«Está devastada. Soy su amigo pero no me atiende le teléfono ni me responde los mensajes», comentaba con rostro amargado una persona de contacto frecuente con los parlamentarios del PP. Estaba refiriéndose a la diputada María Jesús Moro, ponente del partido en la Comisión de Justicia y una de las principales responsables de su partido en el proceso de reforma de la ley que convalida condenas en territorio de la UE, que PP y Vox apoyaron hasta que este lunes decidieron echar atrás.
Este es el ánimo reinante en el PP en el microcosmos de las Cortes. Una mezcla de estupefacción y sentimiento de sálvese quien pueda por un error que han pagado caro, al aprobar y apoyar sin fisuras la ley que homologa el Código Penal del Estado español con la directiva de la Comisión Europea que pide convalidar las penas de los presos que hayan cumplido prisión en territorio de la Unión. La vehemencia y dramatismo con el que han reaccionado es proporcional a la medida en que dimensionan el error.
La ocasión era una comparecencia especial sobre la «crisis migratoria y metas fiscales» solicitada por el PP, Vox y Junts per Catalunya, en una de las cada vez más oportunidades en que votan en conjunto. Se decidió en agosto, en el contexto del cambio discursivo de Génova para azuzar el miedo a la migración, acercándose al estilo de Giorgia Meloni. Nadie pensaba que en la víspera iba a estallar la polémica sobre una ley que no había encontrado negativa alguna en su derrotero parlamentario.
El formato estaba servido para que el presidente del Gobierno arrollara al líder de la oposición porque las comparecencias permiten extenderse sin límite de tiempo a Sánchez y exigen 15 minutos primero y cinco después a los portavoces. Objetivo logrado: un alto cargo de Ferraz que acompaña siempre a Sánchez comentaba a NAIZ antes de irse del Congreso que el líder del PSOE se había ido «satisfecho». «Anoche estuvo hasta última hora preparando lo que iba a decir. Hicieron el trabajo fácil», comentó con media sonrisa dibujada en su rostro.
El error y su respuesta bumerán
En su intervención Feijóo ha admitido el «error injustificable» que él considera que su partido haya votado sin ninguna queja durante meses de trámite legislativo una ley que «reduce» cumplimientos de cárcel a personas condenadas en relación con ETA, aunque eso sea falaz porque la normativa no las acorta sino que simplemente convalida el tiempo en prisión en otro estado miembro de la UE, en este caso el francés.
Ha comenzado pidiendo «expresamente» al Gobierno que «retire la ley y deje sin efecto» lo aprobado por unanimidad y que la semana que viene será tratado por el Senado. Ha acusado a Sánchez de querer «colarla de tapadillo» y de intercambiar «presos por presupuestos».
Feijóo ha traído colación declaraciones de diferentes altos cargos del Gobierno diciendo que «no rebajarían penas» y que «no habría atajos» pero que ahora, en su opinión, «si han de liberar terroristas, pues se liberan». Y ha mirado a los diputados de EH Bildu y les ha dicho: «Sus abogados se han convertido en legisladores. Sus victorias siempre serán una derrota de la decencia».
La presidenta del Congreso ha intentado interrumpir dos veces a un Feijóo que avanzaba en tromba hasta que a la tercera ha sido la vencida: ha citado el artículo 102 del reglamento en el que se exige que lo que se exprese en las comparecencias monográficas tenga que ver con el tema. Eso ha detonado las quejas y gritos de la bancada «popular» y Feijóo ha hecho caso omiso, afirmando que Sánchez habló de «dignidad» y que él tiene «derecho a hablar de la dignidad de los españoles» y «lo voy a hacer».
La entrada ovacionada de Marimar Blanco, para sentarse entre Gamarra y Feijóo, ha supuesto una sobreactuación simbólica que demostraba la preocupación del PP por su «error»
Previamente, cuando Sánchez ha hecho su primera intervención, ha entrado sorpresivamente en medio del discurso la senadora Marimar Blanco, hermana de Miguel Angel Blanco, quien ha sido recibida de pie con aplausos, se ha sentado entre Cuca Gamarra y Feijóo y ha sido testigo desde ese escaño de toda la sesión. El gesto, muy poco frecuente en tiempo y forma, ha supuesto una sobreactuación simbólica que demostraba la preocupación del PP por su «error».
El diputado de UPN, Alberto Catalán, ha pedido «disculpas» por su voto y se ha sumado a la retórica hiperventilada. Sugestivamente, el líder de Vox, Santiago Abascal, no ha hecho mención alguna a la controversia que muchos vieron como un gesto de astucia. Que el coste político lo pague todo el PP, a pesar que fue votado por todos.
Sánchez no iba a perder la oportunidad y en su segunda parte ha intentado arrollar a Feijóo y Abascal en los dos temas: lo de las penas y migración. Al primer le ha preguntado: «¿Usted sabe lo que vota o no lo sabe? ¿Ustedes saben lo que votan y después de ver la reacción en los medios echan la culpa a los otros? Lo que tengo claro es que no saben a dónde van, el problema de este país es que hay una oposición que no tiene nadie al volante».
