El primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, fue el primero en anunciar el reconocimiento del Estado de Palestina el 28 de mayo, al tiempo que lanzaba «un fuerte llamamiento» a otros países para que hicieran lo mismo. Celebrando un «día histórico», su homólogo irlandés, Simon Harris, lo hizo poco después, al igual que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
A la iniciativa conjunta de Madrid, Dublín y Oslo podrían sumarse otros países europeos. En marzo, los líderes esloveno y maltés firmaron en Bruselas un comunicado conjunto con Madrid y Dublín en el que los cuatro países expresaban su deseo de reconocer dicho Estado. El Gobierno esloveno tiene intención de enviar antes de junio al Parlamento el del reconocimiento que aprobó el 9 de mayo. Pero Malta matizó ayer que lo hará «cuando se den las circunstancias adecuadas».
Dublín, Madrid y Oslo han adelantado este gesto ante la división de las posturas europeas. Bélgica, Alemania, Estado francés, Italia y Portugal, entre otros, estimaron que «no es el momento» oportuno o se aferraron a la tesis sionista de las «negociaciones directas entre las partes».
El paso de los tres países tampoco es pionero. De hecho, casi todo el planeta –146 países de los 193 Estados miembros de la ONU– ha reconocido hasta ahora un Estado palestino.
Pero ha sido suficiente para que Israel se revuelva contra la decisión. Aunque no suponga una medida efectiva, como sería la ruptura de relaciones o el embargo de armas, el reconocimiento de Palestina va reduciendo la impunidad del Estado sionista, sobre todo cuando el gesto sigue a la denuncia de la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional contra sus líderes o a la demanda por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí reaccionó inmediatamente convocando para consultas a sus embajadores en el Estado español, Irlanda y Noruega.
El ministro, Israel Katz, ordenó, además, convocar a los embajadores de estos países en Israel «para una conversación de reprimenda» en la que se les mostrará el vídeo que los milicianos palestinos grabaron del ataque del 7 de octubre y acusó a los tres países de «conceder una medalla de oro a los asesinos de Hamas».
El titular de Finanzas, el colono ultraderechista Bezalel Smotrich, propuso al primer ministro, Benjamin Netanyahu, castigar en respuesta a la Autoridad Palestina con más sanciones y crear un asentamiento en Cisjordania por cada país que reconozca unilateralmente al Estado palestino.
Sionismo Religioso, el partido de Smotrich, es una de las formaciones ultras en la que se sustenta el Gobierno de coalición liderado por Netanyahu. Smotrich pidió también al primer ministro que cancele un reciente acuerdo con Noruega para que sea el país nórdico quien administre los impuestos destinados a la Autoridad Palestina, recaudados por Israel en el territorio ocupado de Cisjordania.
Netanyahu también calificó la decisión de los tres países europeos como «un premio al terrorismo» y apostó por el castigo colectivo al asegurar que «el 80% de los palestinos de Cisjordania apoya la terrible masacre del 7 de octubre».
«Este mal no debe recibir un Estado. Será un Estado del terror. Intentará una y otra vez llevar a cabo la masacre del 7 de octubre, y no lo consentiremos», afirmó.
Fin de los vetos a las colonias
El Ejército israelí rápidamente reaccionó con un castigo a los palestinos de Cisjordania que ahonda en la ocupación y continúa con la vulneración del derecho internacional, al anunciar que permitirá a los colonos israelíes regresar a varias zonas del norte del territorio palestino ocupado.
Desde que en 2005 se implementó el plan de retirada de los asentamientos de esta zona y de la Franja de Gaza los colonos tenían prohibido el acceso a estas áreas.
Responde a una decisión del Parlamento israelí del año pasado, que revocó la ley que prohibía a los israelíes volver a las zonas desalojadas en 2005 de Cisjordania.
La orden militar, aprobada por el ministro de Defensa, Yoav Gallant, deshace el bloqueo de tres de las cuatro zonas en las que se ubicaban colonias que fueron demolidas. La cuarta zona ya se había abierto en 2023.
La orden aumenta la amenaza contra la población palestina, objetivo de frecuentes los ataques de colonos israelíes que arrasan viviendas, olivares y ganado, o directamente matan a los palestinos, bajo el amparo y colaboración de los soldados israelíes.
