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Uribetxebarria pide al juez en el hospital que cumpla la ley

Por sorpresa y de modo completamente inhabitual, el juez de Vigilancia Penitenciaria, José Luis de Castro, viaja al Hospital Donostia. Se reúne durante casi tres horas con los médicos y ve al preso enfermo en su habitación. Uribetxebarria le reclama que cumpla la ley.

José Luis de Castro se desplazó personalmente hasta Donostia para conocer la situación de Uribetxebarria. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)

Ayer, el día en que se cumplía justo un mes desde que se conoció el cáncer terminal del preso Iosu Uribetxebarria, el caso todavía tenía reservada una vuelta más. Tras un mes de idas y venidas judiciales, el encargado de resolverlo, el juez José Luis de Castro decidió personarse en el Hospital Donostia para contrastar de modo directo la opinión de los médicos y la situación del preso de Arrasate.

La visita provocó sorpresa porque no se trata de un procedimiento habitual ni mucho menos, y se interpreta mayoritariamente como una escenificación de De Castro para dejar claro ante la opinión pública española que no ha dejado un solo cabo sin atar. En cualquier caso, al margen de eso el juez español no dio pistas sobre cuál es su intención. Se limitó a asegurar que no emitirá hoy una decisión, pero sí seguramente en el transcurso de esta semana.

La noticia del viaje se conoció a última hora de la mañana, y José Luis de Castro llegó al hospital donostiarra a las 17.15. Entró por la parte trasera, esquivando la concentración permanente que se celebra desde hace casi tres semanas para demandar la excarcelación de Uribetxebarria y los otros trece prisioneros enfermos. Ante una notable expectación periodística, la salida del magistrado no se produjo hasta las 20.15, superando todas las previsiones.

Se sabe que prácticamente todo este tiempo lo pasó conversando con los médicos que tratan a Uribetxebarria y que conforman un equipo multidisciplinar. De Castro aprovechó seguramente para contrastar su diagnóstico, que apuntaba con claridad hacia la excarcelación pero que ha sido puesto en duda primero por la forense de la Audiencia Nacional y consiguientemente por la Fiscalía. Parece que no pudo conversar, al menos en persona, con el principal oncólogo de Uribetxebarria, que está de vacaciones.

Antes de irse, y de modo completamente inhabitual, el juez quiso pasar también por la habitación del preso enfermo de cáncer. La conversación fue muy breve y desde las dos partes se ha dado la misma versión de la misma. El magistrado preguntó a Uribetxebarria si tenía algo que decirle y este le apuntó que se encuentra gravemente enfermo y que le corresponde la excarcelación, por lo que pidió al juez que cumpla la ley.

Tras todo ello, De Castro se marchó de Donostia esquivando a las numerosas cámaras que intentaban cubrir todas las salidas del Hospital. Varios coches de la Ertzaintza escoltaban al magistrado.

Ha iniciado la radioterapia

La visita sirvió también para que De Castro pueda comprobar la debilidad física de Uribetxebarria tras las dos semanas de huelga de hambre y los primeros embates de su enfermedad. Quienes han podido verle estos días coinciden en que ha perdido mucho peso y que su aspecto impacta, aunque al mismo tiempo el preso transmite fuerza y serenidad.

En cuanto a su estado de salud, en la asamblea celebrada ante el Hospital Donostia se confirmó que Iosu Uribetxebarria ha pasado a una nueva fase del tratamiento. Recibe radioterapia desde el lunes.

Con todo ello, parece que esta vez sí, el desenlace del caso está al caer. Como apuntó la Fiscalía cuando logró posponer la resolución pidiendo nuevos informes médicos, el Juzgado no decidirá hasta casi setiembre. Habrá pasado ya un mes desde que Instituciones Penitenciarias decretó el traslado de Uribetxebarria desde el hospital de León hasta el de Donostia, con lo que confirmó implícitamente la gravedad de su enfermedad. Y también se habrán consumido dos semanas desde que Prisiones le concedió el tercer grado, que se presentó como un primer paso hacia la liberación, que entonces parecía inminente.

En el caso de que Uribetxebarria sea puesto en libertad, parece poco probable que pueda regresar a su casa en un primer momento. Su estado físico hará preciso que continúe en el Hospital. Si fuera enviado a casa, tendría que regresar además al centro donostiarra para continuar con estas sesiones de radioterapia. A todo ello cabe añadir que cuando se le concedió el tercer grado Instituciones Penitenciarias le impuso ciertas medidas habituales en estos casos, como no poder acercarse a víctimas, residir en su localidad y no participar en actos públicos.