Se van a cumplir doce años desde la apertura del albergue de Uba, en Donostia, un establecimiento de propiedad pública ubicado en un entorno verde –junto a una de las entradas al parque de Ametzagaina– y que ofrece cerca de doscientas camas.
Uba se abrió antes del boom turístico de los últimos años. El entonces director de la Sociedad de Fomento de Donostia, Euken Sesé, explicaba a NAIZ que se trataba de cubrir un perfil de viajero que busca alojamientos más baratos que los hoteles y que prefiere un ambiente más comunitario.
Por diversos factores, el proyecto ha tenido sus altibajos, y desde el Ayuntamiento han decidido hacer borrón y cuenta nueva, convirtiéndolo en un albergue-escuela dirigido a la formación y a la creación de empleo inclusivo, especialmente para los colectivos con mayores problemas para encontrar trabajo: personas mayores de 45 años, mujeres en general y jóvenes sin experiencia previa.
La concejala de Economía y Empleo Local, Marisol Garmendia (PSE), ha subrayado que los mayores de 45 años «representan casi el 60% de las 6.700 personas que demandan empleo» en la capital guipuzcoana. Y ha añadido que las mujeres en paro superan en alrededor de un millar a los hombres en esa misma situación.
El proyecto nace con el apoyo del Gobierno de Lakua, cuyo viceconsejero de Empleo e Inclusión, Alfonso Gurpegui, ha indicado que la aportación económica asciende a 198.000 euros, repartidos entre este ejercicio y el siguiente.
Todo bajo el mismo manto
La gestión de todo el edificio, tanto la parte del alojamiento como de la restauración y la cafetería, correrá a cargo de Suspertu, empresa de inserción promovida por EDE Fundazioa. Anteriormente ambas partes fueron dirigidas por empresas diferentes, y esa fue una de las causas de los problemas vividos.
En nombre de Suspertu, Jon Basaldua ha explicado que esta fundación tiene «una doble misión: crear empleo protegido y generar una actividad con servicios que sean viables económicamente». Se trata de una entidad sin ánimo de lucro, por lo que los posibles beneficios se destinan a la puesta en marcha de nuevos proyectos.
«Empezamos en 2005, gestionamos ya unos quince proyectos con más de 125 personas trabajando, más de 60 con contratos de inserción», ha añadido. De momento en Uba hay diecisiete personas, diez de ellas con contratos de inserción cuya duración va desde un año hasta tres.
Cuatro plantas
El edificio cuenta con cuatro plantas. A ras de suelo se distinguen dos partes. A un lado la recepción del albergue, y al otro la cafetería. Basaldua ha subrayado que uno de los primeros objetivos será impulsar esta zona, que cuenta con un gran potencial que ha sido desaprovechado en los últimos años.
Se trata de un lugar con gran número de paseantes, y Basaldua ha apuntado la posibilidad de atraer aún a más gente con eventos de música o teatro al aire libre. Hay una zona arbolada, con césped y equipada con mesas de picnic, así como una cancha deportiva con canastas y porterías.
Las plantas 2 y 3 pertenecen a las 44 habitaciones, con espacio para 2, 4 o 6 personas, mientras que en el último piso hay un espacio común cerrado que puede servir como sala de estar o para celebrar diferentes eventos, una terraza al aire libre y una zona de lavandería.