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Miles de personas tratan de huir otra vez bajo las bombas y el hambre en Gaza

Decenas de miles de personas se ven de nuevo empujadas por las bombas a desplazarse de los campos de refugiados del centro de Gaza, bombardeados intensamente por el Ejército israelí en las últimas horas. Los que sobreviven sufren el hambre. El 40% de la población se encuentra en riesgo de hambruna.

 Un niña coge la mano de su madre, ambas heridas en un bombardeo israelí en Jan Yunis.
Un niña coge la mano de su madre, ambas heridas en un bombardeo israelí en Jan Yunis. (AFP)

Decenas de miles de personas intentan huir de nuevo en Gaza en un éxodo continuo que no acaba nunca desde el 7 de octubre –o desde 1948– y que no tiene destino alguno donde encontrar un refugio a salvo de la muerte.

Después de los movimientos forzados de población del norte hacia el sur de la Franja y de Jan Yunis hacia la frontera, los nuevos desplazamientos llevan a los habitantes de los campos de refugiados de Nusseirat, Bureij y Maghazi, bombardeados intensamente con aviación y artillería en las últimas horas, hacia el sur o hacia el oeste, esta vez hacia la ciudad de  Deir al-Balah.

Pero los improvisados campamentos de desplazados, con precarias tiendas de plástico levantadas en cualquier parte, están abarrotados.

Las 150.000 personas que vivían en estas localidades –y que ya eran refugiadas– no tienen dónde ir, advirtió la agencia para los refugiados palestinos, Unrwa.

Bureij sufrió un intenso ataque por la mañana y los tanques israelíes avanzan ya en esta zona superpoblada, donde se registran las mayores masacres desde el inicio de la ofensiva sionista.

Los ataques se extienden a todas las zonas de la Franja –Yabalia y Ciudad de Gaza, en el norte, o Jan Yunis, pero también la de Rafah, en el extremo sur, donde se han concentrado un gran número de desplazados internos–.

Entre las matanzas registradas por la ONU figuran seis palestinos muertos en la capital gazatí por francotiradores y otros cinco, en un ataque a una escuela infantil en Gaza central utilizada ahora como refugio de desplazados. Un día antes, las fuerzas israelíes destruyeron una clínica de la Unrwa en la zona de Beit Hanun.

Ayer, las bombas y la artillería golpearon con intensidad viviendas en Beit Lahia, Jan Yunis y Al-Maghazi, y mataron a más de medio centenar de personas.

Otros siete palestinos murieron en el campamento de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, en un ataque contra viviendas donde se hacinan también cientos de desplazados y que fueron reducidas a escombros.

La brutalidad de los ataques los persigue hasta los campos que se extienden en Rafah, donde el bombardeo de la zona de Tal az-Zohur provocó un incendio en las tiendas de plástico bajo las que los palestinos intentan sobrevivir.

Entre los fallecidos ayer se encuentran otros dos periodistas, con lo que el número de trabajadores de medios de comunicación que Israel ha matado desde el 7 de octubre se eleva a 105.

El 40% de la población, en riesgo de hambruna

El balance de víctimas por la ofensiva lanzada por el Ejército de Israel contra la Franja de Gaza ya supera los 21.320 muertos, incluidos más de 200 fallecidos durante los bombardeos perpetrados desde el miércoles hasta ayer.

Quienes no mueren bajo las balas se enfrentan a la enfermedad y el hambre. El Gobierno de Gaza reiteró que las condiciones humanitarias y sanitarias de los desplazados han alcanzado «niveles catastróficos indescriptibles, con más de 1,9 millones de personas sin agua, comida y medicinas», y recordó que «50.000 mujeres embarazadas sufren hambre, desnutrición y problemas médicos en los centros de refugio». «El 50% de los desplazados son niños que se encuentran expuestos a deshidratación, desnutrición, enfermedades respiratorias y cutáneas, frío extremo y falta de vacunas en el caso de los recién nacidos», insistió, volviendo a reclamar intervenciones urgentes de la comunidad internacional. Hamas alertó de que la situación en el norte del enclave ha llegado a un punto en el que la gente está muriendo de hambre.

