Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

El curso político se despide de forma vibrante y con varios frentes abiertos

Si alguien pensaba que las elecciones europeas iban a poner el cierre al curso político, un rápido vistazo a la agenda de las próximas semanas le va a sacar de su error. Desde la inminente investidura del lehendakari a la constitución de los órganos de la UE, el comienzo estival se presenta potente.

Carles Puigdemont sigue desde la pantalla de su ordenador la designación de Josep Rull.
Carles Puigdemont sigue desde la pantalla de su ordenador la designación de Josep Rull. (EUROPA PRESS)

A los guionistas que han urdido la trama de la política europea no se les puede negar ingenio, y también mala baba, porque para cerrar la temporada han preparado un tour de force que puede llevar al límite las baterías del corresponsal político más resiliente. Desde Euskal Herria hasta Bruselas, pasando por Barcelona o Madrid, en las agendas apenas hay fechas sin subrayar en rojo para las próximas semanas.

Comenzando el hito más cercano, este jueves, 20 de junio, el Parlamento de Gasteiz va a acoger el Pleno de Investidura del que saldrá el próximo lehendakari. Imanol Pradales y Pello Otxandiano van a contraponer sus programas y modelos en un debate que servirá de arreón inicial para una legislatura con importantes puntos de interés y donde, si se cumple lo previsto, el santurtziarra relevará a su compañero de partido Iñigo Urkullu. Habrá que ver si a diferencia de este logra encarrilar el asunto del nuevo estatus, en cartera desde hace doce años.

Tras el preacuerdo alcanzado hace una semana por PNV y PSE y de algunas filtraciones sobre el número y reparto de las carteras, el interés se centra sobre todo en la composición del Gobierno. En principio se conocerá el día 22, cuando el nuevo mandatario prometa o jure su cargo en Gernika. Autodescartado Eneko Andueza, Mikel Torres ha sonado como posible figura fuerte del PSE en el Ejecutivo. 

Todo en el aire en Catalunya

Un Ejecutivo cuya composición ni siquiera se intuye en Catalunya, donde las elecciones del 12 de mayo dejaron un escenario muy enrevesado. Los partidos independentistas –Junts, ERC y CUP– no lograron sumar mayoría absoluta y constataron el hastío de amplias capas de su base social con la práctica fratricida que les caracteriza desde 2017.

Sin embargo, esto no implica que Salvador Illa (PSC), vencedor de los comicios, tenga vía libre. Al contrario, con PP, Vox y Alianza Catalana fuera de la ecuación y aun con el apoyo de los Comuns, su investidura dependería del visto bueno de ERC. Pero este partido, que sufrió un batacazo inapelable el 12M, no solo no ha decidido qué hacer sino que no tiene claro que nada de lo que haga le vaya a venir bien.

Con Carles Puigdemont postulándose, la formación de la Mesa del Parlament se ha saldado con Josep Rull (Junts) en la Presidencia y una composición más del agrado del expresident que del aspirante del PSC. Rull, que comenzará mañana una ronda de contactos, fijó para el 25 de junio el pleno de investidura, pero aún está por ver si alguien defiende su candidatura ese día.

Es improbable que Puigdemont, a quien la judicatura española tiene entre ceja y ceja, acuda a Barcelona sin garantías, e Illa tampoco iría al debate sin tener nada atado. En esta tesitura ser el primer aspirante no aporta ningún rédito y es casi sinónimo de fracaso.

Si de la ronda de contactos Rull concluye que no hay nadie dispuesto podría usar un instrumento que ya ha sido utilizado antes por uno de sus antecesores, Roger Torrent, que consiste en publicar una «acta equivalente». Equivaldría a una investidura fallida y pondría en marcha el reloj con un plazo máximo dos meses para lograr que un candidato sea investido. En caso contrario, se convocarían nuevas elecciones automáticamente.

Si finalmente sí hay candidato, su primera intervención tendría lugar el día 25 por la mañana, y los portavoces de los grupos tomarían la palabra por la tarde y en la mañana del día 26. La primera votación sería ese mismo 26, y la segunda, dos días después.

Estado español: ultimátum sobre el CGPJ

Lo que ocurra en Catalunya y el modo en el que acaben PSC, Junts y ERC va a condicionar también la legislatura en el Estado español, que no acaba de arrancar y que depende de la mayoría alambicada que invistió a Pedro Sánchez. El presidente español sostiene que no habrá repetición electoral en Catalunya, pero mientras se despeja esa incógnita tiene otros asuntos con los que lidiar.

