El nuevo Gabinete neerlandés, formado por 15 ministros y liderado por el funcionario Dick Schoof, tomó ayer posesión para inaugurar una legislatura en la que la ultraderecha estará en el centro del poder.
El PVV de Geert Wilders, que renunció a convertirse en primer ministro después de que algunos partidos de la coalición gubernamental de derecha amenazaran con retirarle su apoyo por sus posiciones islamófobo, y euroescépticas, controlará cinco ministerios; el VVD –liberales– y el democristiano NSC cuatro resepectivamente, y el populista partido de los campesinos BBB, dos.
Las cuatro formaciones de la coalición acordaron que sus líderes no formarían parte del Ejecutivo y se llegó a un compromiso con Schoof, quien sucede en el cargo a Mark Rutte, en el poder desde 2010 y quien ha sido nombrado secretario general de la OTAN. «Tengo muchas ganas de empezar a trabajar como primer ministro. Por un Países Bajos seguro y justo, con protección social para todos. Defiendo controlar la migración, mantener el diálogo, tomar decisiones y ser claro al respecto. Pueden contar conmigo», manifestó tras tomar posesión del cargo.
Dijo estar «decidido» a aplicar los planes de esta coalición, que pretende instaurar «la política de admisión en materia de asilo más estricta que se ha realizado nunca» y un paquete de medidas «para controlar la migración».
Entre otros cargos, Schoof dirigió el Servicio de Inmigración y Naturalización (IND) y Orden Público y Seguridad en el Ministerio del Interior; jugó un papel clave en el desarrollo de la legislación de inmigración y asilo de 2012; y estuvo al frente de la Policía neerlandesa. Desde 2013 fue Coordinador Nacional para la Lucha contra el Terrorismo (NCTV).
Fue duramente criticado por tratar de influir en una investigación independiente sobre la gestión del Gobierno de la tragedia del vuelo MH17, el avión de Malaysia Airlines derribado en Ucrania en 2014, que había despegado de Ámsterdam con 298 personas. En noviembre de 2018 pasó a ser jefe del servicio de Inteligencia.
Uno de los nombramientos más polémicos es el de la ministra de Migraciones y Asilo, Marjolein Faber, quien ha defendido la teoría de la «sustitución étnica» y tilda al islam de «ideología despreciable».