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Otra matanza israelí contra palestinos hambrientos que esperaban ayuda

Israel volvió a atacar a palestinos que esperaban la llegada de un convoy con alimentos y dejó al menos nueve muertos. El Gobierno de Gaza denunció que estos bombardeos a gente hambrienta se han convertido en diarios y que ya han muerto hasta 400 personas en ellos.

 Un hombre lleva a un bebé rescatado de las ruinas de la vivienda de la familia Al-Atrash, en Deir al-Balah.
Un hombre lleva a un bebé rescatado de las ruinas de la vivienda de la familia Al-Atrash, en Deir al-Balah. (AFP)

Al menos nueve gazatíes murieron y una veintena resultaron heridos en otro ataque israelí contra personas que esperaban la llegada de un convoy humanitario para conseguir comida en ciudad de Gaza, en el norte de la Franja.

El Gobierno de Gaza informó que el Ejército israelí atacó a estas personas en la rotonda Kuwait mientras esperaban que llegara la ayuda.

«Los bombardeos contra estas reuniones de gente hambrienta se han convertido en una rutina diaria practicada por la ocupación y presenciada por la comunidad internacional en sus pantallas», denunció el Ministerio de Sanidad, que cifra en más de 400 los palestinos muertos en estos ataques a las personas que se aglomeran en busca de ayuda. El Ministerio explicó que la escasa asistencia humanitaria que consigue llegar a la ciudad de Gaza lo hace por dos rutas: la calle Salah al-Din, pasando por la rotonda Kuwait, donde se han producido ataques con anterioridad, y por la calle Sea, vía que atraviesa la rotonda Nablusi.

En este último lugar es donde el pasado 29 de febrero se produjo la conocida como «masacre de la harina», en la que las tropas ocupantes mataron a 118 gazatíes e hirieron a más de 700 cuando unas 12.000 personas esperaban la llegada de un convoy de ayuda.

El Ejército israelí dijo en un primer momento que los soldados interpretaron a la multitud como «una amenaza» y reconoció haber disparado contra ella.

Luego aseguró que la muchedumbre hambrienta se abalanzó sobre los camiones en una estampida que provocó muertes por asfixia, aunque las víctimas presentaban heridas de bala y metralla.

«Las personas hambrientas se reúnen en estos dos lugares (la rotonda de Kuwait y la rotonda de Nablusi) con la esperanza de conseguir algo de comida. El hambre asolará a todos los habitantes del norte de Gaza. La ayuda es demasiado escasa, mínima. El costo de una comida puede significar una muerte segura», denunció el Ministerio de Sanidad.

Se estima que hay unas 700.000 personas en riesgo de hambruna en el norte de la Franja, y en las últimas semanas han muerto 27 por malnutrición y deshidratación, la mayoría bebés.

El Ejecutivo de Gaza denunció que los ataques de las fuerzas sionistas a la gente que espera ayuda «confirma la política de matar de hambre, que es el plan de la ocupación», que se suma «a los crímenes de genocidio y limpieza étnica» por parte de las autoridades israelíes. «Lo que anima a la ocupación a continuar sus crímenes es la aquiescencia de la comunidad internacional ante sus dictados y su falta de seriedad a la hora de poner fin al sufrimiento de la población a través de un alto el fuego y la entrega de ayuda humanitaria suficiente», criticó.

«El hambre destruirá a toda la población en el norte de Gaza. Los doctores y las enfermeras morirán y el mundo verá un gran número de víctimas por hambre durante los próximos días. Si no actúan hoy para salvarnos, todos moriremos», alertó el Gobierno.

Naciones Unidas y diversas organizaciones no gubernamentales han denunciado las extensas restricciones impuestas por Israel a la entrega de ayuda humanitaria a Gaza, sumida en una gravísima crisis humanitaria a causa de la ofensiva militar.

Si no se ha declarado de forma oficial la hambruna, para la que ya se dan prácticamente todos los indicadores, solo se debe a que el escaso acceso humanitario a Gaza hace muy difícil recopilar los últimos datos necesarios para cumplir con la definición técnica.

