Hay dos formas de mirar el cambio político que viene dándose en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Una es observar cómo la mancha de aceite de EH Bildu va expandiéndose por todo el territorio. Otra es recordar que el PP llegó a sacar 326.933 votos (un 23%) y 19 escaños en el Parlamento de Gasteiz. Fue en 2001, hace tres eras geológicas en términos políticos, pero hace solo dos décadas según los calendarios al uso. Ayer obtuvo 97.149 votos (9,23%) y siete escaños, uno más que en 2020.
Conviene recordarlo para contextualizar los resultados del domingo, que no fueron malos para la candidatura de Javier de Andrés. De hecho, creció más que el PSE, pese a obtener solo un escaño más que hace cuatro años.
Por territorios, es en Araba donde mejor se observa la recuperación del PP, gracias también en buena medida a la desintegración de la izquierda confederal. Así, recupera la tercera fuerza en numerosas localidades y consigue imponerse en Guardia y Zambrana.
También en Bizkaia se encuentran estas señales, en especial en Getxo, donde tuvieron muy buen desempeño, recuperando la segunda plaza y creciendo más que ninguna otra fuerza. También escala una posición en localidades de peso intermedio como Berango o Mungia –además de en plazas menores como Fruiz, Loiu u Orozko–, en esta ocasión a costa del PSE.
Gipuzkoa, por contra, sigue siendo territorio vedado para la derecha española, donde apenas consigue manchar el mapa.