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ARCO 2024 acoge un arte vasco en plena madurez

ARCO ha consolidado la apuesta por la sobriedad que empezó a vislumbrarse en ediciones anteriores. CarrerasMugica de Bilbo es la única galería vasca presente. Aun así, la feria acoge una interesante nómina de artistas de Euskal Herria.

Elena Aitzkoa posa con su obra expuesta en la galería Rosa Santos.
Elena Aitzkoa posa con su obra expuesta en la galería Rosa Santos. (J.DANAE | FOKU)

Hay una frase recurrente que Ignacio Mugica, de la galería bilbaina CarrerasMugica, suele pronunciar de cara a definir su labor y a poner en valor la dimensión alcanzada por los artistas de nuestro país: «Nosotros no somos una galería local que tenga como objetivo la visibilización de los artistas vascos sino que confiamos en su obra justamente porque tiene un alcance internacional».

Junto a nombres como los de June Crespo, Jon Mikel Euba o Ángel Bados, el estand de la CarrerasMugica también permanece abierto a artistas latinoamericanos, primero porque Latinoamérica es un mercado de referencia, pero también porque, según nos comenta Ignacio Mugica, muchos de los creadores a los que representan, como el mexicano Jorge Satorre, mantienen un vínculo muy interesante con las propias dinámicas de trabajo que se dan entre los artistas vascos: «Txomin Badiola siempre ha dicho que él no se hizo artista en la universidad sino trabajando con otros artistas. Eso ha propiciado que haya habido una generación que ha creado unas sinergias entre sí que, hoy por hoy, se están extendiendo a otros artistas como el propio Satorre, que siendo mexicano ha acabado por establecerse en Bilbo».

Consolidación

Una visita al espacio gestionado por la CarrerasMugica en ARCO nos vale para confirmar que toda esa generación de nombres a los que se refiere el galerista han dejado de ser valores emergentes para ser percibidos por el coleccionista como artistas consolidados. Y lo interesante no es solo el diálogo que dicha generación de artistas mantiene entre sí (confiriendo un espíritu reconocible al arte vasco) sino con quienes les precedieron.

Esa conexión con el legado resulta evidente en ‘Dicotileón’, la monumental escultura de Asier Mendizabal que preside el stand de la galería bilbaina y que ellos mismos no dudan en definir como la pieza estrella de todas cuantas han traído este año a ARCO.

Dicha escultura fue realizada por Mendizabal a partir del material sobrante que Jorge Oteiza atesoraba en su estudio después de haber recortado la cantidad de metal necesaria para acometer la creación de una pieza: «Esa conexión con la figura de Oteiza es muy bonita en tanto que representa un respeto por el legado y un diálogo intergeneracional muy interesante», subraya Múgica a la hora de poner en valor la obra de Mendizabal.

Pero más allá del stand de la CarrerasMugica, en esta edición de ARCO el arte vasco se deja ver en otros muchos emplazamientos. Itiziar Okariz, por ejemplo, sigue siendo un valor seguro en la galería de Moisés Pérez de Albéniz, lo mismo que la alavesa Elena Aitzkoa, que este año apuntala su relación con la galerista valenciana Rosa Santos con un miniespacio dedicado de manera monográfica a su obra y donde a sus tradicionales esculturas (realizadas en tela y escayola) se exponen también algunas acuarelas que a muchos visitantes les dará a conocer otra faceta en el trabajo de esta artista.

La obra ‘Almuerzo solar’, de Fermín Jiménez Landa, ganadora del premio al arte emergente. (J.DANAE / FOKU)

Aitzkoa también responde a ese perfil de artista emergente que, feria a feria, comienza a reclamar para sí la categoría de consolidada, aunque las fronteras entre ambos conceptos resultan difusas y si no que se lo pregunten al navarro Fermín Jiménez Landa que ayer fue reconocido con el VIII Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente por su obra ‘Almuerzo solar’: «Me hace gracia lo de emergente pero valoro muy positivamente este premio. Está bien que reconozcan el trabajo de los artistas jóvenes pero también el de quienes ya hemos pasado los 40 porque esto es una carrera de fondo y pese a todo el glamour que destila el mundo del arte, muchos de los que nos dedicamos a esto trabajamos en precario».

Quizá por eso a Jiménez Landa le ha hecho especial ilusión este premio, al reconocer una obra realizada en colaboración con la artesana bordadora Encarnita Berrio. Juntos han creado un mantel en el que se refleja el impacto de los rayos del sol sobre la tela y donde se juega con la idea de la fugacidad del tiempo.

Entre el resto de artistas presentes en ARCO destacan nombres como Ixone Sabada, Gala Knorr o Sahatsa Jauregi, evidenciando la proliferación de miradas femeninas que están abriéndose paso en el arte vasco.