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Alegría, emoción y revuelo en el barrio de Arrasate premiado

La alegría, las lágrimas y la emoción se han mezclado entre las personas que se han acercado a la Avenida de Araba, donde se encuentra la administración de lotería número 2 de la localidad, que ha vendido 45 series del número 62.246, agraciado con el Gordo.


El barrio de San Andrés de Arrasate ha vivido un auténtico revuelo tras extenderse la noticia de que el Gordo de la Lotería de Navidad había dejado en la localidad 180 millones de euros.

José Ignacio Agüero y Carmen Conejo son un matrimonio que esta misma semana adquirió dos decimos del número premiado en un concesionario de Renault, de los cuales compartieron con la madre de él una participación de diez euros.

Han asegurado que ha sido una noticia «fantástica» para el pueblo después de un año «tan malo» por el cierre de Fagor Electrodomésticos, pero también para ellos, que están «bastante necesitados» porque tienen a sus tres hijos en paro.

Ellos y sus hijos, que les acompañaban, han sido los grandes protagonistas del día, objetivos por supuesto de las cámaras de los fotógrafos y la televisión, ante las que mostraban su incontenible alegría.

También se ha acercado a la administración Alberto Mondragón, que estaba desayunando en su caserío cuando ha visto por la televisión que el Gordo coincidía con el décimo que él había comprado.

La satisfacción también es lógica para este hombre, que tiene una hija que trabajaba en Fagor Electrodomésticos y ahora está desempleada.

Los móviles no paraban de sonar entre quienes celebraban este golpe de fortuna, muchos de los cuales no daban crédito aún a su suerte.

«Todavía no lo hemos digerido», aseguraba uno de ellos.

Quienes se van a llevar una sorpresa son las cinco hermanas de Jesús Hernández, propietario del bar «JJ», porque a ellas no les ha tocado nada, pero sí a sus cinco hermanos varones, que habitualmente comparten un décimo y en esta ocasión ha sido el premiado con el Gordo.

«Ha sido un pellizco muy bueno. Todavía no nos lo creemos, estamos muy contentos», decía Hernández, que se encontraba en el establecimiento con su esposa, Paqui Gil, y su hermano José Antonio.

José Mari Garai, el responsable de la administración, se mostraba también pletórico, y brindaba con champán para las cámaras desplazas al pueblo.

En la administración ya hay dos carteles colocados, uno en castellano y otro en euskera, que dicen que el 62.246 ha sido vendido allí.