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Vecinos acusan al Ayuntamiento de Bilbo de ocultar el impacto negativo de la hostelería

La Asociación Vecinal Uribitarte Anaitasuna ha instado al Ayuntamiento de Bilbo a adoptar «de forma urgente», medidas «efectivas» como limitación de horarios o reordenación de espacios para reducir en el distrito de Abando los niveles de ruido causados por las actividades de ocio y consumo.

Representantes de la Asociación Vecinal Uribitarte Anaitasuna, en la comparecencia de hoy.
Representantes de la Asociación Vecinal Uribitarte Anaitasuna, en la comparecencia de hoy. (Europa Press)

La Asociación Vecinal Uribitarte Anaitasuna ha realizado un estudio sobre los niveles de ruido en el distrito de Abando, centrado en el que generado por actividades de ocio y consumo, del que concluyen que el Ayuntamiento de Bilbo ha llevado hasta ahora «una política de ocultamiento y falta de atención a este problema». Instan a los responsables municipales a que adopten con urgencia «medidas efectivas» para que la calidad de vida y la salud del vecindario no se vea afectado negativamente.

En nombre de la asociación han comparecido tres de sus portavoces, Lourdes Llorens, Candi Lorenzo y Marisa Fernández, para dar cuenta de las conclusiones de un estudio que ha llevado a cabo a partir de las mediciones acústicas, facilitadas por el propio Consistorio bilbaino, en distintas zonas de ocio en torno al centro de la ciudad, que incluye los barrios de Abando e Indautxu.

Las representantes vecinales han advertido de que se está «ante un problema real de salud pública», consecuencia de la contaminación acústica provocada por la actividad de ocio en el espacio público.

Sin embargo, y ante un problema como este, «que afecta a la salud y al patrimonio de la ciudadanía», el Consistorio, que cuenta con medios «muy superiores» a los de la asociación, ha llevado hasta ahora, dicen, una «política de ocultamiento y de falta de atención a este problema», que les lleva a pensar que se sigue una «estrategia de desinformación por parte del Ayuntamiento».

A su juicio, su estudio demuestra que «la contaminación acústica es un hecho de especial relevancia en la ciudad y que genera un impacto negativo serio en la calidad de vida y la salud del vecindario, con sus consecuencias a largo plazo de desocupación y degradación de determinadas zonas», han subrayado.

El estudio, llevado a cabo en varias calles con alta concentración de locales de ocio, les permite concluir que «la media de los valores mínimos supera el máximo permitido por la ley, y la media de los valores máximos alcanza niveles que la OMS considera perjudiciales para la salud».

Tres noches a la semana

Desde la asociación han asegurado que «el vecindario de Abando soporta un ruido muy superior al establecido en la Ordenanza de Protección del Medio Ambiente de Bilbao, al menos, tres noches/días por semana» y, además, «determinadas calles han llegado a perder su uso principal, que es transitar las personas por las aceras».

Tras instar a reducir el ruido generado por el ocio a los límites señalados en la Ordenanza y a devolver a las aceras y espacios públicos su función principal, la asociación ha explicado que en su labor, se ha centrado en procesar y desglosar la información recibida desde el Ayuntamiento.

Su informe se centra en los resultados que arrojan los sonómetros ubicados en la calle Uribitarte 6 (discotecas Stage y Backstage), frente a la iglesia de San Vicente (Kafe Antzokia), e Ibáñez de Bilbao (frente al Azkena), relacionados con el ocio nocturno.

Los otros tres, vinculados al «uso abusivo» del espacio público en torno a terrazas, han partido de las mediciones de los sonómetros situados en Particular de Indautxu, Ledesma 7 y Licenciado Poza 53.

El estudio se ha acotado al periodo a los viernes, sábados y domingos de 2023 y las mediciones concluyen el 31 de octubre de 2023.

Desde la asociación han querido puntualizar que los sonómetros «no recogen otro tipo de molestias, como son la suciedad, la inseguridad, dificultad de tránsito, dado que los consumidores llegan a bloquear totalmente las aceras».

