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Interview
MARIXOL IPARRAGIRRE Y JON OLARRA
Interlocutores de EPPK

«Traer a los presos daría un impulso increíble al proceso»

La declaración de EPPK de diciembre ha marcado un antes y un después por su disposición a explorar las vías legales para facilitar la solución a la cuestión de los presos. En esta entrevista concedida a GARA y ``Berria'' a través de un cuestionario conjunto, dos de los seis interlocutores del Colectivo explican los motivos de esta decisión y ofrecen algunos detalles de cómo se materializará. Destaca el dato de que se solicitará de modo individual el cambio de destino, teniendo la cárcel alavesa de Zaballa como horizonte para los encarcelados en el Estado español. También se dará prioridad a la solicitud de excarcelación de los presos enfermos y los que superan los 70 años de edad. Iparragirre y Olarra han respondido a las preguntas desde dos cárceles que distan casi 2.000 kilómetros entre sí, lo que da fe de las dificultades de esta interlocución y también de esta entrevista, realizada antes de la muerte en Puerto del preso Arkaitz Bellon.


Tras la declaración del 28 de diciembre ha llegado la operación policial contra EPPK. ¿Cómo la valoran, qué lógica tiene que cuando EPPK está tomando medidas para superar definitivamente el conflicto se actúe contra quienes pueden ayudar en este camino? ¿Qué labor hacían los encarcelados? ¿Cómo se tomó la noticia en prisión?

Marixol IPARRAGIRRE: El ataque del Estado español el 8 de enero contra los mediadores del Colectivo y contra el propio Colectivo es un sinsentido en Euskal Herria, pero algo lleno de sentido por debajo del Ebro y por encima del Aturri. Lo han expresado de la manera más clara: no quieren la solución. El Estado español ha hecho una lectura severa de la declaración de EPPK de final de año, y creemos que la ciudadanía vasca ha estado a la altura, dando una respuesta excelente en las calles de Bilbo.

La detención de los mediadores ha sido un ataque muy directo al Colectivo, que tuvo como precedente el de Herrira. Los presos y presas políticos vascos estamos secuestrados, alejados de nuestro pueblo y dispersados. Nombramos a esas personas para facilitar nuestra acción política, de modo que los presos pongamos nuestro grano de arena en el proceso de resolución. El trabajo de los mediadores encarcelados no era oculto, realizaban reuniones con muchos agentes, han ido construyendo puentes para el Colectivo. Cuando a nuestros interlocutores no se lo han permitido, han llevado la voz de los presos a ciertos foros y nos han dado cuenta de las opiniones y actitudes de los agentes. Estamos en la necesidad de agradecer su trabajo y, dado que ese quehacer resulta indispensable, pedimos respaldo social para quienes lo llevarán a cabo.

Jon OLARRA: EPPK tiene que expresar su reconocimiento y agradecimiento a todos los que participan en ese trabajo. Sobre todo a los ocho ahora encarcelados, porque han sido la voz de nuestros debates y decisiones en el exterior. Nuestra voz, no la de la de nadie más. Por otro lado, nos han trasladado las propuestas de los agentes externos que eran imprescindibles para nuestros debates, para completar y enriquecer nuestra propuesta. Aquí va nuestra consideración y un fuerte abrazo.

Esta no ha sido solo una operación contra el grupo de interlocución de EPPK. Ha sido una operación contra todos los agentes que están trabajando para asentar la normalización y la pacificación en nuestro pueblo. Y claro, ataca de modo directo al deseo mayoritario de Euskal Herria, que está exigiendo que ese proceso se estabilice.

Nuestra voz les resulta incómoda. Temen los resultados que pueda conseguir la línea de relaciones abierta por EPPK, porque saben bien que eso abre las puertas de par en par a la opción de resolver definitivamente el conflicto. Tenían miedo de la oportunidad que podía abrirse tras el comunicado del 28 de diciembre y han respondido con su violencia ciega habitual.

