Jóvenes portando una pancarta en nombre de la juventud antifascista.
Jóvenes portando una pancarta en nombre de la juventud antifascista. (Guillaume FAUVEAU)
La pancarta de la intersindical, abriendo la marcha.
La pancarta de la intersindical, abriendo la marcha. (Guillaume FAUVEAU)
La manifestación a su paso por el puente Saint-Esprit.
La manifestación a su paso por el puente Saint-Esprit. (Gaizka IROZ | AFP)
Pancarta de la asociación La Cimade.
Pancarta de la asociación La Cimade. (Guillaume FAUVEAU)
La movilización de Baiona ha reunido a miles de personas.
La movilización de Baiona ha reunido a miles de personas. (Guillaume FAUVEAU)
La reivindicación de los derechos de las personas LGTBI+ también ha estado presente.
La reivindicación de los derechos de las personas LGTBI+ también ha estado presente. (Guillaume FAUVEAU)
No ha faltado la solidaridad con Palestina.
No ha faltado la solidaridad con Palestina. (Guillaume FAUVEAU)
Banderolas de LAB en la marcha.
Banderolas de LAB en la marcha. (Gaizka IROZ | AFP)
La marcha ha reunido un crisol de reivindicaciones.
La marcha ha reunido un crisol de reivindicaciones. (Guillaume FAUVEAU)
Banderas palestinas entre las sindicales.
Banderas palestinas entre las sindicales. (Gaizka IROZ | AFP)
Ante todo, humor.
Ante todo, humor. (Guillaume FAUVEAU)
Maite Ubiria

Clamor ciudadano en contra de los recortes sociales y la amenaza de la ultraderecha

Más de 3.000 personas han marchado esta mañana por las calles de Baiona para, siguiendo la convocatoria de los sindicatos CFDT, CGT, UNSA, FSU, Solidaires y LAB, demandar una respuesta «desde la unidad» al ascenso de la extrema derecha «en Francia y en Euskal Herria».

Pancarta de la asociación La Cimade.
Pancarta de la asociación La Cimade. (Guillaume FAUVEAU)

Este sábado 15 de junio han sido convocadas no una sino dos movilizaciones en Baiona para mostrar el rechazo popular a la ultraderecha que aspira a repetir su triunfo incontestable en las elecciones europeas en los próximos comicios legislativos, adelantados por Emmanuel Macron al 30 de junio y el 7 de julio.

Siguiendo el llamamiento de los principales sindicatos franceses, pero con las especificidades propias de Euskal Herria, una manifestación ha recorrido desde las 11.30 las calles de Baiona.

La intersindical, compuesta por las centrales CFDT, CGT, UNSA, FSU, Solidaires y LAB, ha impulsado la marcha que ha partido desde Sainte-Ursule, frente a la Bolsa del Trabajo, para concluir, pasadas las 12.30 ante la sede del Consejo Departamental.

Unas 3.700 personas han secundado la movilización, según sus convocantes.

«Necesitamos un resurgir democrático y social. De lo contrario, la extrema derecha llegará al poder. Lo hemos visto a lo largo de la Historia y ahora en Argentina o Italia, donde se aplica la austeridad en salarios y servicios públicos, y se impulsan reformas constitucionales que cuestionan la independencia del poder judicial, el papel de los sindicatos, y atacan a los derechos de las mujeres y las personas LGBTQIA+» ha explicado en su comunicado la intersindical.

«Conocemos cómo actúa la ultraderecha en Francia como en Europa, con votos que siempre son desfavorables para los trabajadores», han añadido en su mensaje unitario los sindicatos, llamando a organizar la respuesta en la calle y en las urnas al «peligro real de que Rassemblement National (RN) llegue al Gobierno».

Pancarta de la intersindical. (NAIZ)

Un crisol de reivindicaciones

La marcha ha reunido un sinfín de reivindicaciones, aunque entre ellas han destacado las muestras de solidaridad con el pueblo palestino, y la denuncia de las políticas de persecución a las personas migrantes. También se han plasmado, con eslóganes y también mediante coreografías de baile, las reivindicaciones para acabar con toda discriminación por origen, raza o preferencia sexual.

