La izquierda alemana se encamina hacia una encrucijada
El partido Die Linke y su escisión, BSW, medirán sus fuerzas en las elecciones al Parlamento Europeo. Mientras tanto, podrán tomar el pulso a un reducido número de votantes, ya que la Corte Constitucional ha decretado la repetición de los comicios generales en algunos distritos de Berlín.
La separación de poderes todavía funciona en Alemania. La Corte Constitucional ha vuelto a corregir un error político e institucional. Esta semana ha fallado que en 455 de los 2.256 distritos electorales de Berlín y en los correspondientes distritos de votación por correo habrá que repetir los comicios generales de 2021. Hace dos años, la capital protagonizó un insólito caos cuando no pudo garantizar que los electores pudieran ejercer su derecho a votar en todas las cabinas. Los máximos jueces han podido paliar ahora el daño causado, porque el asunto tuvo que pasar primero por el Bundestag. El 11 de febrero de 2024, las personas afectadas podrán acudir de nuevo a las urnas o emitir su voto por vía postal.
Para ello se reeditarán las mismas papeletas de hace dos años. En una de ellas figurará la candidata de la neofascista Alternativa para Alemania (AfD) Birgit Malsack-Winkelmann, actualmente en prisión preventiva acusada de haber preparado un golpe de Estado junto con otras personas de idiología ultraderechista.
La sentencia de la Corte Constitucional, aparte de este dato y a primera vista, no cambiará esencialmente la composición del Bundestag. Ese caso se habría dado si se hubieran tenido que repetir los comicios en todo el estado-ciudad de Berlín. En ese caso, el partido Die Linke y su escisión, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), habrían tenido que temer no volver al hemiciclo nacional. En 2021, solo pudieron regresar con 38 diputados gracias a los tres mandatos directos obtenidos, dos de ellos en Berlín. Si se hubiera dado este extremo, se tendrían que haber repartido los 37 escaños –un diputado se ha pasado al Partido Socialdemócrata (SPD)– entre los demás grupos parlamentarios. Y eso a mitad de la legislatura.
Se estima que la repetición, por ser mínima, no pondrá en peligro los dos mandatos directos del Linke.
De todos modos, desde principios de diciembre, Die Linke ya no cuenta con una fraktion en el Reichstag, sino únicamente con un «grupo» de diputados. Esta degradación en derechos y financiación es resultado de la salida de 10 de sus representantes, encabezados por Wagenknecht. Bajo su nombre y siglas provisionales de BSW han formando su propio gruppe.
Por el momento, ambas formaciones opinan que la separación no les afectará sino que les hará crecer. En la pugna entre ellos, la repetición electoral del 11 de febrero tendrá cierta importancia propagandística, pero realmente más interesantes serán los comicios al Parlamento Europeo, que en Alemania se celebrarán el 9 de junio. Para el BSW será su primera prueba electoral y el inicio de fase inicial en la que querrá establecerse a nivel nacional y regional. El punto final lo pondrán los comicios generales de 2025. Su posible asentamiento en el este alemán se verá en los tres comicios regionales que se tendrán lugar en otoño.
Antes de poder concurrir con las demás formaciones, la BSW ha de constituirse como partido político, porque de momento solo consta como una asociación registrada aunque se ha sometido de forma voluntaria a la ley de partidos. Se espera que su fundación se formalice el 28 de enero. En principio, el proceso fundacional será de arriba a abajo y no al contrario. Por eso, Wagenknecht, que es la cara más conocida de la BSW, liderará la nueva formación.
Paralelamente a la carrera electoral se crearán las correspondientes estructuras a nivel municipal y regional. Entonces se vislumbrará con más claridad cuántos comités más del Linke se pasarán a la competencia.
Aún es difícil prever dónde se ubicará políticamente la nueva formación. Lo que se oye en su entorno es que «no será una Linke 2.0». Contará con un sector izquierdista, procedente del ámbito sindical y descontento con sus respectivas direcciones y también con la gestión realizada por Die Linke de la crisis social económica y política, cada día más patente en la vida cotidiana cuando la economía se encoge y los precios de energía, alimentación y los alquileres se disparan.
Al mismo tiempo, el tripartito «semáforo» del canciller socialdemócrata Olaf Scholz (SPD) con los liberales y los Verdes ecologistas escribe la historia iniciando el nuevo año sin haber sido capaces de aprobar los Presupuestos Generales de Estado en 2023.
En esta coyuntura habrá que ver con qué mensaje querrá la BSW atraer al electorado de protesta para que deje de votar a la AfD. Dado que su objetivo es, asimismo, abrirse hacia el centro del espectro político, el conflicto con los destacados izquierdistas en sus filas no se hará esperar.
2024 determinará si Die Linke y la BSW emprenderán el camino hacia el triunfo o hacia su desaparición del mapa político en Alemania.