Y es que él mismo se ha fijado como plazo este mes de junio para atajar uno de los temas candentes de la política estatal, como es la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), órgano de gobierno del estamento judicial que lleva cinco años y medio con el mandato caducado.

Tras varios intentos frustrados para levantar el bloqueo, Sánchez dio el miércoles un ultimátum al PP para acordar la renovación y le advirtió de que, si no lo hace, planteará una propuesta para el desbloqueo que pasa por revisar la potestad del Consejo de realizar los nombramientos de las altas instancias judiciales del Estado para hacerla «más objetiva y más transparente».

El anuncio fue respondido con aspavientos no solo desde el PP y las cabeceras derechistas sino también por las principales asociaciones judiciales del Estado, escoradas también a la derecha. Con la UE, que ha ejercido de mediadora, muy atenta, está por ver cómo solventa el mandatario el envido.

No es el único, además, ya que el presidente español también se ha comprometido a presentar «antes de que termine el verano» un paquete de medidas para mejorar la «calidad democrática del país», en la línea de lo manifestado tras el retiro de cinco días que protagonizó a finales de abril. El objetivo, «acabar con la máquina de fango» que protagoniza la vida pública y política del Estado desde hace tiempo.

Estado francés: órdago de Macron tras la derrota

Tan apremiantes como los de Sánchez son los plazos fijados por su homólogo francés para tratar de revertir su derrota en los comicios europeos del 9J.

Emmanuel Macron no esperó siquiera a los resultados oficiales para anunciar la disolución de la Asamblea Nacional y convocar elecciones. Lo hizo en un discurso en el que dijo haber escuchado el «mensaje» del electorado, que otorgó una clara victoria a Rassemblement national (RN), de Marine Le Pen. «Francia necesita una mayoría clara para tener serenidad y concordia», argumentó el mandatario galo, pero está por ver si los comicios, que tendrán lugar el 30 de junio y el 7 de julio –a doble vuelta– van a dársela.

Con la extrema derecha de Le Pen y el joven Jordan Bardella favorita, la convocatoria ha provocado un terremoto en el espacio de la derecha, con cese del hasta ahora líder Les Républicains, Eric Ciotti, por abrir la puerta a ir de la mano de RN, y turbulencias en el también ultra Reconquête de Éric Zemmour. Enfrente, la unión de las familias de izquierda –también EH Bai– en un nuevo Frente Popular se postula como la más seria alternativa al auge de la extrema derecha.

Y en medio, Macron intentará repetir la jugada que tantos réditos le ha dado en anteriores comicios, pero ni él ni su aura son ya lo que eran.

La UE decide cuánto se escora

Tampoco es la que era una Europa que en cada cita electoral vira un poco más a la derecha. Cuánto se escorarán ahora sus instituciones es lo que se va a decidir este verano.

Aunque la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no había descartado pactar con algunos grupos de extrema derecha, como el de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, es probable que se mantenga la fórmula de acuerdo entre el PPE, los socialdemócratas, los liberales y los verdes. Aunque los ultras se cobrarán sus buenos resultados en forma de comisarios.

Con la reunión, hoy mismo, del Consejo Europeo, se abre un proceso en el que el 27 y el 28 de junio los jefes de Estado y de Gobierno debatirán las presidencias de la Comisión, del Consejo, del Parlamento Europeo, el Alto Representante para Asuntos Exteriores y la presidencia del Banco Central Europeo, y tratarán de hacer un equilibrio entre países y fuerzas políticas, de acuerdo con el reparto de escaños cosechado en las elecciones.

El nuevo hemiciclo europeo celebrará su sesión constitutiva entre el 16 y el 19 de julio, y se deberá elegir la nueva presidencia y las vicepresidencias. Ya después del verano, entre el 16 y el 19 de setiembre, los eurodiputados ratificarán al candidato elegido por el Consejo Europeo para ocupar la presidencia de la Comisión.

En noviembre o diciembre, la Cámara decidirá el renovado Colegio de Comisarios, una especie de «Consejo de Ministros» europeo, dando paso a un nuevo curso que se presume igual de trepidante. Y quién sabe si con nuevo interlocutor al otro lado del charco.