Felipe de Borbón ha lanzado una crítica bastante explícita a la polarización política en el Estado, básicamente alimentada por las derechas contra el Gobierno Sánchez, durante su principal discurso anual, enunciado esta Nochebuena.
Este año llegaba envuelto por dos referencias históricas: el décimo aniversario de su reinado tras la abdicación de su padre Juan Carlos en 2014 y la cercanía del 50 aniversario de la muerte de Franco, que nombró sucesores a los Borbones, en 1975. El inquilino de La Zarzuela ha hecho una leve referencia a la primera efeméride y ninguna a la segunda.
Sin embargo, sí se ha referido con nitidez a la crispación en la esfera política. Así, ha dicho que «nuestra gran referencia es la Constitución de 1978, su letra y su espíritu» para remarcar que su gestación se basó en «la concordia». Al hilo de ello ha apuntado que «es necesario que la contienda, legítima pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda de serenidad. La discordia no puede ser el ruido de fondo. España es un gran país, una nación con una historia portentosa pese a sus capítulos oscuros, derrotando incluso el acoso terrorista».
Dana: «Hemos entendido la frustración»
El discurso ha estado precedido en TVE1 por un resumen de los principales eventos de la monarquía española a lo largo de este 2024. En él ha aparecido, por cierto, Juan Carlos de Borbón, que en su día se marchó a Abu Dhabi ante las investigaciones judiciales abiertas sobre sus corruptelas, en imágenes acompañadas por este rótulo: «Se normalizan las visitas a Sanxenxo».
El hecho más viral del año por lo que se refiere al actual monarca español, sin embargo, ha sido otro muy alejado de este resumen almibarado: fue la indignación popular que estalló ante su presencia en Paiporta tras la dana, el pasado 3 de noviembre. Felipe de Borbón ha comenzado por ahí su intervención, evitando cuidadosamente cualquier crítica y pidiendo que se extraigan «enseñanzas» de lo ocurrido.
Ha intentado poner en valor el funcionamiento de los servicios del Estado, que aquellos días mostraron todas sus quiebras. Y ha asegurado: «Hemos entendido la frustración, el dolor y la impaciencia, porque todas esas emociones surgen de una misma raíz: la conciencia del bien común, la exigencia del bien común». Este ha sido el concepto más repetido, incluso machaconamente, en su discurso.
Inmigración y vivienda
Se ha referido a dos cuestiones sociales de actualidad. Por un lado, la realidad «compleja» de la inmigración, sobre la que Felipe de Borbón ha afirmado que «la manera en que seamos capaces de abordar la inmigración dirá mucho en el futuro sobre nuestros principios y la calidad de nuestra democracia».
Por otro, la vivienda, presentada por el rey español como preocupación juvenil. Ha situado el problema en el deseo de vivir en urbes donde se crea «una demanda que la oferta no alcanza a satisfacer». Y no ha planteado más solución que «un diálogo que genere soluciones de acceso a la vivienda en condiciones asumibles, porque esa es la base para la seguridad y el bienestar de tantos problemas de vida».
Ha incluso además referencias al «escenario exterior convulso», aunque evitando citas concretas a Gaza, Siria o Ucrania. Ha lamentado que «con demasiado frecuencia se cuestiona el derecho internacional» y ha considerado que «debemos seguir defendiendo las bases de la democracia liberal, los derechos humanos y las conquistas sociales».
Reacciones
Las primeras reacciones políticas al discurso del monarca han llegado a través de las redes sociales. Entre los representantes del PP la consigna era destacar la expresión «bien común’, coincidente en todos los mensajes. Así, su líder Alberto Núñez Feijóo ha remarcado «su reconocimiento a la solidaridad del pueblo español, su reivindicación del bien común como principio rector en política y su defensa de la Constitución. La monarquía parlamentaria cierra otro año ejemplar al servicio de los españoles. Y a su lado».
Verónica Martínez Barbero, portavoz de Sumar en el Congreso, ha tildado de «absoluta irresponsabilidad» el hecho de que «el mayor representante del Estado culpe a la política de la dana para colocarse como ‘árbitro neutral’. Ni una palabra de crisis climática, de feminismo o derechos sociales. Lo que sí puede celebrar con orgullo el pueblo español es su enorme solidaridad».
Su homólogo de ERC, Gabriel Rufián, ha optado por los memes, y por ejemplo ha publicado la frase del monarca «quiero hablar del drama de la vivienda» junto a una imagen en la que se ve a Felipe de Borbón en el lujoso Palacio de la Zarzuela.
Ione Belarra, secretaria general de Podemos, ha comentado que «este rey ya no es nada más que el proyecto deprimente de la derecha española. Qué pereza», mientras que el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu se ha preguntado « ¿Para qué sirve un rey? ¡Menuda turra! Un año más este señor da un repaso a la actualidad hablando de todo excepto de los escándalos y corruptelas que se conocen sobre la Casa Real. Una monarquía que ni es modélica, ni ejemplar, ni transparente, ni democrática».
El presidente de Junts, Jordi Turull, ha asegurado que no vio el discurso porque lo que diga el monarca español es «absolutamente irrelevante y falto de credibilidad».
El líder de ERC, Oriol Junqueras, ha recordado que Felipe VI «es rey porque el dictador Francisco Franco nombró rey a su padre», y ha considerado que «un rey que el 3 de octubre aplaudió las palizas que la policía había dado a los votantes del 1-O no está habilitado en ningún caso» para pedir a otros que no hagan ruido, porque él «ha contribuido más que nadie» a ese clima.
El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, ha criticado la «visión idílica» que el Felipe VI tiene de una Constitución «que ni PNV ni la sociedad vasca apoyaron en 1978», y ha lamentado que en sus diez años de reinado el monarca «podría haber intentado ser útil, pero no ha sido así: es una continuidad de su padre».