Natxo Matxin
Redactor, con experiencia en información deportiva

Aunque encaja más, Osasuna se mueve en los parámetros de su última estancia en Primera

Aunque las sensaciones rojillas de la presente temporada son un tanto agridulces, lo cierto es que los números del equipo en ciertos apartados son bastante parecidos a los de campañas anteriores. Eso sí, la cifra de goles encajados se ha disparado.

Catena se lamenta tras encajar un gol celtiña.
Catena se lamenta tras encajar un gol celtiña. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

El mayor problema del presente curso es que Osasuna venía de firmar una campaña histórica –final copera y clasificación para Conference– y repetirla lógicamente era una cuestión harto improbable. Las comparaciones son odiosas, dice el refranero.

Y que cuando se ha probado el jamón de jabugo, cuesta regresar al menú de lentejas y lomo, aún a sabiendas de que es el que se puede permitir nuestro bolsillo, como lo ha vuelto a dejar patente las 23 jornadas ligueras que se llevan disputadas.

Sin embargo, lo que no parece tan razonable es que el entorno rojillo caiga en el pesimismo y en la crítica continuada, sabedor de que esta es la realidad en la que se tiene que mover, no tan diferente de otros ejercicios en esta su última estancia en Primera.

Y es que a estas alturas de temporada, la escuadra navarra le ha visto las orejas al lobo mucho más de cerca. Sin ir más lejos, en la 2020-21, aunque únicamente llevaba un punto menos (25), estaba a escasos cuatro del descenso y había encajado 31 goles.

Las cifras, siempre frías pero reveladoras, indican que la actual campaña gira en torno a los guarismos de otras en las que finalmente se ha logrado el objetivo de la salvación de manera más o menos holgada.

En la 2019-20, 2021-22 e incluso la pasada, cumplida la jornada vigesimosegunda, la diferencia respecto a los puestos de la quema también giraba en torno a la decena de puntos de distancia, un margen manejable de cara al último tercio de campeonato.

Muchos goles encajados

Lo que sí es cierto es que los 36 tantos que lleva encajados hasta ahora el conjunto rojillo suponen un récord negativo en la era Arrasate en la máxima categoría. Solo en seis encuentros ligueros sus pupilos han sabido mantener la portería a cero.

El 0-3 recibido por el Celta este pasado domingo, además de acabar con una importante racha positiva casera, ha supuesto un torpedo en la línea de flotación de un 5-3-2 que parecía el antídoto ideal ante la sangría goleadora.

A buen seguro que al técnico de Berriatua le tiene ocupado gran parte de su tiempo el dar con la pócima que acabe con esta calamidad para evitar que haya que hacer frente a apuros de última hora.

Variar de nuevo el esquema táctico o incluir a piezas de refresco pueden ser parte de la solución al problema –no son pocos los aficionados que piden en redes sociales un mayor concurso de Herrando–, que no hay que achacárselo solo a la zaga.

Aunque prácticamente dispone de los mismos futbolistas, Osasuna ha perdido la solidez como bloque de antaño, tanto para defender presionando al rival, como hacerlo en propio campo y, especialmente, en balones aéreos, una pesadilla ahora mismo.

En todo caso, habrá que convenir en que este deporte, por muy profesionalizado que esté, no deja de ser un juego en el que participan personas y no robots, además de que Arrasate ha demostrado durante el tiempo que lleva en el banco rojillo que es un experto encontrando remedios.