Al Colectivo se le exigió actuar con responsabilidad y así lo hemos hecho a la hora de sacar a la luz las conclusiones del debate realizado en verano. Nosotros también exigimos responsabilidad para que no encadenen en las celdas nuestra voz y nuestra aportación. Es imprescindible que la línea de relación abierta por EPKK continúe, porque marginando a los presos y las presas no se podrá lograr la resolución. Reclamamos actuar con responsabilidad a todos quienes están en relación con EPPK, tanto los de Euskal Herria como los internacionales. Y además pedimos garantías para que ese trabajo de interlocución se pueda realizar con normalidad. Mientras no se superen los obstáculos que las administraciones ponen para reunirse con nosotros los interlocutores, la actuación de los mediadores que en el exterior realizan tareas de interlocución no puede estar condicionada ni limitada bajo la amenaza de nuevas operaciones policiales del Ministerio de Interior.

¿Hasta qué punto puede afectar esa operación, en un momento en que el Colectivo está tomando medidas para impulsar el proceso? ¿Podría condicionar el deseo de seguir dando pasos? ¿Y provocar divisiones?

M.I: Los miembros del Colectivo somos muy conscientes de qué responsabilidad tenemos en el proceso de liberación. Antes y ahora. Por eso, durante largos años hemos tenido como principal línea de acción resistir firmes ante los ataques de todo tipo que han cometido contra nosotros y nuestros familiares y amigos. Ahora, desde que los estados han decidido embarrar y ahogar el proceso en el frente carcelario, al Colectivo le corresponde otra tarea en el proceso político. Tras negarse a tener relación con la organización ETA, con los procesos y conversaciones entre partidos y agentes parados, han apostado por empeorar la situación en las cárceles, pensando que las tensiones que ello crea mandarán el proceso a pique. Si no fuéramos conscientes de esto, el proceso estaría en peligro. Sin embargo, coincidimos con el análisis que hace la izquierda abertzale, y los miembros que formamos EPPK hemos entendido que nuestra tarea militante en este momento es alimentar el proceso. Este último ataque no hace más que fortalecer nuestra deliberación colectiva, por tanto.

J.O: La represión puede dificultar el camino, aumentar el precio a pagar. Pero no ha tenido ni tendrá más efecto. La capacidad de provocar divisiones es la misma del nivel del periodismo-basura policial: cero. La nuestra es una aportación básicamente para alimentar el proceso, y sin pretenderlo cada golpe no hace más que multiplicar esa potencialidad, porque en la comparación cada paso dado por nosotros y la voluntad expresada lucen con más brillo. Para quien no controla el terreno de juego, esta actitud de golpear ciegamente tiene efecto bumerán. ¿No lo han aprendido todavía?

Yendo a la declaración, el Colectivo da por bueno utilizar las opciones legales para un proceso de vuelta a casa. ¿Cómo se va a materializar eso?

J.O: Hay que levantar la legislación de excepción creada expresamente en nuestra contra en los tiempos de enfrentamiento duro, para desarrollar soluciones también dentro de la ley. Por tanto, resulta imprescindible, de modo prioritario, acabar con esta cruel política carcelaria para que se inicie el proceso de resolución-vuelta a casa. En ese proceso, las leyes también deben tener su función, porque entre otras cosas deben utilizarse para dar seguridad y defensa a los pasos a dar.

M.I: Acudimos a sus oficinas para que pongan sus reglas de juego actuales mirando a un marco que respete los derechos. Lógicamente, partiendo de un compromiso político de todos y todas. Es un paso que hay que dar y lo vamos a hacer, poniendo el límite en nuestra dignidad política y militante.

J.O: Cada agente deberá tomar la responsabilidad y los compromisos que le corresponden, en el diseño de una resolución que tendrá que reunir todos los apartados de las consecuencias del conflicto. En el que a nosotros nos corresponde, abrimos algunas opciones en la respuesta dada a las recomendaciones del Foro Social. Lo hacemos con nuestra responsabilidad y compromiso, tanto colectivo como personal. El detalle de ese desarrollo debe ser un proceso dinámico y al mismo tiempo tasado en el tiempo,que debemos ir acordando entre todos mirando a ese horizonte.

M.I: Buscando ese acuerdo, y para acelerar el proceso, lo esencial y urgente es acabar con la dispersión, dar solución inmediata a las situaciones graves y que nuestra voz, tanto dentro como fuera, se pueda desarrollar y escuchar normalmente.

En ese camino, todos los miembros que formamos EPPK, de modo individual, con la intención de poner nuestro grano de arena, pondremos en marcha peticiones para ser traídos a Euskal Herria. En vez de hacerlo todos a la vez, hemos hecho una clasificación en función de situaciones y años de cárcel.

