Una sanción de hasta 225.000 euros puede acarrear volar un dron sin permiso en Donostia. Así lo ha señalado el concejal de Seguridad, Bomberos y Protección Civil, Martin Ibabe, quien ha precisado en rueda de prensa que el Consistorio donostiarra gestionó en 2023 un total de 46 peticiones de permiso de vuelo y que la Policía Municipal interceptó diez actividades no comunicadas, que fueron propuestas para sanción.
Ibabe ha expresado su preocupación ante la proliferación de estos dispositivos, ya que se han llegado a producir veinte avistamientos de vuelos de drones no comunicados en un mes que se realizan «sin ningún tipo de control o permiso».
Los montes Urgull y Ulia y las tres playas de la ciudad son los lugares en los que mayoritariamente se producen estos avistamientos, que son objeto de seguimiento por parte de la Policía Municipal.
Pese a que es «muy difícil» identificar a sus responsables, Ibabe ha precisado que en ocasiones se logra dar con las personas que están detrás de esta actividad ilegal tras realizar diferentes investigaciones, principalmente sobre imágenes que se publican en redes sociales o en torno a vuelos que se producen de manera periódica.
El concejal ha recordado que sus responsables se enfrentan a sanciones de «gran consideración», que podrían ir desde los 60 hasta los 225.000 euros en caso de ser un vuelo para uso recreativo, y desde los 4.500 euros hasta cifras mucho más elevadas de 225.000 euros si las imágenes se destinan a uso profesional.
El concejal ha recordado que en Donostia es necesario obtener una autorización para volar un dron tanto para hacerlo de forma recreativa como para realizar una grabación comercial, esto es, obtener imágenes para un anuncio, película o serie de televisión.
Requisitos
«Es indispensable que las personas que pretendan volar un dron estén registradas como operadoras en la Agencia Estatal de Seguridad Aerea (AESA), que tengan un mínimo de formación de piloto de este tipo de aparatos acreditable, un seguro obligatorio de responsabilidad civil, seguir las reglas generales de operación establecidas, así como tener en cuenta las limitaciones al vuelo decretadas en determinados lugares, y disponer de un sistema de identificación a distancia directa», ha precisado.
Una vez cumplimentados estos requisitos mínimos, Martin Ibabe ha señalado que «es indispensable hacer un documento de coordinación con ENAIRE, el gestor de navegación aérea de España, posteriormente comunicar el vuelo a la Consejería de Seguridad del Gobierno Vasco, y finalmente obtener un permiso municipal a través de la Unidad de Uso del Espacio Público, que comunica la actividad a la Guardia Municipal para que pueda realizar un control de desarrollo de la misma».
El caso de Donostia es diferenciado, puesto que se encuentra en zona de influencia aeroportuaria, lo que hace que todos los vuelos de dron deban estar controlados y registrados por ENAIRE. Independientemente de ello, Martin Ibabe ha recordado que «en ningún caso está permitido sobrevolar una aglomeración de personas».
Asimismo, Ibabe ha asegurado que «los drones de menos de 250 gramos están sujetos a la misma normativa dado que esta ciudad está en entorno aeroportuario, esto es, deben cumplir todas las medidas de seguridad establecidas».
Las personas que piloten este tipo de drones deberán haber superado del examen de AESA de Nivel 1 para obtener el certificado que permite volar este tipo de aparatos. Asimismo, no pueden superar los 120 metros de altura desde el suelo, ni los 50 metros de distancia horizontal, y no podrán volar en un radio de 8 kilómetros de cualquier aeródromo u otro espacio aéreo controlado.
Además, está prohibido volar en parques nacionales, zonas de conservación de fauna, reservas de la biosfera y demás espacios naturales protegidos.
En el caso de llevar cámara, quien pilote el dron deberá tener cuidado de no vulnerar la ley de protección de datos, así como el derecho al honor e intimidad de las personas, y contar con un seguro de responsabilidad civil.