En su cuarta campaña en Iruñea, el técnico gallego ha hecho balance del curso acompañado de su cuerpo técnico, tras cerrarlo el pasado sábado con derrota frente a Viveros Herol Nava por 27-28, y lo ha considerado el más satisfactorio desde que lleva en el cargo.

«De estas cuatro temporadas, esta es la que más satisfecho me deja y de la que más contento me siento», ha afirmado un preparador que ha visto cómo su equipo resolvía «dudas e incógnitas», sumando finalmente 30 puntos en mitad de la tabla.

Según el pontevedrés, el equipo ha jugado «francamente bien en muchos partidos, transmitiendo muchísimas cosas a los que nos han podido ver y nos han seguido durante todo el año, algo extraordinariamente importante».

Ha contado que la charla previa a la última jornada ante Nava la dieron los exjugadores Carlos Chocarro, Ibai Meoki y Xabi Etxeberria: «Superó absolutamente todas las expectativas, estoy seguro que fue uno de los grandes momentos de la temporada. Los que la vivimos salimos con el corazón encogido», ha asegurado.

«Tuvieron palabras de muchísimo cariño, hubo una emoción que se desbordaba en lágrimas, mucha emotividad», ha dicho en referencia a ese momento «mágico» que se dio en el interior del vestuario.

Lesión de Cancio

Ha mencionado la grave lesión de ligamento cruzado anterior de Marcos Cancio durante el verano, que empañó el inicio. «Venía creciendo muchísimo y tenía pinta de que iba a ser una importante temporada en su carrera, pero la lesión apareció y todo se acabó», ha recordado.

Además, las victorias a principio de curso eliminaron muchas dudas. «La confianza es la pócima mágica del deporte. Cuando ganas esos partidos y te colocas con seis puntos, esta aparece. Esa frescura y ese juego divertido se empezó a ver muy pronto», ha relatado.

Ha destacado también la irrupción de Marco Moreno, que «para nada se creía dónde estaba, una de las grandes noticias de la temporada. En esa primera vuelta nos dio una barbaridad».

Junto a ello, se ha referido al regreso de Ander Torriko a las canchas tras más de 1.000 días lesionado. «Llevábamos esperando la noticia muchos años y venía progresando muy bien, le veíamos cada vez mejor, pero todavía había que dar el paso de volver a jugar», ha especificado.

Ha añadido que «estuvimos pendientes de él, cuidándole, animándole y mimándole lo mejor que pudimos. El comportamiento del club ha sido impecable durante ese proceso de recuperación. Teníamos el deseo de verle jugar con Anaita», ha concluido.