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Hasta nueve fórmulas de gobierno han sido experimentadas desde 1980

A través de las siguientes líneas, el autor repasa las diversas fórmulas de gobierno que se han experimentado en la CAV desde la investidura en 1980 de Carlos Garaikoetxea como primer lehendakari.


Mientras en el Estado español y en muchas comunidades autónomas la sucesión de ejecutivos se basa en la continuidad del mismo partido o la alternancia entre PP y PSOE, la mayor oferta y el dinamismo de la política vasca ha dado lugar a múltiples formas de entendimiento para la formación de gobiernos en Gasteiz y, en menor medida, también en Iruñea.

En el caso de la CAV, y a pesar de que durante 29 años de los 32 de autonomía el lehendakari siempre fue del PNV, en ese tiempo se experimentaron hasta ocho fórmulas distintas. Luego llegó el PSE a Ajuria Enea de la mano del PP, de donde ahora tendrá que volver a salir.

Gobiernos en solitario

Pese a que el PNV lleva casi aparejada a su sigla la condición de gobernar la Comunidad Autónoma Vasca, en realidad solo pudo hacerlo en solitario y como partido hegemónico durante los primeros cinco años.

El 9 de abril de 1980 Carlos Garaikoetxea fue investido como primer lehendakari de la CAV tras la muerte de Francisco Franco. El PNV había obtenido 25 escaños en un parlamento que por aquel entonces tenía 60 en lugar de los 75 de la actualidad. Los 11 parlamentarios de HB -que era segunda fuerza- no acudían a la institución, salvo en casos puntuales, para evitar legitimar un Estado autonómico que no reconocía. En la práctica, convertía los 25 escaños jelkides en mayoría absoluta, igual que los 32 que obtuvo en 1984.

De la escisión a las coaliciones

La hegemonía del PNV al frente del Gobierno de Lakua no duró mucho. Garaikoetxea fue reelegido en abril de 1984 y en diciembre presentó su dimisión por su desacuerdo con la Ley de Territorios Históricos y por otras desavenencias internas.

El nombramiento de José Antonio Ardanza como lehendakari, cargo del que tomó posesión el 26 de enero de 1985, estuvo acompañado ya de un acuerdo de legislatura con el PSE, de forma que aunque todos los consejeros eran del PNV, las políticas a realizar se pactaban con el PSE. La razón era que en las filas jeltzales se estaba fraguando una escisión y no estaba garantizada la lealtad del conjunto del grupo parlamentario.

En las elecciones de 1986, anticipadas por la escisión del PNV y el nacimiento de EA, los jeltzales fueron el partido más votado, pero el PSE obtuvo más escaños. Esto provocó un largo proceso negociador. Primero hubo un intento de formar una coalición entre PSE, EA y EE, pero el acuerdo fue imposible.

Finalmente, PNV y PSE formaron el primer gobierno de coalición de la CAV, con José Antonio Ardanza como lehendakari y Ramón Jáuregui como vicelehendakari. Un año después, en el año 1988, se firmaba el Pacto de Ajuria Enea.

En 1990 volvía a producirse un cambio de coalición de gobierno. Bajo la dirección de José Antonio Ardanza se estrenaba un tripartito abertzale, formado por PNV, EA y Euskadiko Ezkerra. Luego, la presentación por EA de mociones por la autodeterminación en unos pocos ayuntamientos, conllevó su expulsión del Ejecutivo.

El PNV resolvió la marcha de EA con la llegada del PSE, manteniendo en la coalición a un sector de Euskadiko Ezkerra que iba ya camino de su escisión y posterior desaparición.

Tras las elecciones de 1994, la fórmula de coalición volvió a cambiarse. Ardanza siguió de lehendakari con consejeros del PSE y de EA.

Lizarra y la tregua de 1998

En 1998 se estaba fraguando el Acuerdo de Lizarra, por un lado, y por otro el del PNV y EA con ETA que dio lugar al alto el fuego de setiembre de ese año. Los parlamentarios de HB acudían más asiduamente a la Cámara y se producían acuerdos entre abertzales, lo que no gustaba al PSE. El voto en contra de PNV y EA al requisito de que se jurara la Constitución para ser parlamentario fue la excusa que encontró Nicolás Redondo terreros para que los consejeros del PSE -Rosa Díez, José Antonio Maturana y Francisco Ejea- dejaran el Gobierno cuando la legislatura estaba a punto de concluir.

Las elecciones llegaron tras el alto el fuego de ETA y la firma del Acuerdo de Lizarra. José Antonio Ardanza fue sustituido por Juan José Ibarretxe, que estrenó un gobierno de coalición PNV-EA y fue apoyado en su investidura por los 14 parlamentarios de Euskal Herritarrok, pese a que la reunión de la víspera entre las partes había acabado sin acuerdo

La intención era que la izquierda abertzale apoyara al Ejecutivo en base a un acuerdo de colaboración en el Parlamento, pero las negociaciones para su firma se alargaron hasta el mes de mayo.

Aquel acuerdo incluía que las leyes y proyectos que se remitieran al Parlamento para su aprobación «deberán incorporar la opinión de la sociedad civil afectada por cada iniciativa»; contemplaba un gran impulso a los trabajos «a favor del euskara y la cultura como elementos fundamentales para la recuperación y mantenimiento de la identidad nacional de nuestro pueblo», la creación del Consejo Vasco de Cultura y el desarrollo normativo de la Ley del Deporte; y en el terreno social se firmó «el impulso e incentivación de la implantación de la jornada máxima de 35 horas en el sector privado y en el ámbito de las administraciones públicas», dentro de un Acuerdo de Empleo.

La vuelta de ETA a las armas en el 2000 provocó que Ibarretxe rompiera con la izquierda abertzale.

Experimento en dos fases

En 2001, PP y PSE creyeron poder expulsar al PNV de Ajuria Enea. Los jeltzales concurrieron a las elecciones entonces en coalición con EA y sumaron 33 diputados. Iniciaron un gobierno al que pronto se sumó Ezker Batua, tripartito que duró dos legislaturas.

En 2009, con la izquierda abertzale ya apartada del Parlamento, por fin PSE y PP consiguieron sumar los escaños necesarios para situar a Patxi López en Ajuria Enea. Visto desde la actual perspectiva, fue el último paso antes de hundirse ambos.