Maite Ubiria

Borne presenta su dimisión a Macron y se abre la remodelación del gabinete

La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, ha permanecido reunida durante una hora con Emmanuel Macron y, tras su salida del Palacio del Elíseo, ha cobrado más fuerza la opción de una remodelación de gobierno que se ha confirmado a última hora de la tarde.

Élisabeth Borne, el 5 de diciembre, durante el homenaje de Estado al expresidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.
Élisabeth Borne, el 5 de diciembre, durante el homenaje de Estado al expresidente de la Comisión Europea, Jacques Delors. ( Sthepanie LECOCQ | AFP)

La primera ministra Elisabeth Borne ha abandonado la sede oficial de la Presidencia francesa tras mantener, este lunes tarde, una entrevista con el presidente Emmanuel Macron.

Ese encuentro daba de inmediato carta de naturaleza a una eventual reestructuración del Gobierno, en la que insisten desde hace días los medios de comunicación franceses.

A última hora de la tarde, un mensaje a través de las redes sociales servía a Macron para agradecer los servicios prestados a Borne, mientras que ésta anunciaba que ella y sus ministros asegurarán el periodo de transición hasta que Macron designe al nuevo ejecutivo.

La remodelación está destinada a relanzar la acción de gobierno, muy tocada por la larga batalla social por la reforma de las pensiones, pero también por la votación de una ley sobre inmigración, que aunque el macronismo pactó con la derecha, recibió las bendiciones de la ultraderecha, con la consiguiente pérdida reputacional para el ejecutivo.

Borne había mostrado su vocación, pese a todo, de seguir en Matignon, y en su carta de dimisión remarca ese interés, dando a entender que su salida responde exclusivamente a la decisión de Macron de renovar el Gobierno para seguir con más brío en la línea de las reformas.

Aunque no se ha filtrado ninguna información sobre el relevo al frente de Matignon, la agencia AFP saca a la palestra el nombre de Gabriel Attal, actual ministro de Educación, como posible elegido de Macron para asumir las riendas de un nuevo Ejecutivo.

El extitular de Agricultura, Julien Denormandie y el ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, figuran también en algunas quinielas.

Fuentes próximas al Elíseo apuntan a que el nombre del nuevo responsable de gabinete se conocerá, con toda probabilidad, el martes por la mañana

Gabriel Attal, el todoterreno

La última remodelación ministerial tuvo lugar el pasado verano, cuando, sin sacar a Élisabeth Borne de su puesto, el presidente francés apadrinó una crisis de gabinete de «baja intensidad».

El Elíseo optaba entonces por confiar en referentes ya consolidados del campo macronista, evitando los fichajes inesperados de referentes de la sociedad civil.

Como relevo del ministro de Educación, Pap N'Diaye, desembarcó en el Ministerio de Educación el todoterreno Gabriel Attal, que suena ahora para primer ministro.

El guiño de Macron en su discurso cara al nuevo año a medidas de «autoridad», entre las que figura la reimplantación del uniforme escolar o la ampliación de horarios en centros escolares de zonas sociales sensibles, parece consolidar ese estado de gracia de Attal.

A sus 34 años de de edad, tras ejercer de portavoz de Gobierno, Gabriel Attal pasó a convertirse luego en responsable de Presupuesto, como segundo de a bordo de Bruno Le Maire, ministro de Economía y uno de los pesos pesados del Gobierno, antes de saltar, como se ha dicho, al Ministerio de Educación.

El bordelés Thomas Cazenave, ya miembro de la Comisión de Finanzas, fue elegido para recoger la cartera que dejó vacante Attal, mientras que el exdirector de Gabinete, Aurélien Rousseau, fue promovido al frente del Ministerio de Sanidad.

Exponente de la cada vez menos consistente «ala izquierdista» del macronismo, Rousseau dimitió el mes pasado por no estar de acuerdo con la nueva legislación sobre migración, que contempla restringir la asistencia médica y las ayudas sociales a «extranjeros sin papeles».

Borne ha tenido una presencia constante en los gobiernos de Macron desde su elección en 2017, por lo que su salida de Matignon marca un cambio relevante en el paisaje institucional.

En su haber, la capacidad de sobrevivir a la veintena larga de mociones de censura con las que la oposición ha respondido a su uso compulsivo del artículo 49.3 de la Constitución.

La exprimera ministra saliente ha empleado el decreto para sacar adelante propuestas gubernamentales en hasta 23 ocasiones.