El Castillo de Araia, también conocido como Castillo de Marutegi, se encuentra a unos 2 kilómetros en dirección noroeste de la localidad de Araia y se asienta sobre uno de los peñones más destacados que salpican la sierra de Altzania, a unos 863 metros de altitud. Se trata de una atalaya desde la que se divisan los territorios orientales de la Llanada alavesa, así como la entrada a Nafarroa por el corredor de Arakil. Un castillo roquero, una vieja y derruida fortaleza de la que poco se sabía y que el paso de los años iba poniendo en peligro, pese a tratarse probablemente de la construcción civil más antigua del municipio.

La primera intervención arqueológica la llevó a cabo en el año 2020 el historiador y arqueólogo de la UPV-EHU José Luis Solaun y tuvo un carácter meramente valorativo, con el fin de evaluar las posibilidades arqueológicas de un lugar nunca excavado anteriormente. Su informe fue determinante para su declaración como Bien de Interés Cultural, lo que ha posibilitado iniciar un proceso de investigación e intervención arqueológica.

El objetivo estratégico de este proyecto es la recuperación del Castillo de Marutegi, no tanto para hacer visitable el monumento, como para darlo a conocer y evitar su continuo deterioro.

Las investigaciones han permitido fechar la construcción del castillo en las primeras décadas del siglo XIII, vinculada a la defensa fronteriza con Navarra y al viejo camino de San Adrián.

La torre principal o Torre del Homenaje se sitúa en lo más alto del espolón rocoso. Se trata de un imponente edificio con planta en forma de “D” apuntada, con alzados que rondarían los quince metros y un total de tres pisos de altura, y cuya consolidación constructiva, la más complicada y costosa de las previstas, se abordará el próximo año 2025.

Vista del castillo de Marutegi en 3D.

Cantera de Arrazpi

Para conocer cómo funcionaba la siderurgia vasca de siglo XIX, basta con darse un paseo por  el  Parque Natural Aizkorri-Aratz en los alrededores de la antigua fábrica de Ajuria. Fábrica de cuyas naves de producción solo deja testimonio su férreo e imponente esqueleto.

En este bosque son innumerables los restos de tuberías, canteras, txondorras, canales, raíles, trasmochos, etc.. que nos hablan de que allí hubo una importamte actividad económica industrial. Todo ello se está ordenando en un recorrido interpretativo y documentado en el que actualmente se está trabajando y pronto se señalizará.

Subiendo por el puente de Allondo y cruzando el canal de agua que por la margen izquierda del Nacedero del río Zirauntza nutre la Central Hidroeléctrica, encontramos un camino que nos lleva a la base de las dos viejas canteras (Zabala y Arrazpi) que hasta mediados del siglo pasado fueron lugar de trabajo de canteros de la mencionada fundición.

Allí quedaron restos de vagonetas, de raíles, del taller y de la caseta donde se guardaba la dinamita, el inicio del sistema del cable aéreo que bajaba las piedras ya talladas y a medida para su reposición en el Alto Horno, o las propias piedras talladas por aquellas manos de expertos canteros.

Recuperado en auzolan por un nutrido grupo de vecinas y vecinos de Araia, hoy, además de haber contribuido a la recuperación de parte de ese patrimonio, ofrece un lugar singular con una hermosa panorámica que merece la pena visitar.