J.S.

Aislantes naturales: igual de eficaces, más saludables y más sostenibles

La celulosa, el corcho natural, el cáñamo o la fibra de madera se abren paso como los materiales más apropiados para el aislamiento de viviendas y locales, en un mercado inundado de productos derivados del petróleo, más baratos pero muy poco sostenibles.

Colocación de aislamiento de fibra de madera y cierre con panel de celulosa-yeso.
Colocación de aislamiento de fibra de madera y cierre con panel de celulosa-yeso. (NAIZ)

Con la llegada del frío, comenzamos a acordarnos de esa habitación tan fría que da al norte, o de esa otra donde siempre aparecen manchas de humedad. Con el fin de solucionar estos problemas, lo más indicado es acudir a una empresa especializada, que se encargará de hacer un diagnóstico y de diseñar el aislamiento térmico más indicado para cada caso. Con ello, además de disfrutar de un ambiente más agradable, mejoraremos la eficiencia energética y, por consiguiente, el ahorro económico.

Normalmente, lo más habitual es empezar por aislar las paredes que dan al exterior, con el fin de convertir la vivienda en una caja protegida de la temperatura exterior. Lo podemos hacer desde la fachada o desde el interior de la vivienda. En este último caso, lo habitual es optar por una de estas dos técnicas: el insuflado de material aislante en las cámaras de los tabiques tambor, o la instalación de un trasdosado para crear una cámara donde se proyecta o instala el material aislante.

Actualmente existe en el mercado una gran variedad de materiales destinados al aislamiento térmico, siendo la mayor parte de ellos derivados del petróleo como la espuma de poliuretano o el poliestireno expandido. La lana de roca es también otro material muy utilizado y, aunque no es un derivado del petróleo, para su fabricación se utilizan hornos a altas temperaturas (1.650º) y se le añaden formaldeidos que pueden ser cancerígenos. Se trata de materiales más baratos que los naturales, motivo por el que están más extendidos.

No obstante, poco a poco se van abriendo paso los aislantes naturales, que presentan unas propiedades aislantes similares a las artificiales, pero además son más saludables y, sobre todo, más respetuosos con el medio ambiente.
Para conocer un poco más sobre este tema, acudimos a Ekodeco, un estudio de Iruñea con más de una década de experiencia en el diseño de interiores con criterios de bioconstrucción. Su responsable, Álvaro Cía, trabaja siempre con el objetivo de reducir al máximo el impacto ambiental, para lo cual emplea materiales y tecnología ecológica, sin descuidar los criterios de cercanía en la fabricación o de producción justa y sostenible.

En relación a los materiales que utiliza para llevar a cabo sus proyectos, Álvaro Cía se centra en los cuatro o cinco más utilizados. Se trata principalmente de la celulosa, el corcho natural, el cáñamo y la fibra de madera, materiales todos ellos «muy recomendables» para ejecutar aislamientos térmicos.

Los dos primeros –la celulosa y el corcho– pueden utilizarse tanto para ser insuflados en las paredes tambor de los edificios antiguos, como para ser colocados en trasdosados tanto en viviendas nuevas como antiguas.

La celulosa es un material muy económico y apropiado para el insuflado. «Al fin y al cabo no es más que un aislante hecho a base de periódicos reciclados, lo que resulta perfecto si nos preocupa la reutilización o el empleo local. Además, si lo insuflamos en una pared tambor, cubre muy bien todos los huecos, por lo que se convierte en un buen aislante», señala Álvaro Cía.

En cuanto a sus propiedades aislantes, el diseñador navarro explica que son similares a los que pueden tener los derivados del petróleo, ya que su conductividad térmica es también muy baja, del orden de los 0,038 W/mk.

Material natural renovable
El corcho, mientras tanto, es un material natural renovable, que se utiliza más en formato de placa, aunque también puede ser a granel. «Es un material muy duradero, que se emplea tanto en interiores como en exteriores, aunque no es tan barato como otros. Por eso no se utiliza tanto», puntualiza.

No obstante, añade que es el más indicado para solucionar problemas de humedades, especialmente los provocados por capilaridad en suelos y paredes que absorben humedad desde el suelo. «En estos casos, puede colocarse tanto en placas como a granel, hasta una altura de un metro, a partir de la cual puede utilizarse la celulosa».

