Ibai Azparren
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

Recetas contra la batalla cultural antitrans: tomar partido para evitar «un apartheid social»

La conocida como ‘Ley trans’ ha suscitado polémica debido, en parte, a la agenda ultra. Para desmentir algunos «bulos» en torno a la norma, este jueves ha tenido lugar una charla en Iruñea con miembros de Naizen y Marina Sáenz, catedrática de Derecho y activista LGTBI.

Marina Sáenz y Rafael Lara, antes de la conferencia celebrada este jueves en el Baluarte de Iruñea.
Marina Sáenz y Rafael Lara, antes de la conferencia celebrada este jueves en el Baluarte de Iruñea. (Iñigo URIZ | FOKU)

En los últimos tres años, los retazos, noticias y alarmas sobre la denominada ‘Ley Trans’ aprobada por el Congreso español han sido recurrentes, y los bulos generados alrededor de la norma han generado un clima de crispación que ha pasado factura a un colectivo ya de por sí discriminado. Cambio de sexo a cualquier edad, borrado de mujeres, hombres evitando juicios por violencia machista... Son solo algunos ejemplos que seguro que el lector de este artículo ha leído o escuchado en reiteradas ocasiones.

Todos ellos son bulos, fake news, esparcidos de manera consciente y algunos difíciles de refutar sin la formación necesaria. Pero a Marina Sáenz, catedrática de Derecho, activista LGTBI y presidenta del Consejo de Participación de las Personas LGTBI, le gusta «meterse en charcos», y sabe como salir de ellos. En una conferencia organizada por Naizen este jueves en el Baluarte de Iruñea, la ponente, presentada por el Catedrático de la UPNA Rafael Lara, ha intentado señalar el carácter organizado y esencialmente político de este discurso «antiderechos» frente a una sala abarrotada de gente.

«Hace 40 años yo estaría en el Código Penal, me podrían aplicar medidas de seguridad. Y una no es libre cuando se dice, sino cuando puede ejercer en libertad sus derechos. Hemos perdido generaciones que no han podido manifestar su amor, inmersas en una vida de ocultación», ha comenzado Sáenz. Décadas después, esa transfobia sigue ahí, ha proseguido, para a continuación añadir que la batalla cultural se ha recrudecido con la ley trans y los movimientos ultraconservadores de todo el globo.

¿Pero en qué consiste la mencionada batalla cultural? A juicio de Sáenz, en desatar una campaña sobre un tema para generar opinión pública y generar movimientos políticos. Desde Alt Right estadounidense hasta Hazte Oír, la catedrática ha citado una «alianza ultraconservadora» que se «ha gastado más de 670 millones haciendo campañas» contra el colectivo trans.

Una batalla cultural totalmente «asimétrica», porque, frente a las campañas y los bulos, «nosotras apelamos a la razón, a los informes». «Pero nos peleamos con las redes sociales, con memes, con vídeos que generan alarma social», ha remarcado.

Obviamente, detrás de esta batalla cultural hay unos claros objetivos. «Entre los primarios, está la contención del colectivo y llegar a legislar por su segregación», ha expresado. Y respecto a los secundarios, ha mencionado ejemplos como negar a una menor de edad la posibilidad de que afirme su identidad o su orientación sin su permiso paterno. «Detrás de todo esto hay un modelo de familia en el que el padre impone su autoridad», ha detallado.

Asimismo, ha avisado de las «extrañas alianzas» que ha generado el movimiento antiderechos de las personas trans. «Hay grupos integristas, pero el debate ha pasado fractura en partidos tradicionalmente demócratas o en el feminismo. Hemos visto a gente muy feminista y marxista haciendo mitines conjuntos con Vox o FAES. Incluso hizo mella en el PSOE, y la ley estuvo a punto de no salir», ha recordado.

Consecuencias

Sáenz no dudado en cargar contra esta alianza ultraconservadora que ha logrado ciertos objetivos, por ejemplo en EEUU, especialmente tras el aterrizaje de Donald Trump en la Casa Blanca. «Lo primero que hace es derogar todas las normativas federales de igualdad y contra la discriminación de un plumazo», ha detallado. Y de aquellos polvos, estos lodos: En 2022, los legisladores introdujeron un número récord de proyectos de ley antitrans en las legislaturas estatales, tratando de restringir su acceso a la atención sanitaria, los baños, los deportes y el ocio.

«Y en Europa no nos libramos. Ahí tenemos a Rusia, Bulgaria, Hungría... donde hemos desaparecido como sujetos jurídicos o políticos. Y si no existimos, desaparecemos socialmente», ha subrayado.

En este sentido, ha recordado algunos bulos propagados contra las personas trans. «Hemos leído titulares que hablaban de una avalancha de hombres que piden el cambio de sexo con la ley trans, y finalmente solo lo habían pedido dos hombres. Se nos dijo que se iba a llenar las cárceles de personas transexuales para poder abusar de las presas, y desde que se ha aprobado la ley, hay solo cuatro presas transexuales, ninguna por traslado», ha afirmado.

A su juicio, lo que está en juego es evitar «un apartheid social, un modelo de exclusión que segrega». Sin embargo, ha señalado que «nosotras hemos optado por un modelo de inclusión social». Así, ha recordado que esta ley, más allá de la polémica generada, «implica muchos avances» como la extensión del principio de no discriminación a todos los ámbitos, la despatologización las identidades trans, la eliminación de los requisitos médicos o la prohibición de operar a los bebes intersexuales, entre otros.

Por tanto, ha animado a «tomar partido» en esta «encrucijada de nivel internacional». «Esto es una batalla que nos afecta a todos; somos el primer objetivo, pero luego serán las mujeres lesbianas o las minorías que reciben asistencia. Nuestra condición no debería ofender a nadie», ha sentenciado.