Se hace el silencio, Maialen Chourraut se lleva las mano a la cabeza... Ricarda Funk acaba de fallar en la puerta 20. «En mi opinión, sí que ha pasado por la puerta», dice una Chourraut aturdida por el error de la campeona olímpica en Tokio 2020. Su dolor y su pesar por la alemana se ha hecho notar en la zona mixta del canal Vaires-sur-Marne, olvidándose por un momento de su recorido fallido. Las mejores también fallan y para muestra está la clasificación final de Paris 2024, en la que las dos mejores de Tokio acabaron en penúltimo y último puesto.
A Maialen Chourraut se le atravesó la segunda puerta durante todo el campeonato. Tocó el metal tanto en la segunda bajada de la eliminatoria previa como en la semifinal para terminar de fallar totalmente en la gran final, en la que la lasartearra nos tenía acostumbrados a que sacara su magia. Esta vez no le salió el truco final, después de hacerse de la manera más milagrosa con un hueco en la batalla decisiva, con un undécimo puesto de entre doce plazas.
Con todo, tuvo que lidiar la final desde la segunda posición en la línea de salida, con la esperanza de que su tiempo fuese la referencia para las rivales. Sin embargo, se ha esfumado toda ilusión y esperanza en las primeras paladas, cuando Chourraut ha perdido el equilibrio y no ha llegado a pasar la segunda puerta –recibiendo una sanción de 50 segundos–, una maldita segunda puerta que se le ha atravesado incluso en los entrenamientos, tal y como ella misma admitió en zona mixta: «Si os digo la verdad, ni en los entrenamientos he logrado una buena maniobra en esa puerta. No tiene nada complicado, pero se me ha atravesado y no sé por qué». La mente es así de caprichosa y Chourraut es consciente de ello, aunque admite que intentaba partir de cero en cada una de las bajadas. «Yo estaba segura de que me iba a salir, pero no ha sido así –sonríe–. Así es el deporte. Este deporte tiene mucho de arte y las cosas más sencillas pueden terminar por complicarse», ha declarado tajante pero visiblemente apenada tras terminar la final con un tiempo de 157.67 segundos, condenada por esa sanción inicial de 50 segundos además de otros dos por tocar la séptima puerta.
Buscaba palabras positivas, de alivio, para tratar de convencer a ella misma todo lo que había logrado pero su cara decía todo lo contario, con los ojos llorosos y con una media sonrisa en la que costaba encontrar a una Chourraut satisfecha. «He dado lo mejor de mí, puede salir o no, y hoy no me ha salido», indicó, asegurando que su navegación no consiste en tomar riesgos.
«Espectáculo»
No ha quitado los ojos de la pantalla en toda su trayectoria por la zona mixta, en la que ha atendido a decenas de medios, tanto audiovisuales como de prensa escrita. Ha sido entonces cuando estaban por bajar las dos mejores de la semifinal, Klaudia Zwolinska –ganadora de la presea de plata– y Ricarda Funk, campeona olímpica en Tokio, que tenían como referencia todos los tiempos con una clasificación temporal que lideraba Jessica Fox, la ganadora final. Tras el error de Funk, terminó por decidirse el podium –Fox, Zwolinska y Woods, en ese orden–, y Chourraut, decidida a apurar hasta el final su experiencia olímpica –los de París sean provablemente sus últimos Juegos Olímpicos–, no ha querido perder detalle «de la familia» formada en el piragüismo eslalom. «Estoy agradecida por poder estar aquí, rodeada de estas deportistas que están dando un espectáculo impresionante. Me parece alucinante el nivel que están mostrando, también la afición, que debería ser modelo para otras disciplinas. Animan a todas las deportistas, sin excluir, con la firme idea de que gane la mejor. Es una gozada ser parte de esta familia», ha analizado una Maialen Chourraut que recibió una más que merecida ovación al concluir su recorrido.
La de Lasarte-Oria ha juntado los brazos como queriendo pedir perdón pero ha aclarado después que su gesto era de máximo agradecimiento. «Agradecer a toda la afición por el constante apoyo durante todos estos años y también por disfrutar del piragüismo. No tengo nada más que ofrecer, nada más», ha incidido, como dejando caer que París 2024 puede ser última gran parada como profesional.
La estancia en la capital francesa, sin embargo, no ha terminado para la triple medallista olímpica, una de las deportistas vascas más laureadas, y es que este viernes, 1 de agosto, comenzará su aventura en el kayak cross, disciplina que le ilusiona sobremanera y una de las razones por la que luchó por estar en sus quintos Juegos.