Además de ello, para nosotros y nosotras es urgente y prioritario acabar con las situaciones graves y, en ese sentido, haremos una petición que posibilitaría que los presos con enfermedades graves y los mayores de 70 años sean excarcelados.

Existe un procedimiento para todo ello. Para empezar [en el Estado español], comparecer ante la llamada Junta de Tratamiento de cada prisión. ¿Cómo lo harán, con qué actitud?

J.O: Sí, compareceremos ante la Administración penitenciaria. Lo haremos en ese procedimiento con una actitud digna, es decir, sin negar lo que somos. Lo tomamos como algo necesario, de modo que nuestras peticiones tengan un marco legal, conscientes de que la consecuencia irá en función de la voluntad política y de la relación de fuerzas.

M.I: Siguiendo su procedimiento, pediremos cambio de destino a Euskal Herria. Hablamos de reagruparnos en nuestro pueblo. Para que EPPK sea un sujeto activo resulta imprescindible que todos sus miembros estén en la misma cárcel. Por tanto, los que nos tienen en celdas españolas pediremos ser trasladados a la cárcel de Zaballa, y los que nos tienen en cárceles del Estado francés, ser reunidos en la prisión más cercana a casa.

J.O: Compareceremos uno a uno, dando cuenta de las leyes y recomendaciones que dan cuenta de que la política de dispersión que nos aplican es cruel e ilegal, poniendo de manifiesto las consecuencias duras de esa vulneración de derechos y reafirmando la conformidad con nuestra declaración pública o posición política. Vamos a desarrollar todo eso, bajo una decisión política.

M.I: Como vemos que mientras cumplimos esos criterios el ataque de los estados al Colectivo no cesará, seguiremos desarrollando nuestras líneas de defensa y lucha, de modo que las demandas del Colectivo tengan cada vez un amparo más amplio de la ciudadanía vasca. El desarrollo del proceso, es decir, la cerrazón de los gobiernos -con la complicidad de los medios y la falta de efectividad de los agentes políticos- ha puesto en nuestras espaldas una responsabilidad muy grande: el frente carcelario decidirá si esto es arre o so. Sabemos mejor que nadie qué quiere decir eso: que tendremos que luchar para que, además de hacer respetar nuestros derechos, el proceso avance. Y si hemos tenido la determinación de atrevernos con esos procedimientos legales, no nos arrugaremos ante los estados ni a la hora de luchar por nuestra repatriación reclamada por la sociedad vasca.

El último comunicado reconocía el daño causado y adelantaba la disposición a analizar las responsabilidades de cada uno. ¿Cómo? ¿Hasta dónde?

J.O: Hemos dicho claramente que reconocemos el sufrimiento y el daño causado en muchos lados a consecuencia del conflicto. Igual que hemos dicho claramente que este colectivo y cada uno de nosotros tiene la disposición a analizar su responsabilidad, dentro de un proceso que incluya garantías. Porque lo que cada uno ha hecho en el proceso de liberación de Euskal Herria lo ha hecho como militante, dentro de diferentes espacios de trabajo, movimientos, grupos y organizaciones. Todos nosotros formamos el Colectivo. Los presos políticos hemos mostrado la disposición también a afrontar el tema de la responsabilidad, junto a la ciudadanía vasca, en un proceso con suficientes garantías.

M.I: ¿Cómo? Afrontando las razones de fondo, lo hecho y la verdad. ¿Hasta dónde? Hasta la verdadera resolución del conflicto, hasta la democracia vasca que este pueblo no ha conocido en largos siglos.

El Colectivo ha mostrado su deseo de acordar los siguientes pasos con los ciudadanos y representantes vascos. ¿Lo hace para aumentar el apoyo a su iniciativa? ¿Ve factible, por ejemplo, algún tipo de respaldo del Gobierno de Lakua?

J.O: Dentro del debate que ha hecho EPPK ha aparecido con claridad que el proceso de vuelta a Euskal Herria tenemos que hacerlo con la sociedad y los ciudadanos y ciudadanas vascas. También por eso hemos dirigido nuestra aportación al Foro Social. Y también por eso la importancia que tiene nuestra línea de relaciones, es decir, el intercambio de reflexiones y la colaboración para empujar. Tomando también como objetivo hacer saber y entender nuestra situación, nuestra línea política y nuestra actitud.