Además, subraya que el corcho es un material sostenible y totalmente ecológico, ya que se obtiene a partir de bosques que se renuevan constantemente y que, además, «no se traen desde muy lejos: Extremadura o Portugal».
Otro de los materiales naturales que más se utiliza es la fibra de madera. «Se trata de un aislante ecológico muy bueno, elaborado a partir de astillas, serrines y residuos de madera. Se fabrica en distintas densidades, dependiendo del uso que se le vaya a dar».

Así, mayormente se utiliza para aislar tejados, colocando los paneles machimbrados debajo de las tejas, ya que tiene propiedades hidrófugas; aunque también es habitual utilizarlo como aislante acústico de suelos o incluso en fachadas. En este último caso, sobre los paneles de fibra de madera se aplica un mortero de exteriores convencional y la fachada ya queda acabada.

Otro de los materiales que utiliza Ekodeco en sus proyectos es el cáñamo. «Es un material muy eficiente y resistente. Pero a mi juicio tiene el problema de que se produce a partir de cultivos, lo que quita espacio a las tierras cultivables. Por eso me gusta más la celulosa».

Por último, un material que actualmente ya no se utiliza apenas es la lana de oveja. Tal y como explica Álvaro Cía, «hubo un tiempo en que comenzó a utilizarse mucho, porque era una materia prima muy abundante en nuestro entorno y a la que no se daba ninguna salida. Pero luego se vio que daba problemas como la polilla, por lo que ha dejado de utilizarse».

Todos estos materiales aislantes se pueden colocar en el interior de los trasdosados. El modo convencional de montar estos trasdosados es mediante perfiles metálicos, sobre los que se ajustan las placas de pladur. No obstante, Álvaro Cía se muestra partidario de utilizar listones de madera, ya que tienen una conductividad térmica menor, y sobre ellos colocar paneles fabricados a base de yeso natural y celulosa. «Es un material que tiene un resultado muy bueno, y además es más pesado y resistente que el pladur, lo que da una sensación de pared de obra».

Diferentes muestras de materiales naturales: fibras de madera y cáñamo (izq.) y fibra de madera para fachadas, corcho a granel, panel de celulosa-yeso y celulosa a granel para proyectar o insuflar (derecha).


Pinturas transpirables
Y para rematar la faena, llega el momento de pintar las placas. El responsable de Ekodeco recomienda hacerlo con pinturas minerales o vegetales, ya que son transpirables. «Es decir, regulan la humedad de las habitaciones, lo que propicia un ambiente más sano. Por el contrario, las pinturas plásticas crean un ambiente que no transpira, creando más condensaciones y problemas derivados de la electricidad estática como la acumulación de polvo».

Junto a ello, Álvaro Cía insiste en la importancia de aislar bien las estancias y de evitar al máximo los puentes térmicos, que son los que transmiten el frío, el calor o la humedad. «Lo más importante es lograr una cámara que evite todo contacto de la parte del exterior de una pared, que estará más fría, con la parte interior, que estará más caliente. Con ello evitaremos no solo pérdidas de calor, sino también condensaciones».

Materiales que no se benefician de las ayudas públicas

La utilización de aislantes naturales sigue siendo aún minoritaria en las reformas que se realizan tanto en edificios privados como públicos. El responsable de la firma Ekodeco, Álvaro Cía, ve con buenos ojos las ayudas destinadas a la mejora del aislamiento de las viviendas, ya que ello contribuye a mejorar la eficiencia y a reducir el gasto energético. No obstante, se lamenta de que dichas ayudas no tengan en cuenta los criterios de sostenibilidad, es decir, el impacto medioambiental que tiene la fabricación de dichos materiales.

«Hoy día las instituciones están haciendo mucho hincapié en el tema de la eficiencia energética, con la promoción de las viviendas Passivhaus, por ejemplo. Todo eso está muy bien, porque se consiguen consumos casi nulos de energía –señala Álvaro Cía–, pero esos estándares no tienen en cuenta el origen de esos materiales, las emisiones que ha supuesto su fabricación ni su ciclo de vida».

Detrás de esta realidad, el responsable de Ekodeco ve fuertes intereses económicos, que promocionan los productos derivados del petróleo frente a los materiales más sostenibles, lo que hace que aquellos resulten más baratos y accesibles para el público en general, pese a ser menos sostenibles y saludables.