Además de caer en el vacile con frases irónicas («me cuesta mucho seguirlo en sus intervenciones, además de entender sus pasos», por ejemplo), ha acusado a Feijóo de pendular entre «la imperiosa necesidad de que la señora Ayuso no le eche una regañita o que Vox no le quite votos». Se ha encargado de llamar tres veces «la jefa» a la presidenta de la Comunidad de Madrid y ha dicho que ella es la que verdaderamente conduce el partido. «La suma de ocurrencias inconexas no conforma una alternativa política ni un giro social. Los españoles están decepcionados de usted, pero no sé si más por su hipocresía o por su incompetencia», ha rematado.
Al líder de Vox le ha echado en cara su «odio a los inmigrantes», se ha preguntado qué le habían hecho para que no pueda «empatizar» y ha sacado a relucir la financiación de bancos extranjeros (uno húngaro, ha citado) a su partido por 9 millones de euros. «Usted está aquí por la pasta, va de chiringuito en chiringuito. Hay que tener rostro de hormigón armado para criticar [a los migrantes]. No tengo ningún respeto por usted ni por su partido, la ultraderecha es la mayor amenaza para Europa desde la Segunda Guerra».
Sin acuerdo en migración
Aludiendo ya al tema convocante, el presidente del Gobierno ha hecho una defensa enfática de su gestión y del valor de los migrantes tanto por su aporte cultural como para contrarrestar «el reto demográfico» y la situación de las pensiones. Ha asegurado que el año 2025 marcará el «pico demográfico» y que desde ese momento en adelante, si no se actúa, en las próximas décadas se perderán cuatro millones de cotizantes en el Estado español y aumentará exponencialmente la cantidad de pensionistas.
También ha lamentado que las derechas tengan como objetivo «inocular miedo para erosionar la acción del Gobierno» y ha dicho que el 94% de los migrantes llegados en los últimos diez años lo han hecho «de forma legal y regulada» . Ha añadido que se un colectivo diverso, «con 30 por ciento de europeos y 20 por ciento de provenientes de Africa», además de ser «claves» para los sectores de agricultura, construcción y hostelería al alcanzar «entre el 25 y 50% de los empleos».
Sánchez ha pedido que se apruebe los cambios en la Ley de Extranjería y que las comunidades autónomas del PP acepten el reparto solidario de menores no acompañados y ha anunciado un plan de «integración intercultural» para los migrantes que será presentado próximamente.
Feijóo ha respondido Sánchez «falsea los datos», ha citado como ejemplo a Italia «que sí ha logrado reducir el flujo» y le ha pedido que no vaya «a África a promocionar España como destino de migración irregular». Abascal, por su parte, solo se ha referido a la migración, aseverando que han aumentado las «violaciones» citando fuentes judiciales catalanas, y ha opinado que la gestión del Gobierno central favorece a «las mafias que trafican» con migrantes.
Rufián al PP: «Tanta ETA para tapar su propia incompetencia. ‘Que te vote Txapote’ era un eslogan malvado y al final los que han votado a Txapote son ustedes»
Los otros grupos, también con tiempo acotado, se han referido al tema migratorio, con excepto del portavoz de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián, que ha dado en la tecla: «Tanta ETA para tapar su propia incompetencia. ¿No se enteraron de lo que sucedió en un pleno europeo, en una sesión de comisión, en un pleno del Congreso, y vienen a decir aquí que ustedes no saben leer? Al final todo vuelve, sobre todo la maldad y el eslogan malvado del ‘que te vote Txapote’, porque al final los que han votado a Txapote son ustedes».
La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, ha expresado su solidaridad con el pueblo palestino y libanés, ha criticado la expulsión de ciudadanos saharauis y ha lamentado que las derechas hayan votado esta comparecencia «para expandir su odio y racismo». También ha recalcado, dirigiéndose al PSOE: «Debemos impedir que sea la ultraderecha la que establezca este debate. España cuenta con la derecha más torpe de Europa pero tarde o temprano esto surtirá efecto si no se le hace frente. Es importante que no marquen la conversación social. No hay que estar a la defensiva en sus marcos sino a la ofensiva dentro de los propios, marcar una agenda de avances en derechos sin complejos».
Sobre migración, EH Bildu ha apostado por que la ultraderecha no fije el debate mientras el PNV ha abogado por debatirlo en serio porque «si no, se va al carajo y con él la idea de Europa»
Por su parte, el jeltzale Aitor Esteban ha dicho que se trata de un asunto «complejo pero necesario de debatir», ha destacado que la convivencia «del día a día» muestra que la gente «percibe con buenas experiencias» la llegada de migrantes y ha remarcado: «Si no tomamos este tema en serio, se va al carajo y con él una parte importante de la idea de Europa».
La diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, que representa a la comunidad autónoma con mayores retos en lo que hace a la recepción de menores no acompañados, se ha quejado de que no haya habido discursos de consenso y que el PP se haya levantado de la mesa de negociación con el Gobierno sobre la ley de extranjería. También ha pedido que se hagan efectivos los 50 millones de euros prometidos por Moncloa para ayudar a pagar el cuidado y servicios de los menores.
Al concluir la comparecencia ha quedado la impresión que la escenificación que anhelaban las derechas para este miércoles ha quedado lejos, que la reacción del PP ante el eco mediático de la ley de convalidación de penas solo ha dado oxígeno a un Gobierno que no pasa por su mejor momento y que en materia de migración queda mucho para que lleguen tiempos de consensos.