GuraSOS remitió ayer a la Inspección Ambiental del Gobierno de Nafarroa un informe con una quincena de documentos públicos en los que, en su opinión, queda demostrado que los residuos acuosos enviados por GHK a la planta de Ecofert en Artaxoa, desde las instalaciones de Zubieta, eran aguas de proceso de la totalidad de la planta, aunque fundamentalmente de la unidad de la incineradora, lo que convertiría indefectiblemente dichos residuos en «peligrosos» y «tóxicos».
La asociación explica que ha remitido esa documentación por decisión propia para que se pueda esclarecer lo ocurrido y aportar así estos informes al Ejecutivo navarro, que tiene abierto un expediente, cuyo plazo de finalización acaba el 15 de marzo, para determinar la «naturaleza y origen» de los residuos líquidos procedentes de la incineradora de Zubieta.
Hasta la fecha, el consejero de Medio Ambiente navarro, José María Aierdi, ha insistido en que el contrato de GHK con Ecofert recogía el LER 190812 que son lodos, mientras que lo que se enviaba eran líquidos. Siendo esto así, la asociación sostiene que aunque hubieran sido sólidos, a una planta de fertilizantes no se puede enviar legalmente residuos de una incineradora.
Líquidos de todas partes
GHK ha intentado defenderse en algún caso aduciendo que los lixiviados no eran de la incineradora, sino del biosecado. Pero GuraSOS asegura que los documentos demuestra que procedían de toda la instalación, de «hasta doce fuentes concretas de extracción de residuo acuoso, entre fosos, arquetas, depósitos, lixiviados de diferente origen y bombeos».
Recuerdan que la propia Agencia Vasca del Agua (URA), cuando analizó los vertidos de la incineradora a la regata Arkaitzerreka, confirmó «la presencia de contaminantes tales como conductividad, amonio, DQO, DBO, hierro, zinc, níquel, cromo y cobre».
Responsabilidad gubernamental GuraSOS entiende que a partir de estos datos, entresacados todos de documentación oficial, y conocidos los precedentes de peligrosidad y ecotoxicidad constatados en los residuos de la incineradora, el Gobierno de Lakua «debería haber procedido a verificar la información facilitada por GHK, antes del transporte de los residuos de Zubieta».
Y, asimismo, sostiene que el Ejecutivo navarro «debería haber realizado un análisis más comprometido al menos en dos ocasiones. Una, cuando en enero del 2023 recibió la denuncia de un anónimo por el derrame de líquidos de los contenedores de Ecofert en Artajona y en febrero del mismo año los análisis determinaron que eran líquidos ecotóxicos». Y la segunda, cuando en noviembre «la UCOMA de la Guardia Civil preguntó en Medio Ambiente navarro sobre los lixiviados recibidos en Ecofert procedentes de la incineradora de Zubieta».