«Aunque son la tónica habitual de todos los ministros de Interior, las políticas contra las personas extranjeras pueden convertirse todavía en algo peor a manos de la ultraderecha, como nos enseña la Historia», remarcaba a NAIZ una veterana militante que ha hecho la marcha al lado de la pancarta de la organización La Cimade, que da asistencia a personas migrantes.

«Ni fachas en los barrios populares, ni barrios populares para los fachas», ha sido un slogan de éxito en la marcha, y lo han coreado con especial pasión los jóvenes que portaban una banderola en nombre de «la juventud antifascista» y a la que han incorporado el hashtag #Nuevo Frente Popular.

La alianza sellada por la izquierda hexagonal, a la que se sumó ayer mismo Euskal Herria Bai, ha estado en muchas de las conversaciones. «No nos vamos, hay mucho de lo que hablar», expresaba, con euforia, una madre a la que acompañaba su hijo, envuelto en una gran ikurriña, en la rotonda del Consejo Departamental.

«Los viejos cabrean a la ultraderecha», rezaba a su lado el pequeño cartel con el que una mujer de edad alertaba de que el combate para frenar a los de Jordan Bardella «es una obligación de todos, una tarea intergeneracional».

«El sindicalismo siempre ha sido y seguirá siendo la mejor arma de los trabajadores contra la extrema derecha, el fascismo y el imperialismo capitalista«, advertía ya en el mensaje llamando a apoyar esta manifestación el sindicato abertzale LAB.

Nada de hacer experimentos con la ultraderecha

En la protesta, que ha alterado el paisaje de una plácida mañana de mercado en Baiona, ha sonado con fuerza la advertencia de que «con la ultraderecha no se hacen experimentos, a la ultraderecha se le combate».

Tomando un café en una terraza o comprando verdura fresca, algunos baionarras saludaban el paso de la marcha. A otros no parecía gustarles tanto lo que veían.

«Es otro rollo de los izquierdistas», lanzaba en voz alta un joven, a las puertas de un bar próximo a la catedral. «Es cosa de los vascos», explicaba a su pareja una mujer, apuntando a las ikurriñas que portaban algunos manifestantes.

Ajena a ese contexto, desde el interior de una marcha, tan colorista como positiva, una militante de FSU aplaudía con fuerza cada vez que desde la megafonía se animaba a «construir una unidad a prueba de todo» y se solicitaba expresamente «el voto a la alianza de izquierda».

La movilización ha dado muestras de un deseo profundo de que, «esta vez, sí la izquierda sea capaz de priorizar la urgencia de dar carpetazo a la agenda antisocial del macronismo que ha catapultado a la extrema derecha», en palabras de un abanderado de la CGT.

Unidad a prueba de interferencias: los comunistas enfadados

¿Esa demanda de unidad será suficiente para evitar las interferencias? Desde los medios de comunicación franceses se destacaba esta mañana la «purga melanchonista» a varios aspirantes de La France Insoumise (LFI) a repetir como candidatos con la papeleta del Nuevo Frente Popular.

Una querella interna a la que habrá que seguir la pista en los próximos días, pero sin perder de vista el interés en dividir a la que puede ser la única opción electoral de parar los pies a RN.

Los sondeos sitúan al Nuevo Frente Popular a menos de media docena de diputados de distancia con respecto a RN. Lo que indica que la campaña será dura y por momentos sucia.

A la sección departamental del Partido Comunista Francés no le ha gustado, sin ir más lejos, que la primera fuerza de izquierda en Ipar Euskal Herria, EH Bai, se sume al Nuevo Frente Popular. Habrá que esperar al domingo para saber si presenta candidaturas alternativas.

Con todo, el pronunciamiento público de los comunistas es esclarecedor, porque da a entender que, más allá de compartir candidaturas en las legislativas, la presencia de los abertzales en la alianza de izquierda es vista como un cambio al que temen los defensores de las esencias  jacobinas.

Jornada por el derecho a la vivienda

Tras la manifestación de esta mañana, por la tarde ha tenido lugar otra movilización convocada por la asociación Alda para mostrar el rechazo a la ultraderecha en la plaza Patxa de Baiona, como broche a la jornada por el derecho a la vivienda organizada por este colectivo.

 

El objetivo de la movilización de Alda es alertar del peligro de una victoria de Rassemblement National que, a su entender, sería «potencialmente destructiva para el derecho a la vivienda».