También la OMS denunció esta situación al señalar que la población palestina «sufre hambre aguda y un grave riesgo de enfermedad. «La gente hambrienta bloqueó nuestro convoy con la esperanza de encontrar comida», indicó la organización. La Unrwa calcula que el 40% de la población está en riesgo de hambruna.

El informe sobre seguridad alimentaria elaborado por Naciones Unidas, Gobiernos y ONG situaba ya hace días dos áreas de Gaza en la Fase 5 o Catástrofe por seguridad alimentaria. Subrayaba que la falta de alimentos es tan extrema que uno de cada cuatro hogares sufre inanición, tasas alarmantemente altas de desnutrición aguda entre los niños y niñas más pequeños, y un exceso significativo de mortalidad. En las últimas décadas solo se han producido cuatro declaraciones de hambruna: Sudán del Sur (2017); Somalia (2011); Corea del Norte (1995) y Etiopía (1984).

En el caso de Gaza, más del 90% de la población está en fase Crisis (3) o peor y más de 1,3 millones de personas se encuentran en fase de Emergencia o Catástrofe (4 y 5). En cuatro de cada cinco hogares en el norte, y en la mitad entre los desplazados en el sur, las familias pasan días y noches enteros sin comer nada.

La estrategia de destrucción masiva, muertes en masa y del uso del hambre como arma de guerra apunta al objetivo que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, señaló ante su partido, la limpieza étnica de la Franja, con la expulsión de su población. El Ejecutivo israelí no ha abordado aún sus planes para «el día después», pero una reunión anoche debía iniciar este debate.

Violaciones de derechos en Cisjordania

También en Cisjordania la estrategia es convertir en imposible la vida para los palestinos. La ONU constató ayer en un informe de su Oficina para los Derechos Humanos las graves violaciones de derechos que las fuerzas armadas sionistas y los colonos han cometido allí desde el 7 de octubre, que han causado ya al menos 314 muertos (79 de ellos niños).

Estas violaciones incluyen detenciones ilegales y arbitararias y maltrato de detenidos, además de las discriminatorias restricciones de movimientos.

En las primeras semanas tras el 7 de octubre se registraron hasta seis incidentes diarios protagonizados por colonos, tales como tiroteos, incendios premeditados de casas y vehículos, y destrucción de árboles y cultivos.

El documento relata que los colonos «atacaron a palestinos cuando cosechaban sus olivas, les forzaron a dejar sus tierras, robaron su cosecha y envenenaron o realizaron actos vandálicos contra los olivos».

Además, los militares han detenido a más de 4.700 palestinos, incluidos 40 periodistas, y en muchas ocasiones los sometieron a maltrato, incluida la violencia sexual.

El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, reconoce que estos abusos repiten los patrones utilizados de forma habitual durante la larga ocupación israelí, «pero la intensidad de la violencia y la represión actuales no se habían visto en años».

Otro general

El Ejército de Israel reconoció ayer la muerte de otros tres militares, con lo que ascienden a más de 165 sus bajas desde el 7 de octubre. Las últimas incluyen a un general de división, un capitán y un sargento de primera clase. La semana pasada el Ejército de Israel ya informó de la muerte de un general, hasta entonces el militar de más alto rango caído entre sus filas en Gaza.

Robo

En las redadas simultáneas en varias localidades de Cisjordania, el Ejército israelí robó ayer el equivalente a 2,76 millones de dólares al asaltar bancos y casas de cambio de divisas –Banco Árabe, Banco Al-Quds, Bolsa Al-Khaleej y la Compañía de Bolsa Fakhr al-Diín– y confiscar grandes cantidades de efectivo.