No tenemos noticias del Gobierno de Lakua, en cambio. Sabemos que en su plan los presos estamos dentro de un programa, pero no sabemos a quién han acudido para definirlo. Desde luego no ha sido a EPPK.

M.I: Al Gobierno de Lakua le pedimos que la misma fuerza que hizo en su momento para poner en marcha la política de dispersión la ponga ahora para acabar con la dispersión y la política carcelaria de excepción. Y también el compromiso de buscar una resolución integral para el conflicto de años que sufre nuestro pueblo.

En su día, el Colectivo señaló que el Programa de Reinserción anunciado por el ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz, era un movimiento. Lakua, por su parte, ha incluido el llamado Programa Hitzeman en su Plan de Paz. ¿Ven necesidad de alguna fórmula de este tipo para comenzar a resolver el problema de los presos o no les conceden ningún valor?

M.I: Para valorar si las propuestas de Fernández Díaz y Jonan Fernández tienen valor, hay que ver con qué objetivo están hechas. La izquierda abertzale, y nosotros con ella, está metida en un proceso de resolución. En ningún caso hemos dejado de lado nuestros objetivos políticos; pero desde que ETA dejó la lucha armada, interiorizamos que en Euskal Herria existe una nueva situación y procedimos a cambiar nuestras actitudes y formas de actuar. Sin embargo, a nuestro alrededor no observamos la misma actitud; vemos que unos, queriendo hacer creer que no han tenido responsabilidad alguna en el conflicto, se sientan en la posición de observadores; vemos a otros afirmando que necesitan vencidos; y vemos que los unos y los otros nos quieren a los secuestrados políticos vascos pidiendo perdón con la cabeza baja, y lo hacen usando como cebo los derechos de nuestros familiares y amigos para conseguir ese objetivo, como siempre han hecho.

J.O: Como queda dicho, no sabemos apenas nada de ese programa de reinserción. No se ha hecho ningún contraste ni contacto con EPPK para que sea receptor de la iniciativa. No parece que ese Plan o lo que sea haga exigencias a los estados, ni proponga ningún activo para que los derechos básicos de los presos sean defendidos, especialmente para acabar con la política de dispersión. Ayer y hoy, el discurso del proyecto del Gobierno Vasco es opaco además de completamente teórico; el lema de una política carcelaria flexible se convierte así en una simple mirada que se pierde en los horizontes más elevados.

M.I: Hasta ahora no nos han presentado más que planes que atacan nuestra dignidad política y obstaculizan nuestra excarcelación. Convirtamos Zaballa en referente de la verdadera vuelta a casa-resolución.

No parece que por el momento vaya a cambiar la cerrazón de los dos gobiernos, pero el Colectivo anuncia que seguirá avanzando. ¿Qué hacer si los gobiernos se mantienen en el «no»?

M.I: Continuar luchando. Lo importante es el proceso de liberación. Y como ese proceso que hay que iniciar, recorrer y culminar lo han llevado a los barrizales del frente carcelario, nos encontramos en la necesidad de tomar nuestra responsabilidad.

J.O: EPPK tiene la total determinación de seguir en la misma dinámica que hasta ahora. Dentro de ese desarrollo del proceso de liberación, es recomendable y necesario que nuestro colectivo sea activo, y además así lo reflejan los procesos de resolución que se han dado a lo largo y ancho del mundo. En última instancia, todos los agentes e instituciones comprometidas con la resolución debemos seguir trabajando en el camino de ese diseño completo que superará la negación y el bloqueo de los gobiernos mediante compromisos y acuerdos multilaterales.

M.I: Traer a Euskal Herria a los presos vascos daría un impulso increíble al proceso. Desde el Foro Social y otras instancias se ha pedido a EPPK que dé el paso. Y lo hemos hecho, con responsabilidad política. A sabiendas de que ese paso no libera hoy día el atasco. Pero tenemos total convencimiento en que la ciudadanía vasca lo logrará.

Resulta innegable que la declaración del 28 de diciembre incluye cosas que EPPK nunca ha dicho y medidas que nunca ha tomado. ¿Ha sido una decisión difícil? ¿Les preocupan lecturas que puedan hacerse dentro y fuera de la izquierda abertzale (por ejemplo, tomarlas como señal de debilidad...)?