A partir de las mediciones facilitadas por el Ayuntamiento, al que acusan de ocultar los datos reales del ruido, los autores del estudio han obtenido tres medias, de valores mínimos de sonido, de medios y máximos de sonido que se pueden producir por diversas razones.

Esos valores se contraponen con los límites establecidos por la Ordenanza de Protección de Medio Ambiente de Bilbao, de 55dB máximo por la noche (entre 23.00 y 7.00 horas) y 65dB durante el día.

Se ha constatado que, en las noches de viernes a sábados, y en la de los sábados a domingo, los valores medidos se sitúan «muy por encima» de los recogidos en la Ordenanza Municipal de Protección de Medio Ambiente. Incluso, han subrayado, «los valores mínimos superan ampliamente esos valores».

Es el caso, han proseguido, de zonas de la villa como la calle Uribitarte, la calle San Vicente o Ibáñez de Bilbao, puntos en los que están instaladas algunas de las discotecas de la ciudad.

Sin embargo, el estudio permite comprobar que esas calles «son zonas tranquilas durante el día, a pesar de ser vías de conexión de cierta importancia para el tráfico de la ciudad».

En otras zonas, la actividad de ocio se traslada a las horas diurnas o de la tarde-noche. Es el caso de la calle Ledesma, sobre todo en su parte media y superior y de la calle Licenciado Poza, entre el cruce con Gregorio de la Revilla y el cruce con Doctor Areilza.

En Ledesma, la contaminación acústica es causada por la proliferación de terrazas y los niveles máximos permitidos de ruido se superan durante casi todo el fin de semana, excepto las tardes de los domingos, cuando muchos de estos establecimientos cierran. El 70% del tiempo el ruido en la calle Ledesma supera los 65dB.

En el caso de la calle Licenciado Poza nos encontramos, además, con el fenómeno de la ocupación de la vía pública por parte de los clientes de los bares hasta el punto de impedir, en determinados momentos, la circulación de vehículos. En días de partido en el campo de San Mamés, la Policía Municipal se limita a cortar el tráfico para que los clientes de los bares puedan consumir sus bebidas tranquilamente sin ser molestados por los automóviles.

Los niveles de ruido en dicha calle superan los 80dB, llegándose en algunos momentos a los más de 95dB, que es el límite, según la OMS a partir del cual la exposición al ruido puede causar daños a la salud.

«Política de ocultamiento»

La asociación entiende que el Ayuntamiento de Bilbo, que cuenta con medios muy superiores a los suyos, ha llevado hasta ahora «una política de ocultamiento y falta de atención a este problema».

Basan esta apreciación en la constatación de que «no ha publicado los resultados de las mediciones de los sonómetros ni implementado ninguna medida provisional para paliar la contaminación acústica», a pesar de «las reiteradas peticiones por parte del vecindario, y, lo que es peor», advierten, «sigue concediendo licencias sin estudiar el impacto ambiental de las mismas».

También han comprobado cómo la densificación de la actividad hostelera se va extendiendo a nuevas zonas, como las calles Heros, Henao y Ajuriagerra y publicita zonas de ocio nocturno (Mazarredo) y no tiene ningún sonómetro instalado para medir los efectos.

«Con el eufemismo de peatonalizar, las calles se convierten, por un lado, en parques temáticos del pintxo-pote y, por otro, en comedores y grandes terrazas que impiden el tránsito por las aceras y el acceso a los portales», han criticado.

Ante esta realidad, han trasladado que el vecindario del distrito 6 «teme la peatonalización de nuevos espacios», porque «ese espacio público no va a ser para los peatones, sino para el consumo de hostelería». Y citan como ejemplo de ello la nueva propuesta de remodelación de la plaza del Ensanche, la idea de «peatonalizar} la calle Maestro García Rivero o la no aplicación del principio de «el que contamina paga».