Además, echa gasolina en una situación ya explosiva. Según datos de ONU, desde el 7 de octubre y hasta mediados de mayo, se han producido 848 ataques de colonos israelíes que han causado la muerte de 17 palestinos.
Otro ministro ultra israelí, el de Seguridad Nacional, Ben Gvir, añadió su propia provocación, con una visita sorpresa a la Explanada de las Mezquitas, que si bien no es la primera, respondía a la medida de Dublín, Madrid y Oslo, a los que acusó de «premiar a secuestradores» con su reconocimiento del Estado de Palestina y reclamó que la Explanada «pertenece únicamente al Estado de Israel».
Por su parte, la OLP agradeció la decisión de los tres países como «un momento histórico en el que el mundo libre triunfa por la verdad y la justicia». Hamas la consideró un importante paso para establecer «el derecho a su tierra» y constituir un Estado palestino independiente con Jerusalén como su capital, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, lo aplaudió como «un paso para apoyar la aplicación de la solución de dos Estados».
EEUU, por su parte, respaldó claramente el rechazo israelí al reconocimiento de Palestina. La Casa Blanca esgrimió la «solución de los dos Estados» alcanzada «a través de negociaciones directas entre las partes».
«Esta decisión no es ciertamente la gran victoria que dice ser», opinó Inès Abdel Razek, directora del Instituto Palestino para la Democracia Pública. Aunque cree que provocará un «baile diplomático», recuerda que la «solución de dos Estados» ha fracasado y que se utiliza para evitar aplicar medidas tangibles como sanciones y embargos de armas.
Alegría y matices
«Es un gesto formidable por parte de una comunidad internacional que estaba profundamente adormecida» (Ismail Hassuna, Rafah). «Es un buen hito, pero lamentablemente llega muy tarde, tras más de 70 años de ocupación» (Naser al-Batniji, Gaza).
Estatus
Aunque con el territorio atomizado y ocupado, Palestina es miembro de la Liga Árabe, el Movimiento de No Alineados, la Organización de Cooperación Islámica o la Unesco. En la ONU, su estatus de Estado observador ha sido mejorado en la Asamblea General, pero sin llegar a miembro de pleno derecho.
Diez muertos en Yenin
El Ejército israelí continuó con la incursión incursión militar iniciada el martes en Yenin, en el norte de Cisjordania, en la que ya ha matado a ocho personas –entre ellas a dos menores, el jefe del Departamento de Cirugía del Hospital de Yenin y un maestro– y herido a otras 25.
Más tropas en el asalto a Rafah
El Ejército israelí desplegó otra brigada en Rafah, en el sur de Gaza, donde expande sus ataques. Concretamente ha llevado la brigada Nahal, que hasta finales de abril operaba en el «corredor Netzarim», usado por el Ejército para lanzar ataques en el centro y el norte del enclave. Se trata de la quinta brigada desplegada en Rafah desde que comenzó el asalto a la ciudad el pasado 6 de mayo, y que está lejos de ser «limitada», como aseguran Israel y EEUU.
Los constantes ataques y bombardeos han obligado a más de 810.000 personas a abandonar la localidad, que llegó a ser refugio de más de un millón de desplazados. El Ejército israelí estima que aún quedan entre 300.000 y 400.000 gazatíes, atrapados entre los bombardeos. Además, el cierre del paso hacia Egipto está limitando aún más la llegada de ayuda humanitaria al devastado enclave palestino.
A la vez, el Ejército mantiene la ofensiva en el norte, donde ataca la ciudad y el campamento de refugiados de Yabalia, que ya quedó devastado hace meses. Allí los dos únicos hospitales de la zona se enfrentan a una situación desesperada: el de Kamal Adwan fue evacuado el martes y quedó fuera de servicio, y el de Al-Awda sufre un asedio desde hace cuatro días. «Las gobernaciones de Gaza y del norte de Gaza están completamente sin servicios de salud, y ya no pueden ni siquiera proporcionar servicios médicos secundarios», señalaron las autoridades gazatíes. Israel ha matado ya a más de 45.700 personas y unas 80.000 han resultado heridas. En las últimas horas mató a otras 62.