M.I: No ha sido una decisión fácil, porque en la situación en que nos tienen el debate es realmente complejo. Porque lo hemos tenido que hacer indirectamente y por escrito, en muy malas condiciones. Pero diría que, más que difícil, ha sido una decisión valiente. EPPK podría haber usado su situación como excusa para no dar pasos. Sin hacer caso al discurso chulesco que extienden los enemigos en el exterior, es una decisión que se ha tomado superando la situación extrema que vivimos día a día en las cárceles. En vez de usarla como excusa, hemos decidido avanzar. No hay situación difícil que impida dar pasos en la lucha.

Si nosotros y nosotras lo hemos logrado, los agentes políticos y sociales deberían sentirse obligados también a ello, actuando con responsabilidad y sin perder tiempo, porque se nos hace difícil entender con qué facilidad desaparecen las palabras de algunos o cómo se aferran una y otra vez a las mismas posiciones inactivas.

J.O: El Colectivo está fuerte. Estamos convencidos además de que los últimos años así lo han demostrado. Sin pretensión de andar echándonos flores, podemos decir que hemos mostrado un gran temple político en un momento en que los gobiernos recrudecen su ataque. Y ahí están las respuestas dadas a la doctrina 197/2006 que ha sido anulada, la lucha global por la libertad de Iosu Uribetxebarria y la llevada a cabo ante los ataques en varias cárceles. La confianza y la fuerza nos han hecho capaces de tomar las últimas decisiones. Y en el desarrollo de la iniciativa ligada a ello, colocamos al mismo nivel la salud de nuestra decisión política.

El Colectivo ha mostrado su compromiso con el nuevo escenario y con recurrir solo a vías políticas y democráticas en lo sucesivo. Eso era lo que le reclamaban antes. Ahora algunos exigen además pedir perdón y arrepentirse...

J.O: Esas nunca han sido demandas que vengan de un afán constructivo. Al contrario, son peticiones continuas que van cambiando día a día y forman un apartado más de una estrategia global para dividirnos y para embarrar la resolución. EPPK se quiere colocar por encima de todas esas actitudes violentas que nos resultan basadas en la imposición y la negación ininterrumpidas. Frente a ello, como hemos dicho una y otra vez, EPPK tiene la clara voluntad de analizar y tomar parte en todas las propuestas formuladas para solucionar el conflicto político y sus consecuencias de modo definitivo, en una dinámica constructiva. Lo hemos expresado en la respuesta dada a las recomendaciones del Foro Social.

M.I: Sabemos que para el Gobierno español nada será suficiente, nunca. Son insaciables, el catálogo de sus excusas nunca se agotará.

Nuestro compromiso es claro. En Euskal Herria no hay lucha armada y en este nuevo contexto no contemplamos la lucha armada como herramienta política en el proceso de liberación de nuestro pueblo.

¿Por qué afirman que hay que evitar «las salidas parciales y falsas para eludir el conflicto en el futuro»? ¿A qué se están refiriendo?

M.I: El conflicto de Euskal Herria tiene raíces políticas. Hay que afrontarlas para al mismo tiempo poder dar solución a todas sus consecuencias. Por tanto, la resolución tiene que ser integral y ligada a un verdadero compromiso político. Esto es: ni parcial, ni falsa. Mientras los agentes políticos no encaren las raíces políticas del conflicto, el brote del conflicto estará ahí. Aunque quienes estamos presos saliéramos ahora, llenarían de nuevo las cárceles con luchadores que se levantarían contra la injusticia.

Lo que hay que solucionar es la situación de falta de los derechos más básicos y la opresión derivada de la existencia de todos los modos de lucha, durante siglos, por los derechos de la ciudadanía vasca y de Euskal Herria. Nuestro pueblo tiene que tener derecho a vivir como cualquier otro pueblo, a desarrollarse, a avanzar en solidaridad con el resto del entorno y de los que están lejos, para dar condiciones de vida dignas a todos sus habitantes, respetando la elección política y cultural de cada cual. De todos y todas. Ese es el proceso político que nos ocupa. Y resolver la situación de los presos políticos es un paso que hay que dar en ese camino.

Los expresos excarcelados en los últimos meses remarcan que es la hora de la ciudadanía, pero ¿qué pueden hacer los ciudadanos, qué les pide EPPK?

