Después de varias semanas de conflicto, el 23 de noviembre de 1984 Pablo González Larrazabal fallecía a causa de un infarto durante las brutales cargas policiales con fuego real durante las protestas por el cierre del astillero Euskalduna. Este jueves, coincidiendo con el 39 aniversario de aquel fatídico suceso, EH Bildu ha realizado un acto en su recuerdo y en homenaje de todos los trabajadores que lucharon por su puesto de trabajo y contra el proceso de desindustrialización del país.
El acto ha tenido lugar bajo el puente de Deustu, donde hace cuatro décadas se situaba el emblemático astillero que, fundado en 1900, fue uno de los pilares de la actividad industrial de Bizkaia y un símbolo de Bilbo. «Este puente bajo el que nos encontramos hoy y que permanece inalterable ha sido testigo de una lucha que ha marcado una generación bilbaína y también vasca. Hasta quienes comenzábamos a andar en aquella época, también tenemos presentes las imágenes que sin duda nos han marcado a todas y a todos. ¿Quién no recuerda la ya mítica foto del obrero con el tiragomas?», ha señalado María del Rio, portavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento de Bilbo.
«Ese desafortunado 23 de noviembre, los trabajadores del Euskalduna llevaban una larga lucha para garantizar el futuro del histórico astillero Euskalduna y mantener sus puestos de trabajo. Era una lucha para defender los empleos de estos trabajadores, pero también para garantizar el futuro de sus hijos. Y es que no podemos olvidar que se destruyeron más de 2.700 puestos de trabajo en el Euskalduna y tampoco podemos olvidar que también afectó a otras miles de personas de empresas auxiliares y pequeños talleres, así como a otros sectores alejados del ámbito industrial», ha recordado Del Rio.
De hecho, la participación en las movilizaciones no se limitó a los trabajadores de Euskalduna, sino que fue una lucha popular en la que también muchos estudiantes tuvieron su bautismo de fuego.
La portavoz de EH Bildu también ha recordado el papel de las mujeres, que «fueron las grandes olvidadas». Un grupo de socias, madres e hijas comenzaron a participar en las movilizaciones y fundaron la Asamblea de Mujeres del Euskalduna. «Más allá del papel de esposa y madre que se les asignaba, la implicación directa en la lucha les supuso la autoafirmación, la toma de conciencia y el empoderamiento. Prueba de ello es que en diciembre de ese año más de 200 mujeres realizaron un encierro en las oficinas del Euskalduna», ha subrayado.
Por su parte, la juntera en Bizkaia Bea Ilardia ha señalado que «los verdaderos responsables de aquella enorme reconversión naval y de la muerte de Pablo tienen nombres concretos y ninguno de ellos se ha sentado nunca ante un juez por estos hechos: el Gobierno del PSOE, encabezado por Felipe González y el ministro de Economía, Carlos Solchaga; Croissier, presidente del INI (la SEPI actual) el ministro del interior, Jose Barrionuevo; el delegado del Gobierno español en la CAV, Ramón Jauregi; el gobernador civil de Bizkaia, Ignacio López; y todos los cómplices del Ejecutivo de Gasteiz que aprobaron aquella enorme reconversión, provocaron la muerte de Pablo y el posterior cierre del astillero Euskalduna».
Memoria, presente y futuro
El acto ha concluido con una ofrenda floral, y Del Rio ha instado a seguir dando pasas para mantener la memoria viva. «Olvidar el pasado implica no tener futuro. Porque tenemos memoria, tenemos presente y somos Futuro», ha dicho.
Asimismo, ha recordado que a día de hoy se libran muchas luchas por los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y ha nombrado algunas que se están dando en la capital vizcaina como la de Bilbobus o la del Funicular de Artxanda, entre otras.
También ha hecho un llamamiento a participar en la huelga general feminista del 30 de noviembre: «Una huelga por el derecho al cuidado. Es decir, por un sistema público-comunitario de cuidados que permita a todas las personas cuidar y ser cuidadas en condiciones dignas, en todos los momentos y ámbitos de la vida. Una huelga de empleo, de consumo y de cuidados, a la que todas y también todos estamos llamados a participar».