Amaia U. Lasagabaster

Una desilusión con peores consecuencias que las anteriores

El proyecto a tres años que había ideado el Eibar para intentar regresar a Primera acaba sin éxito. Tras un curso en el que su capacidad goleadora ha contrastado con sus carencias defensivas, ha vuelto a caer en el play-off. Consumidos los ahorros, seguirá en Segunda con un presupuesto mucho menor.

Anaitz Arbilla y Luka Zidane lamentan la derrota frente al Oviedo en Ipurua.
Anaitz Arbilla y Luka Zidane lamentan la derrota frente al Oviedo en Ipurua. (Jon URBE | FOKU)

Por tercera temporada consecutiva, el Eibar vio esfumarse el sueño del ascenso en la primera eliminatoria del play-off, después de que la posibilidad de regresar directamente a Primera se le escapara por un solo punto. Se suceden los lamentos por el infortunio de los azulgranas aunque la suerte no sea la causa fundamental de la desilusión, que no fracaso.

Aunque la última parte de los veinte millones de euros que reservó tras su descenso para armar un proyecto ambicioso le permitió mantener y reforzarse con buenos jugadores, el club tuvo que ajustar gastos y el equipo empezó el curso con tres futbolistas menos que el anterior y un claro desequilibrio entre líneas. Aunque los titulares se los llevó la espantada de Adrian Grbic, lo llamativo es que el Eibar cerró el mercado con solo tres centrales, incluyendo a un Anaitz Arbilla de 36 años –curiosamente ha vivido su mejor año en el plano físico y acaba la temporada como el jugador de campo con más minutos– y dudas en los laterales, teniendo en cuenta el historial de lesiones de Rober Correa, al que de hecho le ha ido peor que nunca, y el escaso rendimiento en su primer año por los problemas físicos de Rios Reina, que por fortuna no se han repetido ahora. La lesión de Venancio en la cuarta jornada empeoró la situación y el club –con Chema y Cubero cedidos en Alcorcón y Ferrol– fichó fuera de mercado a Simic, y de paso a Qasmi. Un «tarde y mal» de manual, como confirman sus números.

Aunque también habrá pesado, porque al final son puntos que volaron, resulta más comprensible el mal arranque de un equipo con pocas novedadades en el once pero un entrenador nuevo y de corte muy diferente al anterior. Pero que se ganó la confianza de sus jugadores pese a empezar la temporada encajando una goleada, perder cuatro de los cinco primeros partidos y salir de Burgos el nueve de septiembre ocupando el último puesto de la clasificación. Pero Joseba Etxeberria no perdió la calma, tampoco lo hizo el club, los jugadores creyeron en su técnico y la afición no tardó en celebrarlo. Por los resultados, que colocaron al equipo entre los mejores, y por la forma de conseguirlos. Un fútbol ofensivo, descarado, en el que se han sentido comodísimos los muchos jugadores con calidad y verticalidad que hay en la plantilla y que ha provocado que varios de ellos hayan disfrutado de su mejor campaña –ahí están los números de Bautista– y que las actuaciones del Eibar en varias fases de la temporada hayan resultado subyugantes.

Pese al mal arranque, Joseba Etxeberria se ganó la confianza de sus jugadores, el club mantuvo la calma y la afición acabó disfrutando de un fútbol descarado y unos resultados que devolvieron la ilusión

Un árbol frondoso que solo a ratos ha ocultado el sombrío bosque de los problemas defensivos. Lo hizo durante parte del otoño y, quizá por eso, tampoco hubo refuerzos para la zaga en el mercado invernal que se saldó con el muy celebrado regreso de Nolaskoain –esta vez fichado– y la más inesperada llegada de Sergio León, que debutó con gol pero no ha acabado de marcar diferencias, ni siquiera cuando más se le ha necesitado, tras la lesión de Bautista.

El equipo mejoró su rendimiento defensivo en la segunda vuelta pero acaba la Liga con 48 goles encajados. También con 72 marcados –nueve más que el siguiente y más que cualquier otro equipo en la última década– pero cuando ha fallado lo segundo no ha mejorado lo primero: de los cinco partidos que ha disputado sin el lesionado Bautista, se ha quedado sin marcar en tres y ha encajado seis goles.

Futuro incierto

Pese a todo, se ha mantenido vivo hasta el último momento –de ahí que haya que hablar de decepción y no de fracaso– y ha recuperado la ilusión, algo que parecía imposible tras llevarse dos palos consecutivos.

Lo intentará de nuevo a partir de agosto aunque lo tendrá más complicado ahora. Y no por el tercer sopapo sino porque ahora sí tendrá que ajustarse considerablemente el cinturón, lo que repercutirá en la composición de una plantilla de la que en principio salen doce futbolistas, bien porque están cedidos (Soriano, Vencedor, Konrad), bien porque acaban contrato (Tejero, Aketxe, Ríos Reina, Venancio, Correa, Quique, Sergio León, Qasmi, Simic). Tienen contrato en vigor, además de los cedidos, otros once, incluyendo a Nolaskoain que firmó hasta 2027 y Stoichkov que renovó en diciembre, aunque no faltarán ofertas y es probable que el club sacrifique a alguna de sus estrellas para hacer caja.