La Fiscalía de la localidad polaca de Lublin ha presentado formalmente cargos de espionaje contra el periodista Pablo González, que después de dos años y medio encarcelado en Polonia en prisión preventiva fue excarcelado hace dos semanas en el marco de un histórico intercambio de presos entre Rusia y Occidente.
En concreto, acusan a González de proporcionar a los servicios de espionaje rusos informaciones que podrían resultar dañinas para Polonia, así como de difundir desinformación y realizar labores de reconocimiento, todo ello entre abril de 2016 y febrero de 2022.
«Las actividades del acusado incluyeron, entre otras: la obtención y transmisión de información, la difusión de desinformación y la realización de reconocimientos como parte de operaciones (de espionaje)», se puede leer en el comunicado publicado este miércoles por la Fiscalía Nacional.
La acusación fue formalizada por la Fiscalía de Lublin de crimen organizado y corrupción ante el Tribunal de Distrito de Przemysl (este) el pasado 9 de agosto, de acuerdo con la nota, que omite que González ya no está preso ni se encuentra en Polonia.
El Ministerio Público ha explicado, además, que conforme al artículo 130 del código penal de Polonia que estaba en vigor hasta el 1 de octubre del año pasado, los cargos conllevarían una pena de prisión de entre tres y 15 años de cárcel.
La Fiscalía también informa, por otro lado, de que la investigación contra «otros cómplices» –cita expresamente a «Magdalena Ch.», también periodista, arrestada en el mismo operativo y que mantenía una relación sentimental con el comunicador vaco– continuará en un procedimiento separado.
El periodista, nacido en Moscú y con doble nacionalidad, fue detenido el 28 de febrero de 2022 cerca de la frontera polaca y permaneció en prisión preventiva sin que se presentaran formalmente cargos hasta el pasado 1 de agosto.
Ese día fue incluido en el mayor intercambio de presos entre Rusia y los países occidentales desde la Guerra Fría, en el que participaron 24 personas que cumplían condenas en prisiones de Estados Unidos, Alemania, Polonia, Eslovenia, Noruega, Rusia y Bielorrusia.
En su primera entrevista, concedida a un medio ruso, denunció las duras condiciones de reclusión que sufrió y habló incluso de tortura y de inducción al suicidio.
Este mismo martes, un portavoz de la Fiscalía Nacional de Polonia, Przemysław Nowak, avanzó a medios polacos que el caso contra González no había quedado archivado, tal y como apuntó el abogado de González, Gonzalo Boye, en una entrevista en NAIZ en la que aseguró que era ya «un hombre libre».
Además, Nowak señaló que sería posible desde el punto de vista legal que el informador fuera juzgado en rebeldía, aun encontrándose en Rusia.
Uno de los efectos de un proceso de este tipo sería que González se vería probablemente en dificultades para regresar a la Unión Europea (UE), ante el riesgo de ser detenido y extraditado a Polonia.