J.O: En primer lugar, nuestras felicitaciones más calurosas y nuestro abrazo luchador más fogoso a los compañeros y compañeras que han mantenido cautivos y hemos logrado liberar en los últimos meses. Nada más salir, han dado impulso a la línea y la valentía política de EPPK, en pie, con total dignidad política y mediante una humildad modélica que aplaudimos. Gora zuek!

Más que andar pidiendo nada, nos ocupamos de lo nuestro. La militancia política nos trajo aquí y tomamos la decisión de seguir dando también desde este ámbito. El asunto es que la plural sociedad vasca nos exige a todos esfuerzos para la transformación del conflicto político, para que el proceso de normalización se estabilice definitivamente. Hay que conseguir que ese deseo de la mayoría ciudadana se convierta en una fuerza permanente y eficaz, y eso supera las diferentes estructuras, es algo que se convierte también en responsabilidad de cada ciudadano y ciudadana. Y es que, por desgracia, las declaraciones y presuntos compromisos de ciertas instituciones y partidos aparecen desde la vía del interés particular y el partidismo. ¡Auténticamente despreciable!

M.I: Sí, es la hora de la ciudadanía en Euskal Herria, queremos ofrecerles la opción de actuar en favor del proceso, de ser agentes, sumándose a nosotros para superar la cerrazón de los estados y para que entre todos le demos impulso al proceso. De modo prioritario, lo que ofrecemos y pedimos es hacer juntos el camino para superar las medidas de excepción y la política de dispersión.

¿Cómo valora EPPK la posición de la ciudadanía vasca, y en concreto la suma de fuerzas aparecida en la manifestación del 11 de enero y el resultado conseguido?

M.I: En Euskal Herria hay una gran capacidad de movilización, pero la situación actual exige compromisos y dinámicas que vayan más allá. La suma de fuerzas en torno a ciertas demandas es la mayor que ha existido hasta ahora y hay que darle continuidad, canalizándola y haciendo fuerza. Así que mirar con envidia a Catalunya y dudar de si este es el momento de hacer fuerza en nuestro pueblo es algo que no tiene lugar. Esa actitud es equiparable a retroceder. ¡No son tiempos para quedarse en casa!

J.O: La foto de la manifestación de Bilbo es muy potente. Realmente para alegrarse. A esa foto hay que añadirle un compromiso del mismo tamaño. A quienes caminaron con la pancarta o estaban cerca de ella les corresponde ahora crear una forma de organización adecuada. El compromiso de un día está bien, las palabras del día siguiente también resultan bonitas, pero que el futuro de nuestro pueblo sea nuestro exige convertirse en agentes activos en las dinámicas por la resolución, una colaboración sincera, es decir, una voluntad política práctica, continuada y real. Es ese tarea o esa hoja de ruta, y no otra cosa, lo que moverá a Madrid y a París.

El Tribunal Europeo anuló finalmente la doctrina 197/2006. ¿Cree el Colectivo que la comunidad internacional va a tener una función decisiva también en el futuro? ¿La declaración del 28 de diciembre se realiza mirándole también a ella?

J.O: Hemos denunciado una y otra vez las medidas de excepción que han sido construidas expresamente para impedir nuestras excarcelaciones y endurecer las condenas de cárcel de los militantes vascos. ``Si no existen pruebas, se construirán'', dijo sin vergüenza alguna el ministro de Justicia del PSOE. ``Haremos ingeniería jurídica'', dice sobre el mismo tema el ministro de Interior del PP. La decisión del Tribunal Europeo es la confirmación de lo que hemos denunciado a lo largo de tantos años en Euskal Herria. Tenemos que hacer sabedor al ámbito internacional de lo que aquí ha ocurrido y ocurre, y en la medida de lo posible, tenemos que hacerle también partícipe. Pero la resolución hay que construirla en Euskal Herria. En la medida en que en Euskal Herria desarrollemos un proceso integral que incluya los distintos apartados del conflicto, recibiremos el respaldo y el impulso desde el ámbito internacional.

M.I: La función que tendrá la comunidad internacional dependerá de la fuerza que hagamos en Euskal Herria. El Tribunal Europeo ha decidido en nuestro favor ahora. A favor de la justicia. O a favor de acabar con la injusticia. Pero no nos quedemos ahora a la espera de una resolución del Tribunal Europeo para acabar con los riesgos y el dolor que provocan cada día la dispersión y el alejamiento. Tenemos que acabar con la dispersión y la deportación entre todos y todas.

