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Israel acelera su brutal ofensiva pese al tímido reproche de la Casa Blanca

El Gobierno de EEUU, sin ningún interés en abrir un nuevo –e imprevisible– conflicto en Oriente Medio, estando implicado en Ucrania y con unas elecciones presidenciales cerca, lanzó ayer un tímido aviso a Israel respecto a los civiles en Gaza y la actuación de los colonos en Cisjordania.

Jake Sullivan –segundo por la izquierda– participó en la delegación de EEUU que viajó a Israel.
Jake Sullivan –segundo por la izquierda– participó en la delegación de EEUU que viajó a Israel. (Brendan SMIALOWSKI | AFP)

Con la guerra entre Rusia y Ucrania, que ya ha devorado ingentes recursos económicos y militares estadounidenses, empantanada desde hace meses, la Casa Blanca observa con preocupación la posibilidad de que el fuego desatado por Israel sobre Gaza se expanda y le abra nuevos frentes en la arena internacional. Y es que la despiadada ofensiva israelí, que ha causado una crisis humanitaria sin parangón en la Franja, no solo ha movilizado a cientos de miles de personas en todo el mundo, también ha provocado duras reacciones más allá de los perfiles habituales, con Turquía, socio de la OTAN, como ejemplo notorio.

En este contexto, aun sin poner en cuestión el apoyo a Tel Aviv, la administración Biden se ha visto empujada a introducir algunos matices en su discurso en las últimas horas. Así, el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, aseguró ayer que Estados Unidos está «presionando» a los israelíes para que cumplan con las leyes internacionales.

En declaraciones a la CNN, Sullivan aseguró que en las conversaciones con Israel sobre sus objetivos militares han planteado «preguntas duras» sobre cuál es la estrategia que está llevando en Gaza y las consecuencias que está teniendo sobre la población civil. Y aunque dijo que Hamás está usando a los civiles como «escudos humanos», añadió que «no resta responsabilidad a Israel, que bajo la ley internacional tiene que distinguir entre terroristas y civiles y proteger la vida de civiles e inocentes, como es la mayoría de la población de Gaza».

Sullivan también habló de la responsabilidad que tiene Benjamin Netanyahu en «controlar» a los colonos israelíes extremistas en Cisjordania, que, evocando lo que dijo Biden hace unos días, están echando «combustible al fuego» en el conflicto, y consideró «totalmente inaceptable» que estos colonos estén cometiendo «actos violentos contra gente inocente».

No deja de ser un tímido reproche que ni siquiera araña la incondicionalidad del respaldo estadounidense a Israel, pero estas palabras ponen de relieve la incomodidad que la situación en Palestina genera en la Casa Blanca, que no anda sobrada de energía ni apoyos, y está a unos meses de celebrar elecciones presidenciales.

Entran más tropas a la Franja

Las de Sullivan no fueron las únicas declaraciones críticas desde un Occidente casi siempre presto a avalar a Tel Aviv.  El primer ministro noruego, el conservador Jonas Gahr Store, valoró que la situación de los civiles en Gaza implica que Israel está contraviniendo el derecho internacional, y aunque dijo asumir que «tiene el derecho a la autodefensa», añadió que la de la Franja «es una situación catastrófica que es claramente contraria a lo que llamamos las reglas de la guerra o las reglas humanitarias».

Sin embargo, sabedor de que las palabras se las lleva el viento, el Gobierno de Netanyahu no atiende a avisos, reproches ni movilizaciones, y ha metido una marcha más en su despiadada carrera contra Gaza. Así, el Ejército de Israel envió ayer más tropas para «ampliar la actividad terrestre» tras 22 jornadas de ofensiva que desde hace tres días incluye también combates en el interior del enclave palestino.

«Durante la noche ampliamos la entrada de las fuerzas del Ejército a la Franja de Gaza y se unirán a las fuerzas que ya están combatiendo», informó el portavoz militar, Daniel Hagari. Añadió que «los combates terrestres en el norte de la Franja de Gaza continúan, estamos avanzando en las etapas de la guerra según el plan, estamos ampliando gradualmente la actividad terrestre y el alcance de nuestras fuerzas». Y mientras la infantería se adentraba en suelo gazatí, aviones de combate habrían atacado «cuarteles de Hamás, puestos de observación y posiciones de lanzamiento de proyectiles antitanque», hasta «450 objetivos» vinculados a milicias palestinas. Siempre según la versión del Ejército israelí, que además ayer publicó los nombres de 55 responsables de Hamás que ya habrían sido «neutralizados». 55 en una lista de muertos que supera ya los 8.000, según el Ministerio de Salud gazatí.

Hay otras versiones de lo que está aconteciendo en Gaza que contradicen el parte de guerra del Tzáhal. En este sentido, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, aseguró que las fuerzas israelíes que han penetrado en la Franja se han visto obligadas a retirarse. «Los sionistas atacaron ayer –por el sábado– Gaza en una operación a gran escala sin precedentes por aire, mar y tierra, pero a pesar de tener el apoyo económico y las armas de Estados Unidos y de varios países europeos, se vieron obligados a retirarse», dijo en Al Jazeera.

Añadió que es el «segundo fracaso» de Israel en su acometida contra Gaza, donde, señaló, «atacaron con un Ejército armado hasta los dientes, pero la resistencia les obligó a retirarse. Es otra gran victoria de la nación palestina». Israel no ha informado de ninguna retirada, aunque el del relato es un campo de batalla más.