Mientras Israel sigue bloqueando casi toda la ayuda que se acumula en los puestos de control fronterizos surgen otras alternativas que no pueden sustituir a un flujo normalizado por tierra. El primer barco que abrirá un corredor marítimo desde Chipre, el Open Arms, partió ayer desde el puerto de Larnaca hacia Gaza en un viaje que llevará varios días y en el que transporta unas 200 toneladas de alimentos.

Un navío estadounidense también partió ayer de Estados Unidos con material para construir un muelle con el que desembarcar más ayuda, lo que podría tardar dos meses.
Dada la extrema necesidad, la población precisa de cualquier ayuda, pero organizaciones internacionales insisten en que la vía más eficaz es la terrestre y que debe acompañarse del fin de los bombardeos.

El balance de víctimas aumentó a 31.184 muertos y 72.889 heridos tras 72 fallecidos más en ataques de la aviación israelí a viviendas en el barrio de Zaytun, al sureste de la ciudad de Gaza, y de artillería a otros tres barrios, Sabra, Sheij Ajlin y Tal al-Hawa. Los aviones de combate también mataron a varias personas en el campamento de Yabalia y en Rafah.

Guerra a los niños
Israel ha matado a más niños en 158 días que todos los que han muerto en todos las guerras en el mundo a lo largo de cuatro años. La Unrwa cifra en 12.300 los menores muertos en Gaza entre octubre de 2023 y febrero de 2024, frente a los 12.193 muertos en conflictos globales entre 2019 y 2023.

Qatar admite que está lejos un posible acuerdo

Israel y Hamas no están cerca de alcanzar un acuerdo sobre una tregua en la Franja de Gaza, según admitió Majed al-Ansari, el ministro de Exteriores de Qatar, país mediador. «No vemos que las dos partes converjan en un lenguaje que pueda resolver el actual desacuerdo sobre la implementación de un acuerdo», señaló, si bien añadió que las conversaciones continúan para lograr un pacto, «con suerte, durante el Ramadán». Sin embargo, añadió que no podía plantear un calendario porque el conflicto sigue siendo muy complicado sobre el terreno.

En paralelo dialogan también Hamas y Hizbulah. El líder del grupo chií libanés, Hassan Nasrallah, abordó el curso de las conversaciones para acordar un alto el fuego con una delegación del movimiento islamista palestino encabezada por uno de sus jefes negociadores, el número dos de la organización en la Franja, Jalil al-Hayyam, en una ubicación desconocida de Líbano. También abordaron la situación en Cisjordania y de los frentes de apoyo a Hamas activos en otros países de la región, según Hizbulah.

Bombaerdeo israelí contra la localidad libanesa de Khiyam. (AFP)
 

 

Hizbulah lanza más de cien cohetes a Israel, que ataca cada vez más lejos


Al menos dos personas murieron y otras doce resultaron heridas en nuevos ataques que el Ejército israelí llevó a cabo ayer en el este de Líbano, que destruyeron completamente un edificio. Según la versión israelí, albergaba dos centros de mando militar de Hizbulah a unos 20 kilómetros al sur de Baalbeck, bastión del grupo chií en la frontera con Siria.

Previamente, Hizbulah lanzó un centenar de cohetes tipo Katyusha contra posiciones militares israelíes en el Golán ocupado, en represalia por un ataque aéreo israelí que la víspera dejó un muerto cerca de Baalbeck. Se trata de una de las mayores oleadas de lanzamientos desde el 7 de octubre. Desde ese día, el intercambio de disparos entre el Ejército sionista y el partido-milicia libanés se ha convertido en diario y ha desplazado a decenas de miles de personas a ambos lados de la frontera. Al comienzo, se producían en zonas cercanas a la división fronteriza, pero ahora la fuerza aérea israelí está bombardeando cada vez más profundamente el interior de Líbano y aumenta las amenazas de una guerra abierta. El 26 de febrero alcanzó, por vez primera, esta región en el este de Líbano y mató a dos miembros de Hizbulah.

El grupo chií afirma que solo pondrá fin a sus ataques si hay un alto el fuego en Gaza, pero Israel ha advertido de que seguiría su ofensiva en Líbano incluso con una tregua en Gaza. El ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, instó ayer a su colega de Defensa, Yoav Gallant, a «reaccionar» y «hacer la guerra» a Líbano.