parte de culpa de que esto no fuese así viene como consecuencia de que el equipo no estuvo bien a la hora de defender a balón parado, encajando en sendos cornes que supusieron el 1-0 y el 3-2 definitivo.

Una faceta en la que el cuadro dirigido por Jagoba Arrasate se está mostrando más débil en lo que se lleva de la presente campaña con respecto a la anterior y los hechos así lo confirman.

Según los datos aportados por la empresa Opta Sports, Osasuna ya ha recibido tres dianas –todas ellas de cabeza y originadas desde saques de esquina– en estos cinco primeros encuentros ligueros, pues a los tantos de Mitrovic y Maksimovic de este pasado domingo hay que sumarle el de Koundé en la cuarta jornada.

Unos números que se disparan respecto a esa misma estadística, pero del curso anterior, en el que el conjunto rojillo solo encajó durante todo el ejercicio un total de nueve goles –cinco de falta, tres de corner y uno de falta directa–.

¿A qué cabe atribuir semejante desfase? Desde luego no a las características físicas de la plantilla, pues en este mercado veraniego se ha incorporado a dos futbolistas de gran envergadura –Catena y Raúl–, a lo que hay que sumar la llegada desde el filial de Jorge Herrando, un jugador con una altura de 192 centímetros.

Sí que es cierto, como diferencia a reseñar, que la zaga osasunista ya no cuenta entre sus efectivos con un Aridane que, en buen estado de forma, era un auténtico baluarte defensivo a la hora de achicar el juego aéreo del rival.

Concentración y contundencia

Independientemente de dicha ausencia, lo que sí parece claro es que al cuadro rojillo le está penalizando cierta falta de concentración y contundencia, tanto a la hora de no perder las marcas como de anticiparse para evitar el remate del adversario.

Y también que los guardametas sean valientes aportando su granito de arena en esos lances con salidas en las que dejen claro quién manda en propia área, algo que en más de una ocasión se echa de menos.

Deficiencias que el cuerpo técnico tendrá que ir puliendo en el trabajo diario que se desarrolla en Tajonar para recuperar a ese Osasuna que no tenía ningún problema en guarecerse en propia área, sabedor de su potencial destructivo ante las acometidas del contrincante.

Precisamente a esa labor cotidiana en las instalaciones rojillas se ha incorporado por primera vez Darko Brasanac después de la grave lesión de rodilla que se produjo a mediados de abril pasado en un partido liguero contra el Elche.

El futbolista serbio, que continúa con su proceso de recuperación, ha realizado parte del entrenamiento con el grupo, mientras que Moncayola, aquejado de una dolencia muscular, se ha ejercitado de manera individual y Unai García prosigue con su trabajo para fortalecer la rodilla.

Osasuna tiene previsto guardar descanso este martes para regresar de nuevo a los entrenamientos con dos sesiones a puerta abierta –miércoles y jueves–, mientras que la del viernes, previa al duelo contra el Sevilla –El Sadar, sábado, 16.15–, será sin presencia de público ni medios de comunicación.