Isidro Esnaola
Iritzi saileko erredaktorea, ekonomian espezializatua / Redactor de Opinión, especializado en economía

China agita la supremacía del dólar

China ha emitido deuda en dólares en Arabia Saudí. La emisión ha sido un éxito, lo que plantea un buen número de posibilidades bastante incómodas para Washington. Beijing ha hecho una demostración de que puede utilizar la fuerza del dólar para aligerar el yugo de la imposición de Washington.

Xi Jinping junto a Mohammed bin Salman.
Xi Jinping junto a Mohammed bin Salman. (SAUDI PRESS AGENCY | EUROPA PRESS)

Sin duda, la noticia económica de la semana pasada fue la emisión de deuda que hizo China en Arabia Saudí. El hecho en sí es bastante simple, pero tiene importantes consecuencias. El gobierno chino emitió 2.000 millones de deuda soberana denominada en dólares en Arabia Saudí, es decir, pidió prestados dólares a los inversores en Riad. La emisión fue un éxito por varias razones.

En primer lugar, la demanda superó en veinte veces la oferta, es decir, se ofrecieron 40.000 millones para comprar 2.000. Para poner en perspectiva estas cifras, en las subastas que organiza la Reserva Federal de EEUU normalmente la demanda suele ser dos o tres veces superior a la oferta. Esta gran cantidad de solicitudes indica que hay un importante mercado para la deuda denominada en dólares de China.

En segundo lugar, el interés que tendrá que pagar está entre uno y tres puntos porcentuales (0,01-0,03%) por encima de lo que paga la Reserva Federal. Esto significa que China puede pedir dólares prestados casi al mismo precio que el Gobierno de EEUU. Incluso los países con la mejor calificación crediticia suelen pagar entre 10 y 20 puntos más.

La importancia de Arabia Saudí

El tercer punto es que la emisión no se ha llevado a cabo en una plaza financiera importante, sino en Arabia Saudí, que desempeña un papel fundamental en el sistema de los petrodólares. Riad vende el petróleo a EEUU y el dinero que gana lo invierte en bonos del Tesoro estadounidense, lo que ayuda a que Washington pueda financiar sus deudas con holgura. Si ahora China comienza a emitir bonos denominados en dólares, entra a competir directamente con la Reserva Federal por los dólares, pagando prácticamente la misma tasa de interés. Esto podría llevar a crear un sistema paralelo en el que China controlaría hacia dónde van los dólares que EEUU emite, lo que dificultaría la financiación de la deuda estadounidense.

En este contexto, Arabia Saudí es importante porque en 1974, tras el acuerdo entre el secretario del Tesoro de EEUU, William Simon, y el rey Faisal, se comprometió a invertir en bonos del Tesoro de EEUU los dólares de la venta de petróleo. Según reveló Bloomberg hace ocho años, Richard Nixon le dijo a Simon que no volviera con las manos vacías, lo que hace pensar que las amenazas fueron el argumento decisivo, ya que el pacto ataba de pies y manos a Riad. La condición que puso el rey Faisal fue que se mantuviera en secreto las compras saudíes de bonos.

A causa de aquel pacto, los intentos de Riad de abrirse a otras opciones se han topado con las amenazas de Washington. En octubre, por ejemplo, Antony Blinken impidió a Mohammed bin Salman asistir a la Cumbre de los Brics en Kazán. Su ministro de Exteriores sí estuvo en Rusia, donde se presentó en calidad de representante de un «país invitado a los Brics», dando a entender que todavía no ha decidido ser miembro de pleno derecho, a causa de las presiones estadounidenses.

La emisión china ofrece una opción de inversión alternativa a los dólares saudíes, sin romper con el dólar. Reduciendo asimismo el riesgo de expropiación, como ha ocurrido con los fondos rusos.

¿Dólares para qué?

Sin embargo, esto no resuelve la otra parte de la cuestión: qué va a hacer China con estos dólares. De hecho, China tiene un enorme superávit comercial con EEUU, más de 800.000 millones en 2023, por lo que tiene dólares de sobra. Acumular más solo le sirve para aumentar el riesgo al crecer su exposición a que Washington tome alguna medida drástica.

En este punto podría entrar en juego la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la que forman parte 152 países, muchos de los cuales tiene sustanciales deudas en dólares. China podría utilizar esos dólares para ayudar a esos países a pagar sus deudas en dólares –de hecho ya permitió a Argentina utilizar yuanes para pagar sus préstamos–. A cambio, Beijing podría proponer acuerdos para la devolución de la deuda en yuanes o en recursos naturales o por medio de otro tipo de acuerdos bilaterales.

Unos arreglos en los que todos ganarían: China porque se desharía de sus dólares y ayudaría a otros países a escapar de la trampa de la deuda en dólares y de las amenazas financieras de EEUU, una cuestión que preocupa especialmente en el sur global, después de lo ocurrido con Rusia. Los países participantes del sur global conseguirían, además, mejores condiciones para su propio desarrollo.

Washington podría tomar medidas, como amenazar con sanciones, aumentar la tasas de interés o restringir la capacidad de China para liquidar transacciones en dólares, pero todas ellas socavarían el papel internacional del dólar, precisamente lo que Washington debería evitar.

Como ha señalado estos días el emprendedor Arnaud Bertrand, de momento, la emisión en Riad parece sobre todo un mensaje a la nueva administración de Donald Trump, que «obliga a Washington a contemplar algunas posibilidades muy incómodas».