De la prensa al dictado de las redes sociales hacia la tiranía de la IA
El Instituto Reuters y la Universidad de Oxford acaban de publicar su estudio anual sobre las tendencias de los medios de comunicación, en el que participan directivos de los principales medios del mundo. La caída en visitas provenientes de X y Facebook y el auge de la IA marcarán 2024.
El Instituto Reuters y la Universida de Oxford han publicado su gran estudio anual sobre las expectativas de los medios de comunicación. En él participan los directivos principales medios del mundo, que tratan de prever qué marcará el próximo año. La mayoría ve más sombras que luces. El 41% se siente inseguro y el 12% manifiesta una escasa confianza en que la situación mejore.
El 2024 viene marcado de sucesos trascendentes, como elecciones en más de 40 países relevantes (empezando por EEUU) y los conflictos sin resolver de Ucrania y en Oriente Próximo. Esto es positivo de partida, pues implica que habrá interés por la actualidad.
Pese a ello, los dirigentes de los principales medios de comunicación mundiales se muestran preocupados por la irrupción de la inteligencia artificial (IA) y cómo esta puede impactar en la generación de nuevos contenidos que llenarán internet, así como su papel a la hora de dirigir a la población hacia una noticia u otra.
La inquietud que han trasladado es que las IA y los chatbots (las inteligencias que responden preguntas, como ChatGPT o Bard) quizá no se limiten a llevar a la fuente original. En lugar de ello, puede que sean de generar respuestas que satisfagan lo suficiente al usuario como para que nunca llegue al medio que escribió la información original.
Un grupo de comunicación, el alemán Axel Springer (el diario ‘Bild’, ‘Politico’…) ha cerrado un acuerdo con Open AI (propietaria de ChatGPT). El resto de directivos de medios tildan de «histórico» este trato o, al menos, creen que da una pista sobre el futuro.
El acuerdo de Axel Springer da una pista sobre un futuro probable. ‘The New York Times’ ha tomado el camino contrario.
El acuerdo fija que Open AI paga una cuantía fija por acceder a todo lo ya publicado por Axel Springer, a la que se añade un suplemento económico por las nuevas noticias y reportajes que vayan generando, además de una prima variable en función de los contenidos más utilizados por su IA.
Esto supone un punto de inflexión. En su día, los medios tuvieron que adaptarse a los gustos de las redes sociales, dando pie a varias estrategias nuevas (y cuestionables) como los titulares cebo para buscar clics de cualquier manera.
Ahora, si la tendencia que apunta el informe es la correcta, los medios deberán que reinventarse para satisfacer las demandas de la IA, ya que las visitas desde Facebook a los medios de comunicación hayan caído un 48% y, desde X (antes Twitter), el 27%.
Esto implica que los periodistas se pondrán a titular y escribir según el gusto de las inteligencias artificiales para que les citen más, y así hacerlas aún «más inteligentes».
Frente a ello hay un movimiento de resistencia, que lidera ‘The New York Times’, al llevar a juicio a los dueños de estas IA por usar sus contenidos sin pagar por ellos. El resultado de este pleito tiene en vilo al sector.
Otro gigante, la agencia AP, también ha abierto sus contenidos, pero no buscando una recompensa económica directa, sino transmisión de conocimientos tecnológicos.
Desiertos informativos
El estudio remarca que los medios están obligados a readaptarse en un contexto de escasez. El año 2023 resultó nefasto. Reuters pone como ejemplo lo sucedido en EEUU, donde los despidos dentro del sector (20.000) han triplicado los del año anterior.
En ese país bajaron la persiana dos o tres medios locales por semana, generándose lo que han denominado como «desiertos informativos», puntos del mapa poblados y con vida, pero que no existen informativamente hablando.
Algunos responsables de los grandes medios, además, sugieren que un modelo tiranizado por la IA puede ser particularmente injusto con la prensa local. Temen que solo los grandes podrán cerrar acuerdos como los de AP o Axel Springer. A los peces pequeños, los dueños de las IA simplemente los ignorarán.
Un youtuber que habla de temas de actualidad tiene más audiencia que toda la BBC y ‘The New York Times’ juntos.
Mientras el sector tradicional y las redacciones entran en crisis, nuevos formatos crecen y las sobrepasan. El estudio cita como paradigmático el caso de Dylan Page un joven que, a través de TikTok, genera contenidos sobre temas de actualidad (genocidio de Gaza, etc.). Él solo, desde su casa, supera ampliamente en visitas a la BBC y ‘The New York Times’ juntos.
Ante esta evidencia, la gran mayoría de los grandes grupos comunicativos dicen que planean reforzarse en el vídeo y en el audio, relegando al texto como base del sistema. El auge del vídeo es una tendencia consolidada, sostienen. Algunos van más allá y consideran que el paso del texto al audiovisual constituye la «segunda fase de la revolución digital».
En cuanto al auge concreto del audio (y la proliferación de los pódcast, etc.), según este trabajo, se está dando de la mano del éxito de los auriculares inteligentes, que de todos los gadgets tecnológicos son que más se ha extendido y más impacto social tienen hoy.
La tabla de salvación no llega
Los grandes medios siguen esperando que los nuevos cambios les permitan recuperar la hegemonía de la comunicación. Si ya no es X y ya no es Facebook, confían en que será TikTok o Instagram los que les devuelvan la audiencia. Aunque, por encima de todas estas opciones, Whatsapp –con su nueva herramienta, los canales– la que más esperanza despierta.
Los directivos opinan que las redes sociales más usadas han alcanzado un nivel de «toxicidad» tan alto en los comentarios que el público ha acabado buscando un entorno más tranquilo. Y lo ha encontrado en aplicaciones de mensajería que reducen al mínimo la interacción.
Los próximos reyes
El estudio de Reuters alude a las adaptaciones que están implementando las herramientas de inteligencia artificial para suplantar las búsquedas tradicionales. Destacan la asociación entre el buscador de Microsoft (Bing) y ChatGPT, fruto de la cual ha nacido Microsoft Copilot, «un asistente».
Por su parte, Google sigue en la carrera a través del desarrollo Gemini, que alimenta a su propio chatbot, Bard.
La tesis que apunta el informe es que, a todos estos asistentes inteligentes, se sumarán otros diseñados por compañías más pequeñas en busca de éxito. Citan al programa Perplexity.ia, «capaz de conversar con coherencia sobre cualquier tema, incluyendo las últimas noticias».
Existe, además, otra forma en la que la inteligencia artificial marcará la información a la que se tendrá acceso en internet: la propia creación de contenido.
Los directivos no ocultan su intención de ahorrar costes gracias a esta tecnología. No creen que haya alcanzado la capacidad de crear contenidos sin supervisión, pero quita horas de trabajo. Cada vez se usa más para transcribir textos o incluso para dar con el titular que mejor se va a acomodar después a las búsquedas y a los flujos de audiencia.
La IA aún no es capaz de elaborar noticias sin supervisión, pero ahorra tiempo en las redacciones.
Mientras, el despliegue de las inteligencias conversacionales para acceder a contenidos periodísticos avanza a velocidad moderada, pero firme.
Un estudio en Gran Bretaña apunta que dos tercios de la población sabe que existe esta tecnología (siendo ChatGPT, la más reconocida). Sin embargo, solo un 9% los está empleando. En el grupo de edad de 18 a 24 años, su empleo alcanza a uno de cada cuatro jóvenes.