La declaración la hemos emitido mirando a Euskal Herria y a la ciudadanía vasca. Ahora tenemos un trabajo ingente para explicar su significado y para denunciar la apuesta de los gobiernos español y francés por pudrir el proceso usando como objetivo el frente carcelario.

¿Ha empeorado realmente la situación de los presos tras el fin de la acción armada de ETA? ¿Considera EPPK que se trata de una medida adoptada conscientemente para lograr un objetivo concreto?

M.I: La situación de los presos políticos vascos nunca ha sido buena. La cuestión es que después de que ETA diera por finalizada su acción armada, cabía pensar que en el ámbito de las cárceles se produjera algún tipo de distensión o que los gobiernos dejaran sin efecto algunas medidas usadas hasta ahora para atacarnos, o que al menos las suavizaran. Y sí, lo que estamos viendo es lo contrario. Por lo que respecta a la Administración carcelaria francesa, estamos viendo una ``politización'' que antes no existía tras algunas medidas y decisiones que se están tomando, haciendo suyos los argumentos del Gobierno español y los medios de difusión más ultras.

No hay duda de que, después de un cierto momento de duda, los dos gobiernos han tomado la decisión de incrementar la tensión en las cárceles. En nuestra opinión, en eso ha ayudado mucho la actitud involucionista de algunos agentes políticos que en el proceso hasta entonces habían sido cercanos de algún modo.

J.O: La actitud que han tomado contra EPPK en estos últimos cuatro años no ha estado carente de intencionalidad. Ha tenido un objetivo muy claro: cuando la base de la izquierda abertzale estaba envuelta de lleno en el debate sobre la estrategia, golpearnos haciendo fuerza en nuestro aislamiento tanto físico como político (como ejemplo, la detención y encarcelamiento de los mediadores), creyendo que con ello se produciría la división en la izquierda abertzale con la que sueñan cada noche. Han fallado una vez más. La política de aislamiento que nos aplican es absolutamente dolorosa. Pero es tan doloroso como estéril cualquier intento de aislarnos de la ciudadanía de nuestro pueblo y de la realidad política.

Para concluir, ¿cómo espera el Colectivo que evolucione el proceso de resolución desde ahora? ¿Qué objetivo fija, por ejemplo, para finales de 2014? ¿Y qué situación prevé a medio plazo?

M.I: No podemos poner sobre la mesa más que intenciones. Las cosas no vienen por sí solas, para cambiar lo que existe hay que actuar. Para nosotros y nosotras, el mensaje de la masa que se unió el 11 de enero en Bilbo fue el siguiente: ``¡2014 tiene que ser el año de traer a los presos vascos a Euskal Herria!''. En nuestra opinión, ese objetivo tiene más amplio consenso y respaldo que nunca entre la ciudadanía vasca. Tras tomarse decisiones políticas históricas y una vez que ya nos movemos en un escenario nuevo, nos parece que el objetivo de que los presos políticos vascos estén en Euskal Herrira es algo a conseguir entre todos y todas, dueños de nuestros derechos y en camino hacia casa. Sería un paso importante que nos acercaría a la libertad y a la paz.

J.O: Llamamos a los agentes sociales y políticos para que cuanto antes se pongan en contacto con los interlocutores de EPPK, para que les expliquemos cuál es nuestro propósito de cara a conseguir ese objetivo. En cuanto a los ciudadanos vascos, les llamamos a que ellos también sean nuestra voz, además de a que defiendan a los mediadores que ejercen de puente para que nuestra actividad política sea eficaz. Tenemos que obligar a los estados a tomar la decisión de traer a los presos a Euskal Herria. Nosotros vamos hacia ahí: que al final de 2014 los familiares y amigos de los presos políticos vascos no tengan que hacer largos viajes para venir a vernos fuera de Euskal Herria, poniendo sus vidas en peligro. Nos parece un objetivo hermoso, que además no traería más que beneficio, para todo el mundo y sobre todo para el proceso de resoluciión. Aunque ellos tienen la llave, hacer lo necesario está en nuestra mano. Como se dice en la declaración, los miembros de EPPK actuaremos en ello con responsabilidad total. Daremos lo mejor que tenemos para lograr ese objetivo.